Los vecinos empiezan a recuperar las calles tras el repliegue narco
La masiva presencia policial dio esperanza a los habitantes de un complejo en el que aún se puede sentir el temor generado por el grupo criminal que había controlado los edificios
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Un grupo de niños jugaba en la vereda del barrio Mugica, en Villa Lugano, mientras sus madres conversaban. Una escena que para otras zonas porteñas sería algo normal, pero que para este barrio representa un cambio absoluto desde que la viralización en las redes sociales de un tiroteo expuso hace un mes la violencia que imponía un grupo narco en ese complejo de edificios. Desde ese suceso hay más presencia policial y los vecinos empiezan a pensar que otra realidad es posible. Sin embargo temen lo que puede llegar ocurrir si se levanta el operativo de seguridad porque aseguran que el germen del narcotráfico sigue presente en ese territorio.
“Antes solo salíamos los jóvenes y las familias se tenían que quedar adentro, pero ahora eso cambió”, comentó el empleado de un comercio mientras señalaba a los chicos que se divertían en la calle. “Incluso ahora gané nuevos clientes, los vecinos de otros barrios empezaron a hacer las compras acá”, contó entusiasmado el vendedor de 19 años, sentado en una silla de plástico, de espalda a la avenida Castañares, una de las calles que marcan los límites del barrio Mugica.
A media cuadra, María de 49 años, compartía un mate con sus hijos sentados en la vereda. Una actividad impensada un mes atrás. “Ahora bajó la violencia, pero esto no se va a terminar hasta que realmente saquen a todos los miembros de la banda. Solo se llevaron a algunos”, comentó.
El jueves pasado, 483 efectivos de la Policía Federal Argentina realizaron 39 allanamientos simultáneos en la zona del barrio conocida como Platea 11 y en el sector 4, lindero con el barrio Bermejo, para detener a otros ocho de los 17 miembros de la organización narcocriminal que controlaba este lugar.
Los procedimientos fueron dispuestos por el juez federal Julián Ercolini y entre los arrestados figuran dos primos del presunto líder de la banda, Raúl Martín Maylli Rivera, alias Dumbo, quien continúa prófugo.
“Hablan de la Platea 11, pero acá también es un aguantadero”, se quejó Rafael, un jubilado de 73 años mientras señalaba otra de las torres que integran el barrio. En total son 13 “plateas”, cada una con tres edificios de 20 departamentos. El hombre caminaba a paso firme para ir a buscar a la hija a su auto, que estaba estacionado a dos cuadras: “Me habían amenazado que me lo iban a quemar, así que lo empecé a dejarlo bien lejos. Igual ya varias veces me lo rayaron. Todo porque yo los había denunciado”.
El vecino, que se estableció hace diez años en el barrio Mugica, manifestó que estaba “muy contento” con la llegada de los policías porque había significado un gran cambio en la calidad de su vida, porque desde entonces empezó a circular más tranquilo por las calles. “Ahora están todos como ratas miserables abajo de la tierra”, comentó.
En la “Platea 4” se ubica el comedor y merendero social “Todo por los niños”. Frente a la fachada, un grupo de jóvenes junta cartones y los mete en carros. “Acá les damos actividades para intentar sacarlos de la droga, pero es difícil”, lamentó uno de los referentes del comedor, de 63 años. Igualmente se mostró esperanzado, contó que a partir del aumento de los controles, los jóvenes se empezaron a “cuidar más”, aseguró que durante la noche dejaron de merodear por las calles del barrio y que comenzaron a volver más temprano a sus hogares.
“Lamentablemente la justicia llega tarde, pero al menos un día aparece, porque cuando no está presente los chicos pagan los platos rotos”, agregó.
Uno de los oficiales de la Comisaría Vecinal 8 A, que esta a cargo de la zona, explicó a la nacion que hace un mes era muy difícil ingresar en algunos lugares del barrio. “Nos tiraban con botellas desde los departamentos. Nos destruían los móviles. En la Platea 11 nos cruzaban los contenedores para que no pudiésemos pasar”, comentó. Pero con el refuerzo de la presencia policial, aseguró que “el conflicto disminuyó”.
En esa conflictiva área definida como Platea 11 también quedó asignado un grupo de siete agentes de la Policía Federal. El despliegue de prevención tiene su principal peso en la acción de la Policía de la Ciudad, con personal del Sistema de Gestión de Actuaciones Policiales (GAP) ubicada en la avenida Castañares, Piedra Buena y General Paz. También hay presencia de la División de Intervenciones Rápidas (DIR) y colaboración de agentes de las comunas cuatro y nueve.
“Al vernos caminar por el barrio, la gente siempre nos pregunta si nos quedaremos. Es que dicen que si nos vamos, volverán todos los delincuentes”, comentó uno de los uniformados que recorren la zona.
“Mientras esté la policía todo va a estar bien, pero si se van, será peor que antes y mira que te estoy hablando de un momento en que había disparos casi todos los días”, comentó una de las mujeres que prefirió no dar su nombre, ni su edad. El temor aún se siente en las conversaciones con los vecinos. “Hablar es ponerse una soga en el cuello”, explicó mientras conversaba con una amiga, estaba acompañada de su hijo.
Al escuchar a su madre, el pequeño, que no mayor de siete años, agregó su propia experiencia: “Había hasta tres días seguidos de tiros, yo salía corriendo”.
El territorio de Dumbo
Una línea invisible pareciera dividir al barrio en la mitad. Tres jóvenes que conversaban en una vereda contaron que para ellos había cambiado poco su vida con la llegada de la policía, porque hay un sector del barrio al que todavía no pueden acceder. “Ellos por allá, nosotros por acá, porque si voy a la parte de atrás, por ejemplo, a mí me matan”, dijo uno de ellos, que reconoció haber tenido numerosos enfrentamientos con los “peruanos”, tal la denominación que en el barrio Mugica asignan al clan narco liderado por Dumbo.
Ese prófugo fue hace un tiempo uno de los principales laderos de Marco Estrada Gonzáles, alias Marcos, condenado por ser el jefe de la organización que controla el negocio de la droga en la villa 1-11-14.
En las últimas semanas, las fuerzas policiales de distintas jurisdicciones realizaron allanamientos para dar con Dumbo en diversas localidades del conurbano y en el barrio porteño de Caballito, aunque no lograron hallarlo. Uno de los últimos escondites detectados fue una casa alquilada en Martínez, donde un mate tibio fue señal de un precipitado escape antes de la irrupción policial.
“Si la policía no llegaba, nos matábamos entre todos”, continuó uno de los tres jóvenes que conversaban en la vereda. Relató que tuvo problemas de adicción a las drogas, pero que ahora estaba intentando salir adelante. Mientras lo comentaba, se arremangó el pantalón y mostró las cicatrices de 8 heridas de bala sufridas en un enfrentamiento que tuvo con los miembros de la banda narco. Un niño que pasaba por la calle miró las heridas y sin sorprenderse continuó su recorrido en el barrio Mugica.
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