“Mi mamá nunca me creyó”. Su padrastro abusó de ella desde que tenía 10 años, la Justicia lo condenó y hoy está prófugo
En 2018, Rubén Alfredo Rivas, el violador de Melanie Saint Paul, fue condenado a 12 años de prisión; sin embargo, se fugó antes de conocer la condena; ella, que es hipoacúsica y difundió un video en redes sociales contando su historia, cree que podría estar en España o México
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Los primeros días de abril, Melanie Saint Paul, una joven de 28 años, subió por primera vez un video a TikTok. Empieza así: “Soy Melanie y soy sorda. Les voy a contar mi historia de abuso. Mis papás se separaron a mis ocho años y mi madre me llevó a vivir con su nueva pareja, que fue mi abusador. A los 10 años empezaron los abusos por parte de él. A los 12 años empezaron los abusos con acceso carnal”.
Intercalando fotos suyas de cuando era pequeña y también de Rubén Alfredo Rivas, su padrastro y violador, Melanie reconstruyó en ese minuto y medio parte de la violencia que destruyó, según sus palabras, su infancia y adolescencia: su padrastro abusó de ella en la casa que compartían en Las Lomas de San Isidro y luego en la de un barrio privado de General Pacheco, en Tigre. Cuando cumplió los 18 años, la joven pudo mudarse con su papá.
A los 19, Melanie logró poner en palabras la violencia sufrida y denunciar a Rivas, pero tuvo que esperar cuatro largos años hasta que en 2018 empezó el juicio oral, que duró tres días. Un mes después, llegó el veredicto: el Tribunal en lo Criminal N°6 de San Isidro lo condenó a 12 años de prisión por el delito de abuso sexual con acceso carnal. “Como agravantes se sumaban que él era mi padrastro, que vivíamos en la misma casa, que los abusos habían durado mucho tiempo y que tengo discapacidad”, explica Melanie.
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Sin embargo, la mañana de la sentencia, Rivas no se presentó a los tribunales para escuchar el veredicto. La Justicia se había negado al pedido del abogado de Melanie de que lo pusieran en prisión preventiva. Y Rivas se fugó. Hoy, cinco años después de haber sido condenado, el violador de Melanie está libre, prófugo, sin haber pasado ni un solo día tras las rejas.
“Por eso hago este video: para que me ayuden a difundir. Para que me ayuden a encontrarlo, por favor”, pide Melanie en el video que ya fue visto por más de 340 mil personas en TikTok. La joven es hipoacúsica, tiene dos implantes cocleares y conversa con LA NACION por videollamada desde su casa en la ciudad de Córdoba, donde vive con su marido y su bebé: “En 2030 va a prescribir la causa: hay que encontrarlo antes. Lo que más me preocupa es que siga lastimando a otras chicas”, agrega con desesperación sobre Rivas.
En otras palabras, si no lo encuentran de aquí a siete años, su pena va a quedar en la nada. Pasado ese tiempo, podrá reaparecer y moverse con libertad. Si lo encuentran antes, en cambio, deberá cumplir la totalidad de su pena en prisión.
Melanie tiene el pálpito de que Rivas está fuera del país. “Mi madre nunca me creyó y se quedó con él: se quedó con mi violador. Hace un mes ella se fue a vivir a España. Yo creo que sabe dónde está. Me gustaría ponerme en contacto con Interpol y que me ayuden por favor a encontrarlo, pero no sé cómo llegar a ellos”, dice la joven. Mientras tanto, el Ministerio de Seguridad de la Nación dispuso una recompensa de 500 mil pesos para quien pueda aportar información que permita detener a Rivas.
“Me arruinó mi infancia y adolescencia”
Melanie, que es hija única, tenía ocho cuando sus papás se separaron y su madre se puso en pareja con Rivas. A los pocos meses, empezaron a convivir, y los tres compartían una casa en Las Lomas de San Isidro. Fue allí donde comenzó la pesadilla: “Yo tenía 10 años y lo que recuerdo, porque muchas cosas se me borraron, es que empezó como un ‘juego’: estábamos en la cama y él ponía un papel en mis partes íntimas y lo buscaba, y me pedía que yo hiciera lo mismo con él. Después nos mudamos a un barrio cerrado cerca de Nordelta y ahí empezaron los abusos sexuales con acceso carnal”.
