Mataron a un policía que perseguía a jóvenes participantes de fiesta clandestina
Ocurrió en Mar del Plata; por el hecho detuvieron a un hombre de 69 años, que “refugió” a varios de los chicos perseguidos por las fuerzas de seguridad
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MAR DEL PLATA. Un oficial de la policía bonaerense de 30 años fue asesinado de un tiro en el tórax cuando perseguía a un grupo de jóvenes que protagonizaban incidentes tras haber participado de una fiesta clandestina en una vivienda de la zona sur de la ciudad. Por el crimen fue detenido un hombre de 69 años.
Diego Rozales, numerario de la comisaría 5ª, fue asistido en el lugar donde cayó por sus compañeros de la patrulla que intervino en primera instancia y por otros que llegaron de inmediato. Fue trasladado al Hospital Privado de la Comunidad, donde el policía falleció debido a que el proyectil le había provocado lesiones en órganos vitales.
En el lugar, también, fue arrestado Héctor Amílcar Morán, de 69 años, propietario de la casa desde donde se realizaron los disparos y en la que se habían refugiado algunos de los jóvenes que eran perseguidos por los uniformados desde el lugar donde se realizaba la fiesta clandestina.
Allí también se secuestró un arma de fuego que será peritada para determinar si fue la utilizada en este homicidio. Se trata de una pistola calibre 9 milímetros.
El fiscal marplatense Alejandro Pellegrineli, a cargo de la investigación, ordenó una serie de medidas en busca del esclarecimiento del hecho y en las próximas horas le tomará declaración al sospechoso del crimen, acusado de homicidio calificado por el uso de arma de fuego.
Diego Rozales formó parte de la comitiva policial que a las 4 de ayer participó de una intervención dispuesta por autoridades de la seccional 5ª. Debían verificar denuncias de vecinos que daban cuenta de la realización de una fiesta clandestina en una casa situada en Jorge Newbery y Pesquero Narwal.
Al llegar al lugar, según informaron fuentes de la pesquisa, los policías encontraron a casi un centenar de jóvenes en la calle; un grupo lanzaban piedras y pateaba las puertas de un taxi; al parecer, le recriminaban al conductor que no se había detenido para trasladarlos.
Al aparecer en escena el patrullero, los protagonistas de los incidentes comenzaron a escapar a la carrera y los policías fueron tras sus pasos. En esa instancia se sumó otro móvil a la persecución. Fuentes del caso dijeron que, según advirtieron los efectivos, uno de esos jóvenes exhibió o portaba un arma de fuego.
Ese sospechoso armado y otras 15 personas que huían cortaron camino a través de un terreno e ingresaron en una vivienda situada en Pesquero Quo Vadis al 3700, donde pretendieron esconderse o, al menos, buscar refugio.
La patrulla policial llegó hasta la propiedad; cuando estaban por ingresar, desde el interior abrieron fuego. Un proyectil dio en la axila de Rozales, que llevaba puesto un chaleco antibalas. Uno de los uniformados, en respuesta, disparó hacia la propiedad, aunque sin consecuencias. También se realizó una detonación de munición antitumulto dentro de la casa, contra una pared.
En esas circunstancias, dijeron fuentes de la causa, Morán dejó la pistola –de la cual no tenía permiso de tenencia ni documentación alguna–sobre un estante: levantó las manos y no opuso resistencia a su detención.
La investigación, según se informó, mantuvo a algunas otras personas demoradas, que ahora afrontan cargos por violación de domicilio y delitos federales vinculados al incumplimiento de las restricciones sanitarias. Entre ellas, algunos adolescentes que quedaron a disposición del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil, que dispuso la posterior restitución a sus padres.
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