“Madoff argentino”. La defensa de Enrique Blaksley pidió discutir “cara a cara”, en una audiencia, el fin de la prisión preventiva
Prevé reiterar el argumento de que en abril venció el plazo extraordinario de extensión de la medida de coerción, y repetirá que la fianza de $450 millones que se le impuso es de cumplimiento “imposible”
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Enrique Juan Blaksley Señorans está preso desde abril de 2018, acusado de lavado de dinero y asociación ilícita, y de haber estafado a al menos 318 personas que depositaron sus ahorros en inversiones de la empresa Hope Funds. Juzgado desde febrero pasado junto con otras 17 imputados en una megacausa que le valió ser conocido, a partir de su caída, como “el Madoff argentino”, reclama insistentemente ser excarcelado, bajo el argumento central de que lleva tras las rejas más que los tres años de plazo máximo excepcional de una prisión preventiva. Hasta ahora, lo único que consiguió es que el Tribunal Oral Federal N°4, que está a cargo de su caso, le permita seguir detenido en su casa, previo pago de una fianza de 450 millones de pesos, que hasta ahora se convirtió, para el acusado, en un escollo infranqueable.
Tras la última serie de reveses a sus presentaciones por escrito tendientes a que, en caso de que no se admita el cese de su prisión preventiva por haber superado el límite máximo previsto en el Código Procesal, al menos se le permita reemplazar la caución real por todos los bienes muebles, inmuebles y societarios que le fueron embargados, reducir el monto hasta cubrirlo con una propiedad de su hermana o a que se le conceda la prisión domiciliaria con el aval de cinco fiadores, ensaya una nueva estrategia: el abogado Mariano Varela, defensor de Blaksley, pidió al Tribunal que se le conceda con urgencia una audiencia oral para exponer argumentos.
Lo hizo -según surge de su presentación ante la Justicia, a la que accedió LA NACION- por considerar que el fárrago de sucesivas presentaciones y contestaciones por escrito de las partes ante aquellos planteos convirtió la discusión sobre la prisión preventiva de Blaksley en una suerte de “teléfono descompuesto” que, en opinión del abogado, “ha contaminado las resoluciones” dictadas por el tribunal, que el próximo jueves llevará adelante una nueva audiencia en el juicio oral que comenzó en febrero pasado y que, según se prevé, concluiría recién el año próximo.
“Sin perjuicio de lo que VVEE [vuestra excelencia] resuelva con respecto al pedido formulado por mi defendido con fecha 5 de agosto, vengo a hacer saber al Tribunal que preside que no habré de realizar nuevas presentaciones, ni de mi parte ni de mi asistido, por este medio escrito, y lo habremos de hacer oralmente en el juicio que se está llevando adelante”, suscribió Varela.
“Teniendo en cuenta que la próxima audiencia es el 26 de agosto, y habida cuenta de que que esta defensa habrá de solicitar el cese de la prisión preventiva por el simple hecho de encontrarse vencido el plazo que prevé el art. 1º de la Ley 24.390 [de ejecución penal] para mantener bajo prisión preventiva a una persona sin que haya recaído sentencia [...] y que el propio Ministerio Público Fiscal ha propiciado, mediante dictamen del 25 de febrero de 2021, el cese de la prisión preventiva que viene sufriendo mi defendido [...], y a que las audiencias de debate han sido fijadas, sin ninguna justificación, con un intervalo mayor al que prevé el ordenamiento procesal, vengo a solicitar que se fije audiencia con expresa habilitación de días y horas al efecto solicitado”, reza el escrito, presentado este martes.
Oposiciones
Al referirse al “pedido” formulado por Blaksley el 5 de agosto, se refiere a la presentación en la que ofreció como caución todos los bienes que le fueron embargados y los que pudieran aparecer a futuro -parte de un supuesto “patrimonio oculto” que se le atribuye y que, objeta, nunca se ha demostrado que tuviese- y, subsidiariamente, la sustitución de la caución real por una caución personal con cinco fiadores o, en su defecto, “una reducción de caución para que se torne viable”, equivalente al valor del inmueble que la hermana del presidente de Hope Funds, Mercedes Blaksley, afectó oportunamente a la causa para lograr la excarcelación de su cuñado Federico Dolinkue, otro de los imputados en el caso.
Sobre ese requerimiento, la mayoría de las demás partes del proceso ya emitió su opinión negativa y manifestaron su oposición a que se le conceda aquella morigeración en reemplazo de la que ya impuso el tribunal el 5 de marzo pasado, consistente en la prisión domiciliaria, monitoreada por GPS a través de una tobillera electrónica, previo depósito de $450 millones por sí o a través de una tercera persona.