Con manipulaciones y amenazas veladas, Rivas le imponía el silencio. “Nunca le pude decir a mi mamá lo que me hacía. Sí le pedía por favor que se separara, porque él era violento y le pegaba a ella. Yo le decía que era una mala persona. Ella me respondía: ‘No, es bueno, nos lleva de vacaciones’. Me quería comprar por ese lado. Era lo mismo que me decía Rivas cuando yo me negaba a que me hiciera esas cosas: ‘Dale, yo te compro ropa, te llevo de vacaciones’. Sentía que le tenía que pagar porque vivíamos en una casa linda y todo eso”.
Como toda niña, Melanie era incapaz de comprender una violencia tan grande. Además, vivía con pánico a que Rivas las matara a ella o a su madre. “A mi papá, que vivía en Belgrano y siempre estuvo muy presente, tampoco le pude contar nada”, detalla la joven. En 2012, cuando cumplió los 18, a su madre y su padrastro no les quedó más opción que respetar la decisión de la adolescente de mudarse con su papá.
“¿Me preparás un café?”
En marzo de 2013, por primera vez, Melanie le contó a una amiga sobre los abusos de su padrastro. “Ella me dijo: ‘Contale ya a tu papá’, pero le respondí: ‘No, que quede entre nosotras, no quiero tener problemas, ya no voy más a la casa de mi mamá, ya pasó’”, recuerda.
Unos días después de aquella charla, en un cumpleaños familiar, Melanie compartió un asado con su madre y con Rivas. En un momento, pasó cerca de él y su padrastro le dijo al oído: “¿Cuándo vas a venir a casa a hacerme un café?”.
“Siempre que él me decía eso, era cuando pasaban los abusos. Ahí pensé: ‘Esto no se termina más’. Esa noche, cuando volví a la casa de mi papá, le conté todo. Él habló con mi mamá y ella nunca me creyó. Me llamaba, me amenazaba con que se iba a matar y yo caí en una depresión, pensando que tenía la culpa de todo por haber contado lo que pasó”, detalla Melanie.
Su papá la acompañó a la organización social Ayuda a Víctimas de Violación (Avivi), donde le asignaron una psicóloga con la que hizo terapia hasta hace dos años. Como Melanie todavía no se sentía psicológicamente preparada para hacer la denuncia, esperaron unos meses y finalmente fueron a hacerla a una fiscalía en San Isidro, en 2014.
“Recién dos años después, me hicieron la pericia. Es muy lenta la Justicia, demasiado”, reflexiona la joven. En marzo de 2018 fue el juicio oral. La mamá de Melanie, su madrina, su abuelo materno y otras personas a quienes ella había querido testificaron en su contra y a favor de su violador.
“Que parte de mi familia no me creyera fue muy doloroso para mí. En el juicio presenté mails que él me había escrito y en los que me preguntaba: ‘¿Cuando seas grande vas a ser mi novia?’ También testificaron amigas mías y mi fonoaudióloga, que habían visto cosas raras cuando venían a mi casa. Les conté a los jueces todo lo que me había pasado, delante de Rivas, que estaba sentado atrás mío. Yo tenía mucho miedo y pedí que me pusieran un policía al lado”, cuenta.
En los cuatro años que pasaron desde que hizo la denuncia hasta que empezó el juicio, Melanie vivió con miedo a que Rivas la buscara para hacerle daño. Iba por la calle con pánico, nunca estaba tranquila. En abril de 2018, el día de la sentencia, Rivas no se presentó. “Mi abogado había pedido que lo pusieran en prisión preventiva, pero los jueces dijeron que no, que no veían posibilidad de que se escapara. Cuando fueron a su casa a buscarlo, no estaba. Yo confié mucho en la policía, confié en que lo iba a encontrar”, se lamenta Melanie.
“Creo que mi madre sabe dónde está”
Desde 2019, Melanie, que trabaja en un banco, vive en Córdoba con su marido y hace un año se convirtieron en papás de un bebé. Cuando compartió el video en TikTok, fue con un único fin: pedir ayuda para encontrar a Rivas. “Faltan siete años para que prescriba la causa: hay que apurarse, porque parece un montón de tiempo, pero pasa rápido”, sostiene.
Está segura de que su madre sabe dónde está su violador. “Muchos dicen que es cómplice, otros que está negada. Por cómo mintió durante el juicio, me hace creer que ella sabía, pero no sé… Hace un mes se fue a vivir a España. Creo que es posible que Rivas esté allí o en México, ya que trabajaba para una empresa de ese país. Le di datos a la Justicia, pero me dicen que ellos ya cumplieron con su trabajo, que lo condenaron, que no es su responsabilidad buscarlo. Lo único que pido es que por favor lo encuentren y cumpla con su condena”.
Cómo colaborar
Aquellas personas que cuenten con información sobre Rubén Alfredo Rivas pueden llamar a la línea 137.
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