Misterio en Varela. “No encubrí a nadie, y si alguien cometió un delito, que vaya preso”, dijo el jefe de la Bonaerense
El jefe de la policía bonaerense declaró durante dos horas y media como testigo en la fiscalía que investiga la desaparición y el homicidio de dos jóvenes en Florencio Varela y deslindó responsabilidades en su subordinados
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El comisario general Daniel García, mandamás de la policía bonaerense, declaró durante dos horas y media como testigo ante el fiscal Daniel Ichazo, que investiga el asesinato de Lautaro Morello y la desaparición de Lucas Escalante, ocurridas el 9 de diciembre pasado en Florencio Varela y aseguró: “No encubrí a nadie, no voy a encubrir a nadie y si alguien cometió un delito, que vaya preso”.
La convocatoria para que el jefe policial declare como testigo se fundó en que, hasta el momento, hay un comisario inspector preso y un comisario mayor en la mira de los investigadores, ya que su hijo y su sobrino están detenidos, acusados de ser los presuntos coautores del homicidio y la desaparición.
El comisario inspector Sergio Argañaraz, que había sido apresado hace una semana, acusado de su presunta responsabilidad en el encubrimiento, había sido designado como interventor en la comisaría de Bosques, con jurisdicción en la zona en la que desaparecieron Lucas y Lautaro. Además, hace cinco días fue arrestado un oficial que se desempeñaba como ayudante del comisario mayor Francisco Centurión, padre de Cristian y tío de Maximiliano, los dos primeros detenidos del caso.
Si bien Francisco Centurión no fue acusado ni procesado por el caso, la quinta en la que vivía su hijo, cadete en la Escuela de Policía, Juan Vucetich, fue allanada anoche por investigadores y peritos de la Policía Federal, que levantaron muestras de sangre para ser analizadas y cortaron un bloque de contrapiso en el que se habían quemado una serie de elementos.
Esa vivienda está en la localidad de La Capilla, a pocos metros de la ruta provincial 53. Allí, según dijeron dos testigos y se verificó a partir de las grabaciones de las cámaras de seguridad, Lautaro y Lucas fueron vistos con vida por última vez.
El cuerpo de Lautaro fue hallado, carbonizado, una semana después de su desaparición, cerca del lugar en el que había sido encontrado, también quemado, el BMW 135 de Lucas. A pesar de los rastrillajes y de la recompensa de $4 millones ofrecida por el Ministerio de Seguridad de la Nación, todavía no se encontraron rastros del paradero de Lucas.
Durante la declaración testimonial, el jefe de la policía bonaerense indicó que una de las líneas de investigación que se siguieron apuntaba a la supuesta existencia de una relación entre Lautaro y Cristian, el hijo del comisario mayor, dueño de la casa allanada.
Sin embargo, cuando el representante del Ministerio Público de Berazategui le preguntó a García si tenía alguna prueba que avalara esa hipótesis o si los elementos que fundaron el seguimiento de esa línea de investigación se habían consignado en algún legajo reservado, el comisario general respondió que se había tratado de una pista entre tantas otras que se siguieron.
Uno de los cuestionamientos que la Justicia le hizo al comisario inspector Argañaraz fue que no aplicó las medidas necesarias para realizar un allanamiento en el momento en que la familia de Lucas le entregó un mensaje de audio del joven desaparecido, en el que le decía a un amigo que esa noche se encontraría con el hijo de un comisario que le daría vales de combustible que se usan para los móviles policiales.
Además, al comisario inspector le adjudicaron haber demorado dos días el allanamiento en la vivienda donde vive Cristian Centurión, a pesar de que había testigos que vieron a Lucas en la zona y de que la noche que desapareció le preguntó a un vecino dónde quedaba la casa del comisario. A este testimonio se agregó la declaración de otro vecino que manifestó que vio estacionado el automóvil de Lucas en la vivienda de Centurión.
