Mandó a su hijo de 5 años a robar y agredió a la dueña del comercio que salió a la calle a increparla
Un episodio violento ocurrió en un cotillón de Ramos Mejía, donde una mujer envió a su hijo a robar y, tras ser descubierta, atacó a la empleada del local. La escena quedó registrada por las cámaras de seguridad y generó indignación entre los vecinos.
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Una madre envió a su hijo de cinco años a robar en un cotillón de Ramos Mejía y, al ser descubierta, reaccionó agrediendo físicamente a la dueña del local, que salió del comercio a buscar al niño e increpar a quien lo había mandado a delinquir. El incidente, captado por cámaras de seguridad de la cuadra, generó alarma entre los vecinos y comerciantes de la zona.
La secuencia comenzó cuando un niño pequeño ingresó en el cotillón y tomó algunos juguetes de las góndolas exhibidoras cercanas a la entrada. Claudia, la propietaria, advirtió el robo y lo interceptó antes de que abandonara el comercio. Fue en ese momento que la madre del niño, que aguardaba en la puerta, reaccionó enojada y empezó a insultar y amenazar a la dueña y a su hija, empleada en el lugar.
En un momento de tensión, la mujer tomó a la hija de Claudia por el cabello y comenzó a agredirla físicamente. Según testigos, la situación empeoró cuando el niño empezó a imitar el comportamiento de su madre, lanzando insultos y pateando la puerta del local. Las cámaras de seguridad captaron la agresión, y en el video se puede ver cómo la mujer tomó violentamente a la empleada, mientras el niño observaba y, enseguida, participa de la escena.
Un cliente que se encontraba en el lugar intervino y logró separar a las mujeres, evitando que la situación continuara. Sin embargo, tras retirarse del local, la madre del niño lanzó amenazas desde la vereda, asegurando que volvería para atacar a las empleadas. Esta intimidación generó inquietud entre las víctimas, quienes decidieron realizar una denuncia policial en la comisaría local.
Vecinos y otros comerciantes de Ramos Mejía comentaron a LA NACION que la mujer es conocida en la zona y que estos episodios no son aislados. De acuerdo con relatos de la comunidad, suele verse a la madre acompañada de sus hijos, a quienes envía a realizar pequeños robos mientras ella espera afuera de los comercios. En redes sociales, el video de la cámara de seguridad rápidamente se volvió viral, generando indignación entre quienes temen que estos casos de violencia y robo se vuelvan algo común. “Entra con los chicos y si te descuidás, te sacan algo; parece que les enseñan a robar”, comentó un residente de la zona.
Claudia, la dueña del cotillón, expresó su frustración y la sensación de inseguridad que enfrenta al vivir esta clase de episodios. Su hija, quien resultó agredida físicamente durante el altercado, fue atendida en el Policlínico de San Justo, donde le realizaron placas y curaciones por los golpes. Según el testimonio de Claudia, los robos menores son cada vez más frecuentes y en muchos casos los responsables son menores enviados por adultos.
Otro vecino declaró que la mujer ha estado en conflictos similares en otros negocios y que, cuando es enfrentada por el personal, se torna violenta. “Es muy conocida acá en el barrio, pide cosas, se enoja si le decís que no, y ahora pasó a esto de pelearse con la gente”, relató un comerciante cercano a LA NACION. La comunidad, preocupada, ha optado por compartir sus experiencias en redes sociales para advertir a otros residentes y tomar precauciones.
La dueña del cotillón y su hija presentaron una denuncia en la comisaría de La Matanza, manifestando su preocupación por las amenazas recibidas. En su declaración, describieron la agresión y detallaron cómo la mujer reiteró sus amenazas de regresar al local con intenciones de atacarlas. Las autoridades locales tomaron nota de la denuncia, y la investigación continúa mientras se intentan recopilar más pruebas y testimonios.
El uso de menores en estos episodios ha planteado un dilema en la comunidad. Algunos comerciantes han señalado que la presencia de niños en actos delictivos crea un vacío legal que dificulta la intervención policial y las sanciones. Las autoridades indicaron que la situación es delicada, ya que se trata de menores de edad utilizados para cometer hurtos y que, en muchos casos, estos incidentes quedan sin resolución.
Desde la policía de La Matanza señalaron a LA NACION, tras la denuncia, se están evaluando posibles medidas para reforzar la seguridad en la zona y prevenir futuros incidentes. No obstante, los vecinos expresaron su deseo de contar con una mayor presencia policial, ya que, según relatan, estos robos menores han aumentado en frecuencia, especialmente en áreas comerciales.
Los residentes y comerciantes de Ramos Mejía afirmaron que este tipo de situaciones se ha vuelto más común en los últimos meses y que temen que las autoridades no tomen medidas efectivas. “Queremos que alguien nos escuche; vivimos con miedo de que cualquiera venga a robarnos, y encima con niños”, comentó a este medio, otro comerciante afectado.
La investigación del incidente continúa en curso, mientras la policía local intenta identificar a la agresora y recopilar testimonios adicionales. Las autoridades señalaron que reforzarán la vigilancia en la zona de Ramos Mejía en los próximos días y alentaron a la comunidad a realizar denuncias ante cualquier situación similar.
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