“¡Matalo, es rati!”: Con el apoyo de Chocobar, un policía acusado de “gatillo fácil” reclama por justicia
El oficial Martín Rodríguez se encuentra procesado por un tiroteo ocurrido en 2018 en el que mató a un delincuente y e hirió a otros dos
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“¡Matalo! ¡Es rati!”. Eso escuchó el oficial de la Policía de la Ciudad Martín Ariel Rodríguez luego de ver a cinco hombres armados descendiendo de un Renault Logan con supuestas intenciones de robarle su auto en la madrugada del 24 de febrero de 2018, en el barrio de Liniers. Enseguida se inició un tiroteo. Uno de los asaltantes murió y otros dos resultaron heridos.
Ahora, a más de cuatro años del caso, la investigación dio un giro inesperado luego que el actual juez de la causa, Javier Sánchez Sarmiento, sobreseyera a los cuatro presuntos asaltantes y procesara a Rodríguez por homicidio calificado agravado.
“Tanto para mí como para mi familia fue un golpe muy grande la prisión preventiva. Soy el sostén económico del hogar. Tengo dos hijos. Pero más allá de eso, como policía de vocación y como un auxiliar de la Justicia que ama lo que hace, nunca creí que me iba a encontrar con la situación que tuve que vivir”, sostuvo Rodríguez, que ha vuelto a estar funciones, luego que se hiciera lugar al recurso de excarcelación.
Para el uniformado, la decisión de encarcelarlo fue arbitraria. “Siempre me mantuve a derecho y nunca entorpecí la causa” explicó Rodríguez, y señaló que, en el momento de enterarse de que sobre él recaía una orden de arresto, se entregó personalmente en el edificio Centinela, sede de la Gendarmería.
“Así y todo, en un principio el juez me negó la excarcelación y, con argumentos que contrarían lo que dicen los peritajes de la Gendarmería, decidió sobreseer a los asaltantes a pesar de que quedan muchos cabos sueltos en el hecho”, comentó.
Luis Chocobar, junto con la fundación de apoyo a policías que encabeza, acompaña al oficial imputado. “Hay una constante de la Justicia que, en este tipo de casos, condena a quienes velan por la seguridad en las calles”, afirmó Chocobar, que en mayo del año pasado fue condenado a dos años de prisión en suspenso por homicidio agravado por el uso de arma de fuego cometido con exceso en el cumplimiento de un deber, en el juicio por la muerte de Juan Pablo Kukoc, ladrón que poco antes de recibir el disparo había apuñalado en La Boca al turista norteamericano Frank Joseph Wolek. La defensa de Chocobar apeló esa sentencia.
“Nosotros no dejamos de creer en la Justicia y en que se descubra la verdad. Pero necesitamos que dejen de señalar y juzgar a la policía. Uno siente que socialmente se trata de culpar siempre al personal policial, por su accionar. Pero somos servidores de la justicia”, expresó Chocobar. Y agregó: “Creo que Martín, como me sucedió a mí, se encuentra desprotegido por la Justicia. Por eso estamos apoyándolo”.
El hecho por el que está imputado el policía Martínez sucedió el 24 de febrero de 2018, en las cercanías del hospital Santojanni, en el barrio de Liniers, mientras el oficial finalizaba con la guardia asignada en la zona. En ese momento, fue abordado por varios hombres armados, según contó en el expediente judicial.
“Eran aproximadamente las 3. Yo estaba en Cañada de Gómez y Patrón, en el interior del auto, con la puerta abierta y una pierna afuera del auto. Estaba aprovechando la luz del interior para llenar la planilla de servicio y terminar mi jornada de trabajo. De repente vi un coche frenar de golpe en la esquina y dar marcha atrás hasta la altura donde estaba ubicado yo”, detalló el oficial de la Policía de la Ciudad a LA NACION.
Seguido de eso, cuatro hombres, de los cuales al menos dos portaban armas, descendieron y le dijeron que se bajara del vehículo. Al ver que Rodríguez se encontraba uniformado, abrieron fuego contra él. No tardó en responder. En total, el oficial efectuó 16 disparos, un cargador entero, de los cuales al menos 4 llegaron a alcanzar a quienes él considera delincuentes.