Entre las tareas investigativas desarrolladas por Argañaraz también figuró haberle tomado la primera declaración a Cristian Centurión. En esa oportunidad, el hijo del comisario mayor declaró como testigo y dijo que no había estado con Lucas el 9 de diciembre pasado; sin embargo, las pruebas indicaban que el menor de los Centurión mentía.
Junto al fiscal Ichazo, en la declaración testimonial del jefe de la policía bonaerense estuvo presente el abogado Carlos Diéguez, representante de la familia de Lautaro.
Para la Justicia, “en fecha, hora y lugar indeterminados, pero con posterioridad al 9 de diciembre del 2022 a las 23, al menos dos acusados, que habrían sido identificados como Cristian Centurión y Maximiliano Tomás Centurión, estrangularon y propinaron golpes a Lautaro Morello, con claras intenciones de darle muerte, provocándole múltiples heridas en su cráneo y mandíbula, causando la muerte por estrangulamiento, ocasionándole así de forma deliberada un desmedido sufrimiento a la víctima. Se aprovecharon del estado de indefensión del mismo, para luego disponer del cuerpo del mismo, e incinerar sus restos”.
Más cadáveres
La desaparición de Lucas y el homicidio de Lautaro serían la punta del ovillo de una trama compleja que incluye los hallazgos de otros tres cuerpos.
Dos días después de la desaparición de Lucas, un vecino de Guernica, partido de Presidente Perón, alertó a la policía sobre el hallazgo de una camioneta Citroën Berlingo. Cuando los uniformados revisaron el vehículo hallaron dos cuerpos incinerados e irreconocibles.
A partir de una serie de elementos que tenían los cuerpos, por ejemplo unos brackets, se determinó que los cadáveres correspondían a Diego Segura y Silvio Vitullo, cuya desaparición en Burzaco había sido denunciada 24 horas después de la presentación del pedido de averiguación de paradero por Lucas y Lautaro.
La Berlingo patente OBL-040 dentro de la cual aparecieron los cuerpos de Vitullo y Segura tenía pedido de secuestro activo; había sido robada el 16 de abril de 2022 en la localidad de Villa Luzuriaga, partido de La Matanza.
Al principio de la búsqueda de Lautaro y de Lucas, en la comisaría de Bosques, donde se desempeñaba Argañaraz, les dijeron a los familiares que los cuerpos encontrados en Guernica eran los de los jóvenes desaparecidos. Pero, horas después, esa información fue desmentida por los policías.
A más de cuatro meses de la desaparición de Lucas y del homicidio de Lautaro, los investigadores hallaron indicios que confirmarían la vinculación entre ambos hechos.
El tercer cadáver de ese rastro macabro de cuerpos abandonados relacionados con el homicidio de Lautaro fue encontrado a 60 kilómetros de la zona donde fueron hallados los cuerpos de Lautaro, Vitullo y Segura. El 15 de diciembre pasado, los operarios de las topadoras que acomodaban la basura en el predio de la Ceamse, en José León Suárez, hallaron un cadáver entre la montaña de residuos.
Se trataba de un hombre, de 27 años, que presentaba varios huesos rotos. Para identificarlo, los peritos en criminalística y los forenses tuvieron que trabajar durante cuatro días. Uno de los técnicos obtuvo una huella digital que pudo ser comparada con la base de datos del sistema AFIS. El cuerpo correspondía a José Alexis Bordón, de 27 años, alias Tornillo, vecino de Maximiliano Centurión, en el barrio Villa Vatteone, de Florencio Varela.
Ante las sospechas de que los tres casos estén relacionados y que los responsables del homicidio de Lautaro y la desaparición de Lucas serían integrantes de una banda mixta formada por policías y delincuentes, los investigadores no descartan que, en las próximas horas, se concreten las detenciones de más oficiales superiores de la fuerza de seguridad bonaerense que habrían aportado la logística para mover y abandonar tantos cuerpos en el conurbano.
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