Matan a un fanático de las artes marciales con uno de sus sables de colección
La víctima, de 51 años, fue hallada desangrada dentro de la bañera de su casa, en el Barrio Oeste I, de San Miguel de Tucumán; los investigadores descartan el robo como móvil del crimen y creen que el asesino está herido
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El perro estaba en la calle, a media mañana, y ladraba. Eso extrañó a una vecina de Rafael Darío Uncos. Llamó a la puerta, y nadie atendió. Más extraño aún. La mujer llamó a su familia, y los padres, que tenían llave, abrieron la puerta. Una escena de horror es lo que encontraron: el hombre, de 51 años, cultor de las artes marciales, yacía muerto en la bañera, cubierto de sangre, con ominosos cortes que le fueron asestados con uno de sus cuatro sables típicos de la práctica de técnicas de combate oriental. No faltaba nada de valor en la casa, por lo que la principal hipótesis es que el crimen fue el epílogo brutal de una durísima pelea; hay claros indicios de que la víctima se defendió cuanto pudo y serias sospechas de que el asesino quedó herido. Desde ayer a la mañana, el Barrio Oeste I, de San Miguel de Tucumán, es pura conmoción. La policía y la Justicia se mueven en varias direcciones y, por ahora, no lograron identificar al homicida.
Según informó el Equipo Científico de Investigaciones Fiscales (ECIF) del Ministerio Público de Tucumán, Uncos, que practicaba karate, entre otras artes marciales, presentaba cortes de arma blanca de gran tamaño en distintas partes del cuerpo que le ocasionaron la muerte. Se asume que le fueron infligidas con el sable que desapareció de la casa, quizás una katana japonesa -el arma icónica de los samuráis- o su antecesora, el dao chino. Le asestaron dos grandes golpes con el mortal filo en la nuca, y uno en la garganta, letal. Pero el hombre también tenía cortes en los brazos, lesiones propias de un acto reflejo de defensa.
Los investigadores presumen que Uncos conocía a quien lo mató. Sospechan que es alguien que tenía acceso libre a la casa, o al menos medios para poder entrar, ya que ni puertas ni ventanas habían sido forzadas. El robo está virtualmente descartado. Como se dijo, no faltaban objetos de valor de la vivienda situada en Diagonal al 1100; de hecho, en el garaje había una moto que está registrada a nombre de otra persona que, según las primeras averiguaciones, mantuvo con el karateca una relación cercana que terminó recientemente. El rodado tenía manchas hemáticas, que por estas horas son analizadas por la policía científica tucumana para establecer si esa sangre es de la víctima o de su matador.
Por lo menos hasta esta hora no hay registro de entrada de pacientes con cortes sospechosos en los centros de salud de la capital provincial..
Medios locales informaron que en la escena del crimen trabajaron detectives de la División Homicidios y personal a cargo del comisario Diego Bernachi y la comisaria Juana Estequiño, además de peritos del Equipo Científico de Investigaciones Fiscales (ECIF). Los detectives, bajo indicaciones de la Unidad Fiscal de Homicidios 1a. analizan registros de cámaras de seguridad para detallar los movimientos en torno de la casa de Uncos en el Barrio Oeste I. También convocan a testigos para reconstruir la trama cotidiana y de relaciones de la víctima, mientras sus vecinos, familiares y amigos siguen las alternativas del caso sin lograr salir de su estupor.
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