El fiscal federal Abel Córdoba, que el 25 de febrero pasado había dado su aval a la prisión domiciliaria de Blaksley con control por tobillera electrónica y otras condiciones que le impidieran entorpecer el curso del proceso en marcha y en plena etapa de juicio, se opuso ahora a que se tomen en reemplazo de la caución real de $450 millones “todos los bienes muebles e inmuebles, derechos y acciones de sociedades” embargados en esta causa “por cuanto dichos bienes están confiscados a los fines de garantizar la pena pecuniaria, eventual reparación a las víctimas, multas y costas”, por lo que consideró que la sugerencia de la defensa del presidente de la fallida Hope Funds “resulta incompatible con el objetivo propio del instituto del cual estamos hablando que fuera creado para garantizar la sujeción del nombrado al proceso y a la eventual la ejecución de la sentencia mediante una contracautela económica”.
Sintia del Carmen Musso, abogada de la AFIP, una de las partes querellantes en la causa, también se opuso a que se deje sin efecto la multimillonaria fianza o que se la sustituya por los valores embargados, prácticamente con los mismos argumentos que el fiscal Córdoba.
La respuesta más dura llegó de la mano de Ezequiel Altinier y Gonzalo Romero Victorica, abogados de un número importante de damnificados por la caída de Hope Funds. Ellos y Blaksley tienen una enemistad manifiesta. Por eso, quizás, los letrados no ahorraron epítetos y calificativos para fustigar a su contraparte y negarse a que se le conceda cualquier beneficio que le permita dejar el penal de Ezeiza a quien consideran “el cabecilla central” del entramado de sociedades y maniobras en las cuales desaparecieron millones de pesos de inversionistas de Hope Funds.
“El procesado Blaksley, con la desvergüenza que lo caracteriza, insiste por volver lo más pancho a su casa. Para ello, pretende que se le exima de cumplir con la caución real impuesta; en su defecto, que se la cubra con los bienes embargados en autos; en su defecto, se tome una casa de una de sus hermanas como garantía; o, por fin, se le acepten fiadores… a los que ni siquiera identifica [...] Va de suyo, señores jueces de Cámara, la impertinencia de semejante pretensión.
“Merece destacarse la notable burla a la inteligencia de todos nosotros el pretender que los bienes embargados (por cierto, bastante pocos teniendo en cuenta la enormísima fortuna de la que se apropió ilegalmente, y que mantiene bien oculta con toda su mafiosa organización transnacional bien activa) sean destinados a cubrir el monto de la caución. ¡Cómo si esos bienes fueran de él! Solo falta que ofrezca en caución el Obelisco, o los buzones que supieron adornar las calles de esta ciudad”, sostuvieron en su contestación.
Como bien sabemos todos, no estamos frente a un caso sencillo, de criminalidad simple. Se está enjuiciando una multiplicidad de muy sofisticadas maniobras de criminalidad económica como jamás se han visto antes en nuestros anales judiciales en magnitud y complejidad semejantes, llevadas adelante durante muchísimo tiempo por diversos sujetos muy peligrosos –en su gran mayoría, altamente calificados en lides delictivas-, perfectamente coordinados, que contaron –¡y cuentan!- con infinitos recursos económicos que les han permitido -¡y aún les permiten!- montar y desplegar todo un complejo entramado, tanto en nuestro país como en muy diversos países de varios continentes (cuanto menos: Europa, África, Asia y América –del Sur, Central y del Norte-) para ocultar maniobras y el fruto de sus delitos: muchos -¡¡¡muchísimos!!!- millones y millones de dólares. Nuestros mandantes, al igual que una infinidad de personas más (muchas de las cuales ni siquiera están identificadas en estos obrados), han sido víctimas directas de todo ello.
“Este sujeto es altamente peligroso, y así ha quedado expuesto reiteradamente desde que se iniciaron estas actuaciones [...] La soberbia de este vanidoso personaje (mejor dicho, autopretendido personaje, cuando en rigor no es más que un delincuente, de los tantos delincuentones que siempre aparecen) lo llevó a dejar bien clarito expuesto en su indagatoria que si él quiere podría estar refugiado en cualquier parte del mundo gracias a su destacada red de relaciones internacionales (que es, agregamos, aquella tan conocida: la que baila al compás de las grandes fortunas mal habidas). Lo dijo y estamos seguros de que lo hará, si se lo deja salir: se esfumará y refugiará con sus millones, gracias a esa estructura que oportunamente montó para este momento, de sociedades y relaciones, a lo largo y ancho del planeta, con muchísimos millones de dólares que le robó a tantísima gente”, respondieron Altinier y Romero Victorica.
Concluyeron: “En fin: darle una mínima ventaja a tan sofisticado delincuente, a un amoral semejante, cuando no hay razones valederas para accederse a cuanto pide, solo importaría una gratuita contribución a su anhelo de impunidad, por el que tanto y tanto viene haciendo, con total convicción”.
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