Masiva marcha para pedir justicia por el albañil baleado frente a un hospital
Vecinos y familiares de José Luis González, muerto en un confuso episodio ocurrido el sábado a la noche, marcharon desde el barrio Melo, de Vicente López, hasta la comisaría 8a. de San Martín; insisten con que se trató de un caso de “gatillo fácil”
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Una multitud de vecinos del barrio Melo, ubicado en el límite entre San Martín y Vicente López, se movilizó con el objetivo de dejar en claro a la Justicia bonaerense que, para ellos, José Luis González fue víctima de un caso de gatillo fácil. De esta forma, familiares y amigos de la víctima -un albañil de 35 años, padre de cuatro chicos- manifestaron su rechazo a la versión expuesta por los policías implicados en el hecho, que ante la fiscal Gabriela Disnan, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) N°5 de San Martín, dijeron que se habían defendido de un ataque de González, que murió baleado frente al Hospital Belgrano.
“Marchamos hasta la comisaría 8a. de San Martín, ubicada sobre la calle 4 de Febrero al 520, en el barrio Villa Concepción. La esposa de Luis se acercó a los oficiales para decirles que solo queríamos pedir justicia y recordarlo pacíficamente. Vinieron muchas personas de diferentes barrios”, dijo a LA NACION David, sobrino de la víctima.
Y agregó: “Luego ingresamos al playón del hospital y en la escena del crimen, donde todavía hay una mancha de sangre, encendimos velas e hicimos un minuto de silencio para pensar en los momentos que pasamos con Luis. Luego, rezamos por pedido de una vecina. Y nos quedamos hasta que se apagaron las velas”.
Karen, otra joven del barrio, sobrina del hombre baleado, dijo a LA NACION: “Fue una marcha tranquila, con muchas personas que vinieron a hacernos el aguante para acompañar a mi tía y a los chicos. Pedimos justicia. Todos nos quebramos al prender las velas; nos preguntamos por qué tuvo que pasar esto”.
“Queremos justicia; que paguen los policías”, resumieron en el círculo íntimo del albañil asesinado, al hablar de la marcha en la que participaron los pequeños hijos de González junto a su viuda, donde diferentes carteles expresaban el malestar imperante en la zona, con leyendas como “sin justicia, no hay paz”, “basta de gatillo fácil”, “que esta muerte no quede impune” y “siempre te recordaremos como buen padre, esposo y amigo”.
Versiones contrapuestas
Los testimonios de los familiares del albañil asesinado se contradicen notoriamente con las diferentes versiones policiales que surgieron tras el homicidio. En el entorno de José Luis González señalan que el albañil y otros habitantes del barrio Melo les pedían tranquilidad a un grupo de policías que actuaban con vehemencia en el lugar por la presencia de un hombre alcoholizado que había roto el vidrio de un auto.
Esta discusión se precipitó rápidamente hasta llegar a un enfrentamiento verbal violento entre los agentes y los vecinos, que luego finalmente terminó en una pelea a mano limpia entre González y el policía que le disparó a quemarropa.
Tal como se observa en un video de las cámaras de seguridad del hospital enviado por la familia a LA NACION, el agente -tendido en el piso durante la pelea y rodeado al menos por otros cinco policías- apoyó su arma contra el tórax del muerto, y disparó. Niegan los familiares que el albañil muerto haya intentado robar un auto y también que haya apuñalado a un policía. En principio, las imágenes no dejan ver a ningún policía herido con un arma blanca, aunque aún hay videos que están siendo analizados por peritos de la Gendarmería Nacional.
Diferente es la primera versión que surgió proveniente de fuentes policiales y judiciales, en la que se cobró peso la hipótesis de que los vecinos defendieron a un delincuente que venía llegando en fuga hacia el asentamiento luego de un tiroteo en zonas aledañas.
Por otro lado, casi dos días después del homicidio, la agencia estatal de noticias Télam, difundió, sobre la base de la consulta a fuentes judiciales, una nueva versión de las declaraciones de los oficiales, en la que afirmaron que un policía sufrió heridas de consideración al ser atacado durante la discusión por un vecino, que presuntamente era González.
En esta versión, el borracho que rompió el vidrio de un auto es, por otro lado, acusado de intento de hurto.
Ni el muerto ni el acusado del presunto robo del vehículo, que ya fue liberado, tenían antecedentes penales. Por el momento, lo que se sabe es que las cámaras muestran cómo uno de los policías que disparó provoca a los vecinos y luego corre para refugiarse en el hospital, pero tropieza y es golpeado por González. Según los familiares, fue una pelea a mano limpia, sin armas blancas y que pudo haberse cerrado sin disparos, sobre todo por la cantidad de agentes que había en el lugar y que aparentemente estaban allí por una denuncia que nada tenía que ver con los vecinos del barrio Melo. Las declaraciones de los testigos dicen que el policía implicado pedía a gritos a la multitud que se disipara: “¡Yo soy el dueño de la calle, váyanse porque los voy a matar a todos!”.
Otro dato concreto es que en las siete horas posteriores al crimen ningún funcionario judicial -como tampoco agentes de la Gendarmería- se acercaron al lugar para dialogar con el grupo de cincuenta vecinos que pasó en vilo la madrugada del sábado, sobre la avenida de los Constituyentes, para intentar así reconstruir rápidamente qué había ocurrido en la escena del crimen.
La información oficial sostiene que cuatro testigos civiles, de los cuales no fue confirmada la identidad, aportaron declaraciones concordantes con las de los policías denunciados por la comunidad zonal, que permanecen en libertad, pero bajo investigación.
En las horas que siguieron al homicidio, solo fue trasladada para declarar -en una comisaría de la policía bonaerense- la esposa de González, que retornó totalmente quebrada a su vivienda el domingo cerca de las seis de la mañana. Esa noche, los vecinos acercaron a LA NACION una vaina perteneciente a un arma de fuego calibre .380 que estaba en la escena del crimen, y que no se corresponde con una pistola reglamentaria; también señalaron impactos de armas de fuego en las paredes de algunas casas del barrio. Por estos dos motivos, los vecinos y familiares de la víctima denuncian que la protesta que siguió al crimen fue reprimida con municiones de plomo.
Esa denuncia en algún punto sería concordante también con los videos grabados y publicados en redes sociales donde puede observarse cómo los policías primero disparan apostados desde el hospital y luego avanzan sobre los vecinos del barrio, casi en los accesos a los pasillos ubicado sobre la avenida.
“Limpiaron la escena después del crimen”, sostuvo pocas horas luego del homicidio un joven amigo de la víctima. Y, en esa línea, un segundo vecino aseguró: “Fue un claro caso de violencia institucional”.
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