Misterio en la serranía cordobesa por la desaparición de cuatro mujeres
Desde hace tres semanas, buscan en Traslasierra a una chica de 14 años y se teme que haya sido asesinada; en febrero de 2014, en un lapso de diez días, se "esfumaron" dos mujeres, una de ellas con su hija
CÓRDOBA.- Traslasierra es sinónimo de tranquilidad, montaña, paisajes con arroyos, muchas caminatas, aire puro y práctica de yoga. Sin embargo, hace tres semanas que la incertidumbre y la angustia dominan esta zona en el límite entre Córdoba y San Luis. La falta de señales de Delia Gerónimo Polijo, la chica de 14 años que desapareció el 18 de septiembre, hace temer el peor final para su búsqueda denodada, pero aún infructuosa.
El nuevo caso, además, reavivó el misterio de otros dos casos irresueltos, con otras tres mujeres que están desaparecidas desde hace más de cuatro años: Silvia Gallardo y Marisol Reartes con su hija, Luz Oliva.
A los carteles de las recientes marchas por la aparición de Delia se sumaron otros con los rostros de estas mujeres, y sus nombres volvieron a repetirse fuera de sus círculos familiares. Con diez días de diferencia, en febrero de 2014, las tres desaparecieron. Nunca más se supo de ellas. Desaparecieron en el "agujero negro" de Traslasierra.
Delia fue vista por última vez entre las 16.19 y las 16.30 del miércoles 18 de septiembre. La cámara de seguridad de una estación de servicio sobre la ruta registró su paso, a pie, en dirección a su casa. A los pocos metros la cruzaron y saludaron unas chicas conocidas de ella. El resto son presunciones. Unos obreros que iban en moto afirmaron que podría haber sido ella una joven a la que vieron, a eso de las 18.30, caminando con un "tipo como de 30".
El abogado de la familia Polijo, Eduardo Cúneo, expresó su temor de que la chica haya sido violada por un conocido de ella y, después, asesinada. "Lo más probable es que ese conocido haya resuelto deshacerse de la prueba, que es ella misma".
Los Polijo llegaron desde Bolivia al pueblo cordobés que tiene el mismo nombre que su ciudad natal: La Paz. El padre, Mario, trabaja en un horno de ladrillos; la madre, Modesta, se dedica a la casa, a los chicos, y si aparece "algo" por la zona para ganarse unos pesos lo acepta. Viven en el paraje La Guarida, de la localidad serrana de La Paz.
El gobierno provincial ofrece una recompensa de $200.000 a quienes puedan aportar datos que colaboren con la búsqueda de la chica. Días después de la desaparición, los perros rastreadores de la policía encontraron un collar, unos aros y una pulsera que Delia había comprado aquel mismo martes. Estaban a unos 300 metros de su casa.
Los canes marcaron una casa y el auto de otro trabajador ladrillero. Las familias se conocen, pero, según Mario Polijo, casi no se tratan. El equipo forense analiza las cenizas del horno de ladrillos que está en el lote donde vive ese hombre con su familia. Todos fueron investigados, hasta ahora, sin resultados.
A los días de que se perdiera el rastro, los papás de Delia grabaron un video casero en el que le pedían que regresara. "Cuando vuelvas a la casa no te vamos a decir nada, ni una palabra, te vamos a recibir con abrazos fuertes. Te esperamos mucho, te necesitamos mucho. Tus hermanos también", decía Mario.
El cónsul de Bolivia en Córdoba se puso a disposición de la familia y se reunió con los investigadores y los compañeros de Delia en la escuela, el IPEM 137; dibujaron su silla con mensajes esperanzadores.
Historia repetida
El caso de Delia iluminó dos casos que en Traslasierra parecían olvidados. El 2 de febrero de 2014, a las 21.30, Marisol Reartes salió de su casa con su hija, Luz Morena Oliva. Nunca más se supo de ellas. Las sospechas de su familia apuntan desde el comienzo a Juan Murúa, un expreso que tenía una relación muy cercana con ellas. La Justicia secuestró un auto que tenía rastros de sangre, pero los peritajes dieron negativo. Se las buscó en Villa Mercedes (San Luis), de donde recibieron llamadas de alerta, pero las imágenes registradas por las cámaras no coincidían con ellas.
Este año, en marzo, se secuestraron prendas de mujer y de una niña en las cercanías del dique La Viña -también en Traslasierra- y se cotejó el ADN con los de Marisol y Luz Morena. Tampoco coincidían. Murúa no está imputado en la causa. También por este caso se ofrece una recompensa de 200.000 pesos por el aporte de información.
Diez días después de esas desapariciones, se produjo la de Silvia Gallardo, de 34 años. La hermana de la mujer sospecha del yerno.
"Si bien hay indicios o sospechosos por el caso, no están imputados como deberían, ni privados de libertad. Ella vivía con el yerno en la casa y tenía discordia porque él quería mandar más que ella. La tarde antes de desaparecer nos dijo que lo iba a echar de la casa porque estaba cansada y que si su hija se enojaba le iba a decir que se fuera con él", cuenta hoy Analía Gallardo.
Hace dos semanas, la familia se presentó ante el fiscal general de Córdoba, Alejandro Moyano. "Queremos visibilizar que en el interior de la provincia, y en particular en Traslasierra, los casos de mujeres desaparecidas quedan en la nada, sin respuesta desde el Estado, sin acceso verdadero a la Justicia ni al respeto de los derechos. Los procedimientos de investigación tienen irregularidades y una visible falta de recursos, capacidades y habilidades para actuar e intervenir en estas situaciones", sostuvieron.
El escrito que presentaron describe los cuatro casos de la zona. Y agrega: "Y no sabemos cuántos más hay, ya que para muchas familias es muy difícil hablar y denunciar cuando pasa algo malo. Queremos romper el silencio; saber qué pasó para poder seguir viviendo y que nuestro valle sea un lugar cada vez más sano y hermoso para vivir".
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