“Me robaron, me golpearon”: los detalles del robo de la falsa enfermera de Recoleta y la insólita defensa de la acusada
En su declaración indagatoria, la sospechosa, que fue procesada con prisión preventiva, sostuvo que la víctima le había regalado unos muebles y que ella fue a su departamento para que le devolviera el dinero que había pagado por el flete
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Eran las 22.30 cuando S. M. G., de 83 años, bajó a la planta baja desde su departamento y cuando abrió la puerta del ascensor exclamó: “¡Me robaron, me golpearon! ¡No me animé a gritar!”. Tenía las manos y los pies atados. El empleado de seguridad del edificio situado en Quintana al 300 no tardó en relacionar el hecho de inseguridad con la visita que, 45 minutos antes, había hecho una supuesta enfermera vestida con un ambo verde. Él la dejó pasar porque era normal que profesionales de la salud fueran a ver sus pacientes a domicilio. Pero la mujer era una impostora y, después de golpear a la víctima, se había ido con 427.000, el botín de su robo.
Todo ocurrió la noche del 31 de octubre pasado. La sospechosa, identificada por fuentes judiciales como N. C., de 51 años, fue detenida por la Policía de la Ciudad. La semana pasada fue procesada con prisión preventiva por el delito de robo simple. El juez en lo criminal y correccional porteño Manuel de Campos trabó un embargo sobre los bienes de la imputada hasta cubrir la suma de 2.000.000 de pesos.
La falsa enfermera conocía a la víctima y el departamento donde ocurrió el robo. Había trabajado como “cuidadora” un año, hasta que fue “desvinculada” tras llevarse unos muebles sin permiso,
“Se corroboró que N. C.ingresó en el edificio bajo el pretexto de brindar asistencia a la damnificada. Sin embargo, luego de acceder a su departamento, tras ganarse su confianza, la golpeó, la maniató y se apoderó de su dinero, para lo cual aprovechó el conocimiento que tenía previamente del lugar y de su víctima, tras haber sido empleada en ese lugar, como así también de la lógica confusión que le generó a la víctima, de avanzada edad”, explicó el magistrado en la resolución donde procesó a la sospechosa, a la que tuvo acceso LA NACION.
Según declaró la víctima en la denuncia que hizo en la Comisaria Vecinal 2A de la Policía de la Ciudad, N. C. le dijo que era enfermera de la empresa de medicina prepaga donde es afiliada y que la habían mandado para que hiciera un seguimiento de sus “afecciones”. Tenía un tensiómetro y un termómetro.
La víctima le ofreció un té. Cuando S. M. G. estaba en la cocina, fue sorprendida por detrás. “[la acusada] le tapó la nariz y la boca con su mano izquierda, mientras ejercía presión, y con su otra mano la tiró al piso, donde le propinó golpes en su rostro”, según el expediente judicial.
La falsa enfermera ató a la víctima de pies y manos con un pañuelo y le puso los brazos por la espalda para dejarla inmovilizada. “Luego, la llevó a la habitación, donde la sentó al borde de la cama. Después de revisar los cajones, le sustrajo 427.000 pesos y se fue del departamento”, explicaron fuentes de la investigación.
Al declarar ante los detectives policiales, recordó que en un tiempo atrás había desvinculado a una “cuidadora” porque se había llevado sin su permiso unos muebles.
Con el dato aportado por la víctima y tras analizar las filmaciones de las cámaras de seguridad, detectives de la Policía de la Ciudad pudieron identificar a la sospechosa y ubicar su lugar de residencia, en el barrio de Constitución. Fue detenida y se le secuestraron 15.500 dólares.
Cuando fue indagada por el juez de Campos, la sospechosa dio una insólita versión de los hechos. “Trabajé para la señora, tiempo atrás. Sigo llamando a los pacientes con los que trabajé porque les tomo cariño. En su momento, mientras trabajaba con ella, me regaló algunos muebles. También prendas de vestir. Yo me las llevé. Y al día siguiente me lo reclamó. En virtud de eso, se lo devolví. Lo único que le pedí es que me diera el dinero del flete. Pero no lo hizo. En todas las charlas que teníamos, me reclamaba que le diera un lado de una cortina. Como tenía un juego de cortina extra, un día se lo llevé, justamente el día 31 de octubre. Lo hice para compensar lo que ella me decía. No quería ser culpable. Fuimos a la cocina. Tomamos un té. Cuando me estoy por retirar del domicilio, le pedí que me devuelva la plata del flete. Ante esa situación esta mujer se puso muy violenta. Me pegó, me empujó. Yo pido disculpas a la señora si en el forcejeo se lastimó. La levanté de donde se había caído. La llevé a su dormitorio para que se componga. Y le pedí nuevamente la plata correspondiente al flete”, sostuvo la acusada, según el expediente judicial.
Y afirmó que la víctima le indicó que tomara dinero que había en la mesita de luz de la habitación. Ella, según sus palabras, agarró 20.000 pesos. “En ningún momento, la agredí, no la até ni nada. Yo le decía que necesitaba el dinero, porque tengo una nena discapacitada. Y una nena de 11 años. Mi marido es jubilado. No puede trabajar. Nada de lo que se denuncia lo hice”, afirmó la falsa enfermera.
El juez de Campos calificó el descargo de la sospechosa como descabellado. Al fundamentar la decisión de dictar la prisión preventiva, el magistrado afirmó: “No puedo soslayar la gravedad, el despliegue y la inteligencia previa a fin de materializar la conducta que se le atribuyó. Véase que a fin de concretar su designio delictivo, la imputada atacó a golpes a una persona de 83 años de edad, para desapoderarla de su dinero, lo que demuestra su manifiesto desprecio hacia la víctima. Además, conoce el domicilio de la víctima, al que concurrió varios meses después de ser desvinculada laboralmente a fin de perpetrar el suceso materia de investigación, de modo que debe disiparse cualquier conducta encaminada a hostigarla o intimidarla, en el caso de permanecer en libertad”.
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