Policías debieron luchar contra una serpiente que se había metido detrás de la rueda de una patrulla
Fue necesario el trabajo de dos oficiales para poder sacar a la boa lampalagua de la patrulla y luego liberarla en una zona de pastizales en la zona rural de Cacuí
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Oficiales de la Policía del Chaco, en medio de un fin de semana laboral agitado, debieron asistir a resolver un evento poco frecuente: atrapar a una serpiente boa curiyú o anaconda amarilla - también llamada lampalagua -, que circulaba en la madrugada del lunes por una avenida de la localidad de Fontana.
Pasadas las 3 de la mañana de hoy, vecinos del barrio Güemes de la localidad situada en el sudeste del Chaco, vieron reptar por el medio de la Avenida Marconi a un ejemplar de los boídeos argentinos más grandes, que pueden llegar a medir 4 metros y pesar hasta 30 kilos.
Tras la alerta de los vecinos llegaron efectivos de la policía provincial y de la Brigada Operativa Ambiental (BOA) y, al encontrarse con la serpiente, los oficiales tuvieron que luchar contra la misma porque se había colocado debajo de la patrulla y hasta se enroscó en una de las ruedas del vehículo policial.
Fue necesario el trabajo de dos oficiales para poder sacar a la lampalagua de la patrulla y luego liberarla en una zona de pastizales en la zona rural de Cacuí.
La más grande del país
Según detalla la dirección de Fauna Silvestre y Conservación de la Biodiversidad del exministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable, se trata del más grande de los boídeos argentinos, que llega a medir 4 metros, y su peso alcanza los 30 kilogramos. La dentición es de tipo “aglifa” (dientes macizos, carentes de canales por donde circula la ponzoña). Los dientes en realidad cumplen la función de sujetar a la presa mientras el ofidio envuelve y presiona hasta matar de asfixia a su presa. Su piel se considera valiosa tanto por sus escamas y diseño como por su tamaño. Manifiesta un importante dimorfismo sexual secundario; los machos adultos son notablemente más pequeños que las hembras.
Boa curiyú o anaconda amarilla o lampalagua, deriva de “Curú tijú”, que significa “espuma en la garganta”, y posiblemente se debe a la abundante saliva que se acumula en su boca cuando traga una presa.
La misma web detalla que su distribución ocupa unos 400.000 kilómetros cuadrados, abarcando la cuenca media del río Paraná y el río Paraguay, desde el este de Bolivia y sur de Brasil, a través del Paraguay, hasta los 31° Sur. En Argentina, donde se extiende por 120.000 kilómetros cuadrados, se ubica específicamente en las provincias de Formosa, Chaco, Corrientes, norte de Santa Fe, norte de Entre Ríos y sur de Misiones, aunque está principalmente asociada a la región del Chaco Húmedo u Oriental.
En nuestro país la especie habita, principalmente, en los ambientes de humedales (lagunas, esteros, bañados, cañadas y valles de inundación), siempre en proximidad de las cuencas de los ríos. Se la encuentra en zonas abiertas de tipo sabana o parque, detalla la exsecretaría.
Sobre la alimentación se informa que es mayoritariamente carnívora, consume principalmente: peces, anfibios, reptiles (pequeños yacarés), aves (garzas) y mamíferos (coipos y carpinchos) de mediano tamaño.
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