Masacre de Wilde. Estuvo veinte años prófugo, pasó siete en prisión preventiva y lo volvieron a liberar
El excabo Marcos Ariel Rodríguez es uno de los nueve policías bonaerenses acusados de matar a cuatro inocentes a los que confundieron con delincuentes en una persecución, el 10 de enero de 1994; fue detenido en septiembre de 2014, en La Falda, donde atendía un almacén; ahora, la Cámara de Apelaciones decidió excarcelarlo por la demora en la realización del juicio por el caso de gatillo fácil, que aún no tiene fecha
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Una de las historias más bochornosas de la vieja “maldita policía” Bonaerense sumó, este mes, un nuevo capítulo. El único de los exuniformados de la fuerza que quedaba detenido, bajo arresto domiciliario, por la Masacre de Wilde, ocurrida hace 28 años cuando efectivos de Lanús persiguieron, dispararon más de 270 tiros y asesinaron a balazos a los ocupantes de dos autos al confundirlos con delincuentes, fue liberado por orden de la Cámara de Apelación de Lomas de Zamora, que consideró agotada la prisión preventiva que cumplía desde 2014.
Según informaron fuentes judiciales, el excabo Marcos Ariel Rodríguez, tras ser excarcelado, sigue imputado y a la espera de ser sometido a juicio junto a otros ocho exmiembros de la Bonaerense acusados de los asesinatos del remisero Norberto Corbo, sus pasajeros Claudio Mendoza y Enrique Bielsa, y el vendedor de libros puerta a puerta Edgardo Cicutín, que fueron confundidos con delincuentes en fuga durante un fallido procedimiento el 10 de enero de 1994.
Rodríguez se mantuvo prófugo más de 20 años hasta que fue detenido, en septiembre 2014, en un almacén que atendía en La Falda, Córdoba. No cayó gracias a la recompensa vigente de 100.000 pesos para quien aportara datos por su paradero, sino por el plan de pagos al que se había acogido para cancelar varias multas de tránsito. La Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) lo rastreó y lo encontró en la casa en la que vivía con su mujer y tres hijos, cerca del almacén. Entonces quedó a disposición del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°3 de Lomas de Zamora, asignado para el debate.
La libertad del expolicía, que desde 2019 estaba detenido en su casa bajo monitoreo del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB), se concretó el 3 de marzo, luego del fallo de la Sala I de la Cámara, que intervino ante un pedido de la defensa fundamentado en que llevaba más de siete años y cinco meses detenido sin que aún se haya fijado fecha de inicio del juicio. Las defensas de los nueve expolicías acusados de matar a cuatro inocentes hace 27 años volvieron a plantear nulidades y prescripciones; las querellas se opusieron y reclamaron que se incorpore nueva prueba, como los informes de la ex SIDE sobre el caso.
Rodríguez era el único de los nueve imputados que seguía detenido, ya que el resto está excarcelado.
”Es algo que veníamos previendo, sabemos que una persona no puede estar en prisión preventiva por más de cuatro años”, dijo a la agencia Télam Raquel Gazzanego, viuda de Edgardo Cicutín, una de las víctimas de la Masacre de Wilde. No obstante, cuestionó: “Esto no hubiese pasado si la Justicia no fuera tan lenta. Lo que hizo la Cámara es levantar la prisión preventiva porque no se celebra un juicio”.
El 25 de octubre del 2021 se realizó la primera audiencia preliminar del debate oral por el emblemático caso de “gatillo fácil” ocurrido hace más de 28 años, aunque una vez más las defensas lograron prorrogarlo con sus planteos.
Los acusados son, además de Rodríguez, los expolicías Osvaldo Lorenzón, Eduardo Gómez, Marciano González, Roberto Mantel, Hugo Reyes, Pablo Dudek, Julio Gatto, Marcelo Valenga. Estos dos últimos estuvieron vinculados con la investigación por el atentado a la AMIA. En el juicio por el encubrimiento y desvío de la pesquisa por el peor ataque terrorista cometido en suelo argentino, ambos dijeron que los efectivos de la División Unidad de Investigación Antiterrorista (DUIA) de la Policía Federal, que trabajaban en el caso bajo las órdenes del exjuez federal Juan José Galeano, los habían presionado para que implicaran en la preparación del atentado a su colega Juan José Ribelli, con quien habían compartido destino en la Brigada de Lanús, para la cual trabajaban cuando se produjo la Masacre de Wilde. Cuando declararon en ese juicio, Ribelli era su abogado.
La “Masacre de Wilde” ocurrió el lunes 10 de enero de 1994, cuando los policías de la Brigada de Lanús persiguieron y asesinaron a balazos a los ocupantes de dos autos, presuntamente al confundirlos con los de un grupo de delincuentes a los que buscaban.
De acuerdo a los peritajes, ambos vehículos y las víctimas recibieron unos 200 impactos de bala calibre 9 milímetros disparados con pistolas y al menos un subfusil Uzi.
En principio, los policías que intervinieron en el hecho fueron detenidos, aunque la Cámara de Apelaciones y Garantías los sobreseyó y liberó.
Tras apelaciones de familiares de las víctimas, en 2003 y en 2007 volvieron a ser sobreseídos, aunque la causa siguió su curso hasta la Suprema Corte de Justicia bonaerense, que ordenó reabrir el expediente.
La Masacre de Wilde tiene un único sobreviviente: Claudio Díaz, el conductor del Dodge 1500 en el que murió acribillado su amigo Cicutín.
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