Maradona: "La actitud de Luque no era normal, todo era improvisado", dijo el médico Alfredo Cahe
Alfredo Cahe fue uno de los médicos que mejor conoció a Diego Armando Maradona y sus distintos problemas de salud. Lo acompañó y lo atendió en momentos críticos. En una declaración como testigo en la causa donde se investigan las circunstancias que rodearon la muerte del astro mundial de fútbol, el facultativo no tuvo dudas y dijo: "Él debía estar en terapia intensiva con control de neurocirujanos, terapistas, con control del corazón constante y continuo. Era la única opción". Según lo que surge del expediente judicial, nada de lo que explicó el especialista sucedió en la casa de Tigre donde el histórico capitán del seleccionado nacional fue trasladado después de ser operado de un hematoma subdural en su cabeza.
Cahe declaró como testigo ayer a la tarde y su testimonio fue considerado contundente por los investigadores. LA NACION pudo reconstruir las palabras del médico a partir de consultas con fuentes con acceso al expediente.
El testigo fue duro con el trabajo profesional de su colega Leopoldo Luque, una de las personas bajo sospecha en la causa: "Ese resultado [la muerte de Maradona] era totalmente evitable. Con un correcto seguimiento y control era evitable. La actitud de Leopoldo Luque no era normal, todo era muy improvisado. Las anormalidades son muy groseras al menos desde mi punto de vista".
"Es muy simple detectar que hubo negligencia. Diego tenía que tener un control médico clínico permanente. La medicación psiquiátrica si es la que trascendió le exprimió el corazón", afirmó Cahe.
El testimonio de Cahe comenzó con un relato detallado de cómo fue su relación profesional con Maradona. Recordó que su primer contacto con el 10 fue en 1978 y que lo atendió, con algunas interrupciones, hasta 2009.
"En 2004 Diego fue internado en la Clínica Sacre Cuor donde se lo sometió a una cirugía en la cuál se tomó una muestra del miocardio y se envió a hacer la biopsia a los Estados Unidos, donde se nos informó que Maradona sufría de una cardiopatía adictiva", recordó Cahe.
Bajo juramento de decir la verdad, el facultativo afirmó que cualquier médico que atendía a Maradona lo primero que debía hacer era tratar su problema de corazón. "Era de público conocimiento los problemas cardíacos de Diego. Él presentaba hipertensión arterial y arritmia frecuentes", afirmó Cahe.
Para determinar si hubo un delito en las circunstancias que rodearon la muerte de Maradona, ocurrida el 25 de noviembre pasado, el fiscal general de San Isidro, John Broyad, coordina un equipo especial de investigadores, integrado por su dos adjuntos, Cosme Iribarren y Patricio Ferrari, y la fiscal de Benavídez, Laura Capra.
Los investigadores trabajan bajo la hipótesis de que hubo una mala praxis en la internación domiciliaria que derivó en la muerte de Maradona , ocurrida el 25 de noviembre pasado.
El artículo 84 del Código Penal, prevé una pena de entre uno y cinco años de prisión a quien por imprudencia, negligencia o impericia en su profesión causare a otro la muerte. Bajo sospechan están el Luque y la psiquiatra Agustina Cosachov
Cahe recordó que como médico de Verónica Ojeda, madre del hijo menor de Maradona, Diego Fernando, fue a la Clínica Olivos, donde en noviembre pasado el ídolo futbolístico había sido operado. "Para mí, al evaluar la situación, desde el punto de vista médico, Diego debía estar en terapia intensiva. Es por ello que decidí hablar con Luque y le consulté quién lo había operado y no me contestó. Yo lo vi una sola vez, fue un sábado eso. Me dejaron verlo a Diego, pero todo me parecía extraño. Luque nunca se explayó conmigo como médico ni me dio información pese a mis pedidos, [solo] respuestas vagas. Le pregunte si había un clínico permanente atendiéndolo a Diego y me dijo que no".
Cahe, según dijo, no pudo ver otro día a Maradona. Le dijeron que estaba dormido. "En ese instante, le consulté a Luque [en una comunicación telefónica] que harían con Diego y me dijo que iban a hacer una conferencia con todos los familiares porque lo iban a trasladar a otro lugar. Le manifesté que tenía que ir a un lugar con terapia intensiva y donde se atiende a adictos muy agudos. Yo presumí que había algo raro por las respuestas de Luque", dijo el testigo.
El 12 de noviembre, Maradona fue externado de la Clínica Olivos y se fue a vivir a una casa que le alquilaron en el barrio privado San Andrés, en Tigre.
Antes de que Diego dejara el centro de salud se rubricó un documento firmado por Luque, dos de las hijas de Diego, Gianinna y Jana, y el director médico del centro de salud de la Clínica Olivos, Pablo Dimitroff, donde se afirmó que Maradona no tenía el alta médica, sino una externación y que Swiss Medical había propuesto continuar con un tratamiento psiquiátrico, clínico y de rehabilitación y toxicológico bajo la modalidad de internación en un centro de rehabilitación.
En uno de los párrafos se definió a Luque y a Cosachov como el "equipo médico tratante" y se sostuvo que los profesionales "prescribieron, y la familia aceptó, el seguimiento y atención médica domiciliaria del paciente", y solicitaron a Swiss Medical acompañamiento con cuidados domiciliarios de enfermería y acompañamiento terapéutico".
"Luego del deceso de Diego, me enteré por los medios del lugar vivía Diego cuando murió. Desde mi punto de vista era lo menos indicado, porque él debía estar en terapia intensiva con control de neurocirujanos, terapistas, con control del corazón constante y continuo. Era la única opción", dijo Cahe.
Ante preguntas de los representantes del Ministerio Público Fiscal sobre los controles que debía tener un paciente que sufría la patología cardíaca similar a la de Maradona, Cahe explicó: "Por su cuadro cardíaco había que controlarlo obviamente todos los días. Cada cuatro o seis horas como máximo. La patología cardíaca requiere una hidratación continua. Diego tenia que tener un control médico clínico permanente. La casa donde fue alojado debía tener cuanto menos un desfibrilador, que actualmente viene todo equipado con tubo de oxígeno y una enfermera permanente. La enfermera debe controlar la presión arterial, el ritmo cardíaco y la alimentación, es fundamental ese control para después tomar decisiones. Ese control debe darse cada 4 o 6 horas, el debía estar monitoreado constantemente y evidentemente no pasó. Fueron disminuyendo de calidad de atención y controles pese a su delicado estado de salud. Es lo que se nota a todas luces".
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