Médico y filósofo. Mariano Castex, el erudito que conocía todos los secretos de la ciencia forense
Creó la Academia Nacional de Ciencias Forenses y durante 35 años integró la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires.
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Mariano Castex, fallecido el domingo pasado a los 91 años, era un apasionado de la psiquiatría y por el estudio como pilar del crecimiento profesional y científico. Sus discípulos y alumnos lo definen como un erudito.
“Cuando hablaba de la medicina legal y la criminalística y de la ciencia forense, tenía la capacidad de relacionar el caso que explicaba con Aristóteles o Platón. Era, realmente, un erudito. Tenía personalidad cautivante que mostraba en cada charla en la que exponía sus conocimientos que parecían inacabables”, recordó un forense que acompañó a Castex en varios de los casos judiciales más importantes de la historia criminal argentina en los que fue consultado por el prestigio que tenía.
Con 22 años se recibió de doctor en Medicina en la Universidad de la República, en Montevideo, en 1954. Regresó a Buenos Aires, revalidó el título y se graduó en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, en 1960. Ese mismo año obtuvo el título de licenciado en Filosofía en la Universidad de El Salvador. Además, en 1999, obtuvo el doctorado en Derecho Canónico en la Pontificia Universidad Católica Argentina, Santa María de los Buenos Aires.
Fue sacerdote y, en octubre de 1953, fue detenido, acusado de formar parte de un grupo de jóvenes que planificó un atentado contra el entonces presidente Juan Domingo Perón. La Justicia acusó a Castex de formar parte de una serie de actividades para atentar contra la vida del mandatario. Después de pasar dos meses y medio preso, Castex y los restantes integrantes del grupo que había planificado el ataque fueron liberados, a partir de la aplicación de una ley de amnistía sancionada por el Congreso.
“Siempre me sentí atraído por la psiquiatría. Cuando tenía 14 o 15 años ya asistía al laboratorio del hospital neuropsiquiátrico Moyano”, recordó Castex en una charla realizada en el mencionado nosocomio.
Fue profesor titular de las cátedras de Medicina Legal de la Facultad de Medicina, de la Universidad de Buenos Aires (UBA); de Psicología Forense, en la Facultad de Psicología (UBA). Además, se desempeñó como profesor contratado invitado para las carreras de grado y posgrado del Departamento de Derecho Penal de la UBA.
“Hay una diferencia entre la psiquiatría asistencial y la forense. En lo asistencial, el dueño del secreto es el paciente. En la dimensión forense, el dueño del peritaje es el juez; a él le debemos la devolución no al paciente. De allí que yo debatía siempre con mis alumnos de psicología y les decía que, en lo forense, ellos realizaban un peritaje que constituía una prueba jurídica, no asistencial”, expresó Castex en el libro El secreto médico.
Castex creó la Academia Nacional de Ciencias Forenses y fue precursor en Derecho Penal con relación a la medicina y la psicopsiquiatría. Además, durante 35 años, integró la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires.
“Su presencia se sentía fuertemente en los plenarios. Participaba con intensidad, honestidad, y queriendo cambiar el mundo a sus noventa años. Muchos lo recuerdan con temperamental, visceral, y otros como genial, generoso, superlativo, y comprometido en sus acciones”, expresó la doctora Damasia Becu, Presidente de la Academia de Ciencias de Buenos Aires, al recordar a Mariano Castex.
Su labor ininterrumpida en el mundo de la ciencia lo convirtió en el académico con más antigüedad de todas las academias de la Argentina. Fue director del Centro Interdisciplinario de Investigaciones Forenses de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires.
“Era extremadamente generoso, tanto al compartir conocimientos como en el momento de acompañar a aquellos que lo necesitaban. En lo personal, lamento mucho su pérdida, además de haber sido mi profesor, me brindó su amistad durante muchos años”, expresó Daniel Héctor Silva, discípulo de Castex y médico psiquiatra y legista, especialista en toxicología y, actualmente, se desempeña como profesor de Deontología Médica en la Facultad de Medicina de la UBA. Desde 2015 integra como académico titular la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires.
Entre los aportes de Castex a la ciencia se destaca la creación del “Baremo para valorar incapacidades neuropsiquiátricas”. Según explicó Silva, se trata de una tabla que permitía fijar el grado del daño psíquico sufrido por una persona accidentada, a partir de estudios criminológicos avanzados.
“Mariano Castex fue un médico forense que hizo escuela en la Medicina Legal, especialmente en la psiquiatría forense. Tuvo una extensa trayectoria en la investigación biológica y psiquiátrica”, destacó Silva.
Castex también se desempeñó como investigador en el Conicet, donde trabajó como investigador independiente durante diez años. Mientras que en 1987 fue becario de la Fundación Rockefeller.
Su aporte académico incluyó una serie de libros, entre los que figuran: El filicidio, La capacidad para estar en juicio, Daño psíquico y Ciencia y Derecho.
En un rápido y breve repaso de sus numerosas intervenciones frente a tribunales, podrá mencionarse que Castex actuó como perito en expedientes que tuvieron como acusados a Hugo Conzi, condenado por el homicidio de Marcos Schennone; Diego Lagomarsino, procesado como responsable de entregar el arma a Alberto Nisman; Cristian Pity Álvarez y de Martín Ríos, conocido como “El tirador serial de Belgrano”.
En el caso Ríos, el dictamen de Castex fue clave para que se declare la inimputabilidad del joven que mató al joven estudiante Alfredo Marcenac en Cabildo al 1700.
Apasionado por su trabajo, Castex decidió hacerse cargo del caso Gil Pereg, el hombre que decía ser un gato. Convencido de que se trataba de un caso único, viajó a Mendoza y lo entrevistó en la cárcel de San Felipe.
“Estamos ante un insano, un enfermo mental, un demente en sentido jurídico que padece una parafrenia. Nunca debió haber llegado a la instancia de juicio. La parte cognitiva la tiene bastante conservada, pero todo lo que hace y dice lo hace desde una realidad paralela a la nuestra”, expresó Castex, en noviembre de 2021, al declarar como testigo durante el juicio oral que terminó con la condena a Gilad Gil Pereg, el ciudadano israelí que mató a su madre, Pyrhia Saroussy, y a su tía, Lily Pereg, en Mendoza. Castex concluyó que Gil Pereg era inimputable.
Durante el juicio, el tribunal adoptó otra posición y Gil Pereg fue condenado por matar a sus dos familiares. Fue una de las últimas intervenciones como perito de Castex.
Debido a las restricciones impuestas por la pandemia del virus Covid -19, declaró vía zoom en el juicio oral realizado en Mendoza, en noviembre de 2021. Su testimonio fue el más esperado. Todos querían escuchar lo que el maestro tenía para decir.
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