Matar por matar: cayó el segundo adolescente acusado de torturar y quemar vivo a un chico de 13 años y filmar el crimen por placer
Uno de los homicidas, de 14 años e inimputable, había sido entregado a la Justicia por su madre; el cómplice, de 17, es buscado por la policía
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Detuvieron en las últimas horas al joven de 17 años acusado de haber asesinado, junto con otro menor, de 14, a Nicolás Alexander Cernadas, el chico de 13 años que fue quemado vivo en un descampado de Mariano Acosta, en Merlo. Otro adolescente, de 16, es buscado por su presunta participación el hecho. Según los primeros indicios recogidos por los investigadores, los homicidas habrían planeado el crimen porque le tenía “bronca y odio” a la víctima, a la que conocían del barrio, y que filmaron el ataque por “diversión”. Es decir: mataron por matar y por placer.
Cernadas estaba bajo tutela judicial, debido a que sus padres lo obligaban a mendigar desde que tenía 8 años. Vivía con sus tíos y la abuela de un compañero de colegio. Así pasaba sus días en ese contexto, de falta de contención familiar y fragilidad afectiva.
Al principio el homicidio fue investigado por el fiscal de Morón Claudio Oviedo, pero al comprobarse que los sospechosos eran menores, el sumario pasó a la fiscalía del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil. La fiscal de menores Aldana Zingg indagará al nuevo detenido en las próximas horas. Al tener 17 años, es punible, aunque en caso de una condena, recibirá una pena atenuada, menor de la que le correspondería en caso de ser mayor de edad.
En cuanto al chico de 14 años acusado de ser coautor del crimen, el juez de Garantías del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil podrá dictarle una medida de seguridad con el objetivo de tratamiento y resocialización, y hasta que pueda ser contenido en el seno de su familia. Pero esa medida de seguridad deberá cesar cuando el menor cumpla los 18 años.
Según las pruebas incorporadas al expediente, se determinó que ambos jóvenes mataron a Nicolás porque les divertía verlo sufrir y causarle daño. Además, los investigadores establecieron que los menores asesinos filmaron la agresión previa a la que sometieron a Nicolás, que derivó en el homicidio.
Debido a que carecía de un lugar fijo de residencia, nadie advirtió que la víctima había desaparecido hacía tres días. Ni sus tíos ni la abuela de su compañero de colegio realizaron la denuncia por averiguación de paradero. Su ausencia fue advertida en el barrio Parque San Martín, de Merlo, cuando comenzó a circular el rumor de que dos menores habían asesinado a un chico al que siempre hostigaban.
Entonces, los vecinos que conocían esa situación de agresividad permanente contra el chico de 13 años, abonaron la presunción de que la víctima podría ser Nicolás. Al mismo tiempo, los investigadores policiales y judiciales comenzaron a buscar alguna pista en las redes sociales.
Así fue que los responsables de la pesquisa comprobaron la existencia de conversaciones entre los acusados en una red social, lograron identificar a los agresores y encontraron elementos que los vinculaban con el asesinato de Nicolás.
“Gatooo. Mirá. Ya, ya. Lo encontraron en la zona donde lo dejamos”, le escribió al día siguiente del homicidio, el acusado de 14 años a su cómplice, al pie de una captura de pantalla con la imagen de un canal de noticias en el que se informaba sobre el hallazgo del cuerpo calcinado de la víctima.
“Nooo. Lpmm. Ya está, cagamos”, respondió el cómplice de 17 años detenido en las últimas horas.
Este fue uno de los diálogos entre los dos presuntos homicidas, que fueron utilizados por la Fiscalía del Fuero de Responsabilidad Juvenil de Morón para pedir las detenciones de los adolescentes.
Hay otro intercambio escalofriante, del que se obtuvo una captura de pantalla:
―Que sale. En un rato?
―No sé wacho, estoy todo roto
―Yo ando re con la cabeza a full por lo de ayer.
Y en respuesta a un mensaje de audio (cuyo contenido aún no fue descodificado), se dio el siguiente intercambio:
―Ya sé amigo. Pero queda el cargo de conciencia. Igual.
―Y sí.
—Lo hicimos verga.
―Sí.
“Por los audios que pudimos escuchar y por los textos que se escribían los autores, lo hicieron para divertirse y porque también le tenían bronca”, reveló uno de los detectives que participa de la investigación.
Ante la posibilidad de que los vecinos intentaran incendiar su casa, la madre del menor de 14 años acusado del homicidio de Nicolás decidió ponerlo a disposición de la Justicia y lo entregó en la comisaría 6ª de Merlo.
Esa reacción no alcanzó para calmar los ánimos en el barrio. Anoche fueron atacadas las viviendas de los dos menores sospechosos del asesinato. Las prendieron fuego. Entre los habitantes del barrio sabían que el chico y su cómplice acosaban y agredían a Nicolás y a otros menores. Además, acostumbraban filmar las palizas que le daban.
Al escuchar los mensajes de audio hallados en la cuenta de Instagram que quedó abierta en el celular del menor detenido –que entregó su aparato–, los investigadores determinaron que los agresores habían filmado el ataque y asesinato de Nicolás.
En esos mensajes se referían a cómo lo habían empujado al fuego, al sufrimiento que le causaban a la víctima y cómo se divertían con eso. Los investigadores interpretan que la filmación del asesinato estaría en el celular del adolescente de 17 años detenido hoy.
“Ahora, amigo, se va a venir toda la gorra encima”, dijo el sospechoso, de 14 años.
“Yo me voy para Florencio Varela. Ahí tengo amigos y me voy a hacer el aguante. Si me vienen a buscar voy a aguantar a los tiros”, respondió el otro adolescente. Nada de eso pasó. Ya está preso.
Quemado vivo
La autopsia determinó que Nicolás Cernadas tenía más de la mitad de su cuerpo quemado. Su tráquea quedó calcinada porque el chico respiró aire a altísimas temperaturas. Según determinó el médico forense que firmó el informe de la autopsia, el chico murió por un “paro cardiorrespiratorio traumático, provocado por lesión alveolar difusa causa por la exposición a una fuente de energía calórica”.
Esa conclusión tiene su correlato con la escena del crimen. El cuerpo de Nicolás fue hallado el lunes a la tarde por un vecino en un descampado situado en Ancaste y Gavilán, de Mariano Acosta. Vestía un pantalón deportivo negro, zapatillas blancas y una remera. Menos las zapatillas, el resto de las prendas y su cuerpo estaban parcialmente quemados.
A cuatro metros del cadáver, los peritos de la Policía Científica encontraron un pozo de diez centímetros de profundidad con cenizas y un tronco casi consumido por el fuego. Las quemaduras en el cadáver y la causa de la muerte de Nicolás serían compatibles con la exposición a las llamas en ese pozo.
“Allí lo empujaron; allí lo quemaron. Lo filmaron mientras se retorcía del dolor y allí lo abandonaron”, sostuvo, conmovido, uno de los investigadores policiales.
“Los audios que fueron investigando la policía decían que premeditaron todo para llevarse a Nicolás. Hay muchas cámaras que muestran que Nicolás y su amigo venían caminando. Iba totalmente engañado. Estos dos muchachos cuando llegaron en cierta hora de la noche dijeron que hacía frío e iban a hacer una fogata. Cuando tuvieron el fuego prendido, empezaron los ataques”, manifestó el tío del adolescente asesinado.
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