Maradona: un testigo dijo que Luque y Cosachov impidieron derivar a Diego a una clínica psiquiátrica
Se trata del médico Fernando Villarejo, jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos de la Clínica Olivos, donde el astro fue operado de un hematoma subdural en la cabeza
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Fernando Villarejo tienen 63 años y es médico hace cuatro décadas. Es jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos de la Clínica Olivos, donde el 3 de noviembre pasado, Diego Armando Maradona fue operado de un hematoma subdural en la cabeza. En las últimas horas declaró como testigo en la causa donde se investigan las circunstancias que rodearon la muerte del astro mundial del fútbol y, bajo juramento de decir la verdad, sostuvo que Leopoldo Luque y la psiquiatra Agustina Cosachov, dos de los siete imputados que tiene el expediente judicial, impidieron que el por entonces DT de Gimnasia y Esgrima La Plata fuera trasladado a una institución especializada para tratar la abstinencia de medicamentos y alcohol.
“En estas circunstancias se plantea la posibilidad a la familia, y también a los médicos de cabecera, de establecer una internación en una institución especializada, donde iba a poder ser guiado el tratamiento por especialistas. Nosotros no somos un centro de atención psiquiátrica, no podíamos tratarlo. Se llevó a cabo entonces una reunión el sábado siguiente al ingreso del paciente, y pusimos acompañantes terapéuticos como trampolín posterior para que pudiese ser derivado a esa institución. Sin embargo, ese día tanto Cosachov como Luque dijeron no estar de acuerdo. Hicieron llamados telefónicos, e impidieron la derivación del paciente a la institucion. Impidieron que dos psiquiatras que iban a ver al paciente para hacer la derivación al centro especializado, lo vieran”, afirmó el testigo según pudo reconstruir LA NACION de fuentes oficiales.
Para determinar si hubo un delito en las circunstancias que rodearon la muerte de Maradona, ocurrida el 25 de noviembre pasado en una casa alquilada del barrio privado San Andrés, en Tigre, el fiscal general de San Isidro, John Broyad, coordina un equipo especial de investigadores, integrado por su dos adjuntos, Cosme Iribarren y Patricio Ferrari, y la fiscal de Benavídez, Laura Capra.
Luque y Cosachov, al igual que otras cinco personas, están imputados de “homicidio simple con dolo eventual”, delito que prevé una pena de ocho a 25 años de prisión.
Como se dijo, Maradona fue operado el 3 de noviembre pasado y el 11 de ese mes fue “externado” y se instaló en una casa que le alquilaron en Benavídez, en Tigre, donde murió dos semanas después.
Villarejo recordó que hubo una reunión, de la que él no participó. “Se estableció que, dadas las circunstancias, que el entorno y sus médicos estaban de acuerdo, y el paciente quería irse, se iba a realizar una externación, que no era un alta médica, y que se iban con cuidados domiciliados a un centro que ellos consideraran adecuado. Dejamos asentado que no era lo adecuado a nuestro juicio para el paciente, por el entorno y las circunstancias. Yo examiné muchas veces al paciente. Él clínicamente estaba muy estable. No hacía suponer de ninguna manera ninguna enfermedad orgánica que impidiese su externación. Sí tenía muchas alteraciones vinculadas a cuadros psiquiátricos, estaba muy inestable. Desde el punto de vista clínico, contrariamente, estaba muy bien, como para darle el alta. Pero buen, son dos circunstancias que, si bien complementarias, son distintas”, sostuvo el testigo.
Sobre Maradona, el jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos de la Clínica Olivos, afirmó: “Él era de riesgo, era autoagresivo. No detectaba el riesgo. Él quería hacer las cosas que quería hacer, y el entorno se lo dejaba. Por ejemplo, si un paciente así quiere tomar alcohol o drogas, y uno se lo permite, está dejando que se autodestruya. El tratamiento debe consistir en que el paciente no maneje la situación, que no haga su voluntad”.
Cuando los representantes del Ministerio Público Fiscal le preguntaron, según su experiencia, si el paciente estaba en condiciones de ser externado, el testigo respondió: “Clínicamente sí, desde el punto de vista clínico. Pero me parece que no desde la patología psiquiátrica que presentaba. Se necesita otro entorno para resolver el problema que él presentaba. El entorno no iba a funcionar. Todos hacían lo que el decía, lo que va a en contra de un paciente autodestructivo”.
Tras esa respuesta, los fiscales indagaron sobre quién tomó la decisión de no trasladar al paciente al lugar donde a su criterio necesitaba ir. La respuesta fue contundente: “Nosotros planteamos la opción a un instituto de rehabilitación a cargo de nuestros psiquiatras, y de acompañantes terapéuticos. Cosachov y Luque no lo aceptaron. No lo quisieron. El lunes siguiente se realizó otra reunión, y se resolvió que se iba a externar en otras condiciones que ellos entendían más adecuadas, sin el alta otorgada por nosotros, y ellos asumiendo el riesgo”.
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