Milanesi y Guarino tampoco quebraron el silencio sobre el asesinato de Báez Sosa
Los únicos dos imputados que permanecen en libertad se negaron ayer a declarar frente a la fiscal Zamboni, y su abogado apeló las prisiones preventivas de los demás acusados
VILLA GESELL.- La estrategia de la defensa, al menos por ahora, sigue siendo solo una para los diez imputados por el asesinato de Fernando Báez Sosa y el camino en poco más de un mes es único: el silencio. Ayer, en su segunda declaración indagatoria, se mantuvieron callados Alejo Milanesi y Juan Pedro Guarino, los dos acusados como partícipes necesarios que seguirán el proceso en libertad. Sus ocho amigos detenidos por la misma causa enfrentaron anteayer similar instancia, pero con una singular variante: solo hablaron ante la fiscal Verónica Zamboni para criticar su accionar.
En el mismo sentido avanzó en las últimas horas su abogado defensor, Hugo Tomei, que formalizó la apelación a las prisiones preventivas que el juez de Garantías David Mancinelli dictó el pasado viernes sobre Máximo Thomsen, Ciro Pertossi, Enzo Comelli, Blas Cinalli, Ayton Viollaz, Lucas Pertossi, Luciano Pertossi y Matías Benicelli. Según fuentes judiciales, la receta fue la misma: no se refirió al hecho y se enfocó en los rechazos que encontraron sus pedidos de nulidad por supuestas irregularidades en la labor de la fiscal. Deberá resolver la Sala I de la Cámara de Apelaciones de Dolores.
Milanesi y Guarino acumulan dos "no" como únicos testimonios en el expediente. El primero fue expresado cuando se los invitó a declarar, acusados de homicidio premeditado por participación de dos o más personas. Lo repitieron ayer, después del mediodía, cuando en otra indagatoria se les propuso dar respuestas, ahora por aquel delito agravado por alevosía -en carácter de partícipes necesarios- y, además acusados, de lesiones leves por agresiones sobre cinco amigos de Báez Sosa.
Se especuló que estos únicos dos imputados que están libres desde hace doce días podrían aferrarse a esa condición, ya sea desde un cambio de abogado o una declaración que los confirme lo suficientemente lejos de la escena del crimen. Pero llegaron a la Fiscalía Nº 6 con su mismo defensor y la decisión tomada. Milanesi, acompañado por su madre, y Guarino, por su padre, médico, que en la puerta de la fiscalía debió atender de urgencia a una mujer descompensada. Cada uno de los jóvenes se sentó frente a la fiscal para rechazar la invitación a declarar.
El mismo móvil de transporte de detenidos que horas antes había trasladado hasta allí a sus ocho amigos detenidos en la Unidad Penal 6 de Dolores estaba de nuevo en la puerta de la fiscalía. Pudieron los imputados haber leído esa situación como un mensaje del riesgo de volver a prisión tras el interrogatorio. Ni se inmutaron. Tenían en claro que la escala no implicaba riesgos a su libertad: Zamboni los había citado para indagarlos por cargos más graves, pero con las mismas pruebas que tenía el pasado 10 de febrero, cuando le comunicó al juez que podía vincularlos con el crimen de Báez Sosa, aunque no tenía tantas evidencias como para mantenerlos en la cárcel.
Luego de estar frente a Milanesi y Guarino, la fiscal elevó un nuevo pedido de prisión preventiva para los ocho detenidos. Fue presentado ante el juez Mancinelli y tiene que ver con la nueva imputación contra ellos. Sobre los mismos hechos incorpora la alevosía como agravante y la acusación por lesiones leves contra amigos de Báez Sosa.
Fuentes judiciales explicaron a LA NACION que se trata de una formalidad que no modifica la situación de estos acusados, que permanecen aislados en la alcaidía de la cárcel de Dolores. Allí, ayer por la tarde, volvieron a recibir la visita de sus familiares.
Tomei, según pudo conocer LA NACION, insistirá en el ataque al desempeño de la fiscal. Ya presentó un pedido de recusación que debe ser resuelto por el juez Mancinelli. La querella, representada por el abogado Fernando Burlando, respondió que avala el desarrollo de la investigación. Lo curioso es que el propio defensor no asistió a la audiencia prevista para resolver su planteo. Todo parece indicar que la causa seguirá adelante en manos de Zamboni.
Los detenidos aprovecharon las indagatorias efectuadas anteayer para criticar a la fiscal y le dijeron en la cara que no van a dar testimonio mientras ella siga a cargo de la pesquisa. La trataron de mentirosa, la acusaron de engañarlos y de exponerlos a una privación de libertad bajo constantes amenazas de los reclusos y guardiacárceles.
También se sumaron quejas por las condiciones en que se los tuvo a la espera de esta última declaración. "Vine con la idea de declarar, pero estoy despierto desde las 5 de la madrugada y esposado con las manos atrás, y diez horas tirado en el piso en la fiscalía, sin comer", fue el testimonió de Luciano Pertossi, por escrito. Sobre el asesinato de Fernando no hubo palabras.
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