Lucas González: el “enganche” que soñaba con jugar en primera y darle un mejor futuro a su familia
Luego de horas de agonía, el chico de 17 años que recibió un disparo en la cabeza por parte de efectivos de la Policía de la Ciudad murió esta tarde en el Hospital El Cruce
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Lucas “Cachi” González tenía 17 años y el sueño que tienen miles de chicos de la Argentina: ser jugador de fútbol profesional y, a través de eso, darle un mejor futuro a su familia. El sueño de “Cachi” no estaba tan lejos, su presente en Barracas Central con “la 10″ en la sexta división del club hacía que la primera no estuviese tan lejana.
Sin embargo, la persecución con policías que lo habrían confundido con un delincuente y un letal balazo en la cabeza no solo truncaron su sueño, sino que terminaron con la vida del chico de Florencio Varela, que tiene dos hermanos menores que él, de 13 y ocho años.
El camino futbolístico del chico comenzó 11 años antes, en las inferiores de Racing, donde pasó gran parte de su niñez hasta que a los 14 años desembarcó en Defensa y Justicia, más cerca de casa. Allí pasó dos temporadas hasta que pasó a Barracas Central donde, más allá de jugar en la sexta, había podido debutar en quinta y hasta en la cuarta del club, que busca llegar a la máxima categoría del fútbol argentino.
“Jugaba de mediocampista y de enganche. Estaba hace un año y medio. Era muy querido por sus compañeros. Era un pibe extrovertido. Su último partido ingresos en el segundo tiempo contra San Telmo”, recordaron desde el club.
Ayer a la mañana, González y tres amigos salían del club Barracas Central, que el domingo próximo disputará la final por un ascenso a la primera división del fútbol argentino.
A las 9.30, tres policías de civil que prestan servicio en la División Sumarios y Brigadas de Prevención de la Comisaría Vecinal 4C “irradiaron el alerta por la presencia de varios jóvenes en la zona que circulaban en un auto Volkswagen Suran azul y que, aparentemente, se negaron a ser identificados” y huyeron.
Durante la supuesta persecución, el Nissan Tiida color champagne en el que circulaban los policías de civil chocó contra un patrullero de la Policía de la Ciudad.
La versión que dio el personal policial es que mientras perseguían al “vehículo sospechoso” uno de los ocupantes del auto “esgrimió un arma de fuego”.
El Nissan Tiida donde iban los policías de civil quedó sobre la calle Iriarte, entre la avenida Vélez Sarsfield y Luzuriaga, en cercanías del Parque Leonardo Pereyra, una zona muy concurrida por niños, ya que hay una calesita y juegos de plaza.
El padre del adolescente que conducía el Suran dijo que ese vehículo es suyo y que su hijo lo llamó “a las 9.35″ para decirle que le habían querido “robar” y que le habían pegado “tres tiros a su amigo”.
“Ellos fueron a entrenar y cuando salieron los interceptó un auto que no tenía identificación de nada; se bajaron tres personas apuntándoles y ellos se escaparon, y [los policías] arrancaron a los tiros”, sostuvo el hombre.
Fuentes oficiales confirmaron a LA NACION que no hubo un enfrentamiento a tiros entre los policías y los jóvenes, que solo hubo disparos de parte del personal de la brigada.
Una ambulancia del Servicio de Atención Médica de Emergencia (SAME) trasladó de urgencia a Lucas González al Hospital Penna. Por la madrugada fue derivado al hospital El Cruce, de Florencio Varela, en estado desesperante donde por la mañana se le diagnosticó muerte cerebral.
En el lugar donde fue baleado el joven futbolista no hay cámaras de seguridad del gobierno porteño, a pesar de que el parque Pereyra es un lugar de alto tránsito de personas. Se hizo un relevamiento en la zona para saber si existen filmaciones de comercios o casas particulares.
Por orden de la Justicia fueron secuestradas las armas reglamentarias de los tres policías bajo sospecha para determinar desde cuál de ella salieron los disparos que hirieron a González. También se los someterá a estudios de búsqueda de restos cutáneos de la deflagración de un eventual disparo.
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