Tras el enfrentamiento, heridos, los delincuentes se dieron a la fuga y se dirigieron al Hospital Santojanni, ubicado a unas pocas cuadras del lugar del hecho.
Según se puede apreciar en videos de cámaras de seguridad del lugar, uno ingresó en la guardia presentando heridas de arma de fuego; dos se quedaron en la puerta del hospital y el cuarto se dio a la fuga a pie, rengueando, aparentemente portando un revolver en la mano, por la calle Acassuso, en dirección a Cafayate. Finalmente, este último fue atendido en el Hospital Argerich, en La Boca, donde además fue detenido.
Dos de esos hombres se quedaron al lado del vehículo, compartiendo una bebida en una botella recortada, mientras que el quinto supuesto delincuente estaba muerto, en el asiento trasero del auto.
Alertados del tiroteo, la Policía de la Ciudad arrestó a los sospechosos y si bien en el automóvil no encontraron armas, en su interior hallaron cocaína y marihuana. Según indica la causa, los peritajes realizados por la Gendarmería dieron como resultado que tanto en la ropa de los supuestos ladrones como así también en el interior del coche había restos de de plomo, antimonio, bario, y aluminio indicando una, al menos, posible deflagración por el uso de un arma de fuego.
En un principio, los delincuentes aseguraron que los balazos habían sido producto de un robo del cual habían sido víctimas.
Finalmente, ocho meses después, todos coincidieron en que se encontraban camino a encontrarse con un amigo apodado “El Zurdo”, un supuesto camillero del hospital Santojiani. Consultado por los investigadores sobre la existencia de alguien apodado de ese modo, el coordinador del servicio de camilleros negó que allí trabajara alguien con ese alias.
“Unos cuanto meses después, la defensa de los asaltantes presentó a un supuesto testigo que dijo ser ‘El zurdo’ y trabajar en el Santojanni. Pero no presentó ningún recibo de sueldo ni aportó ninguna documentación. Tampoco nadie requirió al hospital averiguarlo. De todos modos, aunque sea un empleado del hospital, resulta absolutamente inverosímil que ese día a las 3 AM hubiesen ido a visitarlo”, detalló Fernando Soto, abogado del policía.
La causa inicialmente estuvo en manos de Roberto Oscar Ponce, a cargo del juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Nro 23, quien estuvo también al frente en la primera instancia del caso de Chocobar.
Ponce decretó, en marzo de ese mismo año, la falta de mérito tanto para los delincuentes como también para Rodríguez y, en 2019, el juez Javier Sánchez Sarmiento tomó la causa , con quien finalmente la causa dio un giro inesperado.
En mayo de este año ,el magistrado ordenó el sobreseimiento de los cuatro acusados y cambió la carátula de Rodríguez a “homicidio calificado agravado” por abusar de sus funciones como oficial de las fuerzas de seguridad. Una vez notificado del procesamiento, Rodríguez se presentó y quedó preso.
“Los delincuentes estuvieron presos un mes hasta que el juez Ponce se declaró incompetente. Tienen antecedentes. Dos, siendo menores, habían tenido una probation. Otros tienen causas por robo agravado, en banda y con armas. También nos enteramos que, después del hecho, uno fue detenido por robo. Esto se lo comunicamos al juez, pero le restó importancia. Con todos los elementos que presentamos los delincuentes están en libertad y mi cliente está procesado” expresó Soto
Para Martín Luis Sarubbi, otro de los abogados de Rodríguez , el procesamiento de su cliente representa un castigo hacia el accionar de las fuerzas de seguridad, “por el hecho de ser policía y portar un arma”. En ese sentido, el letrado insistió que su cliente actuó en legítima defensa y respetando las normas nacionales e internacionales.
“La verdad que no puedo entender el cambio de carátula más que por un fundamento ideológico. Porque las pruebas indican todo lo contrario. En todo caso, podría haber sido un exceso en la legítima defensa, que implica una pena mucho menor. Pero acá están negando las pruebas para beneficiar a los delincuentes y perjudicar a un policía” expresó el abogado.
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