“Los vamos a matar”: el violento robo en un edificio de Villa Urquiza, protagonizado por delincuentes venezolanos
Dos de los ladrones, que fueron detenidos por la Policía de la Ciudad cuando intentaban escapar, fueron procesados con prisión preventiva; los investigadores buscan a un tercer sospechoso
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“¡¿Dónde está la plata?!”, “Dame la plata, los vamos a matar”, gritó uno de los delincuentes. El ladrón encontró 5000 dólares. Pero quería más dinero. Estaba convencido de que se podía llevar un botín mayor. Amenazó con una pistola a Selene Acuña Castillo y uno de sus cómplices golpeó con un arma de fuego a la pareja de la joven, Brandon Acevedo Ochoa. La violencia iba en aumento. Pero, de pronto, alguien golpeó la puerta del departamento 301 de un edificio situado en Pacheco al 3200, en Villa Urquiza. Era un oficial de la Policía de la Ciudad. Un vecino había llamado al número de emergencias 911 después de haber visto por las cámaras de seguridad del inmueble cómo los asaltantes habían sorprendido a las víctimas y la violencia ejercida por la banda criminal.
El robo, que terminó con dos ladrones de nacionalidad venezolana detenidos y un tercer sospechoso que logró escapar, ocurrió a la 1.40 del miércoles pasado. Parte del asalto quedó registrado por las cámaras de seguridad del edificio donde viven las víctimas.
Todo comenzó cuando Acuña Castillo, de nacionalidad colombiana, Acevedo Ochoa y un amigo que los acompañaba llegaron al edificio, después de haber hecho unas compras. En la puerta había un hombre. Las víctimas no lo reconocieron como un vecino, pero igual decidieron ingresar en el inmueble.
“En momentos en que Acuña Castillo abrió la puerta del edificio con su tarjeta magnética, el hombre que estaba en la puerta y otros dos, que llegaron corriendo y con armas de fuego en la mano, mediante amenazas, empujones y golpes, los hicieron ingresar al hall del edificio”, explicó a LA NACION una fuente judicial.
La secuencia fue registrada por las cámaras de seguridad del edificio. En la filmación, que fue analizada por los detectives policiales y judiciales que participan de la investigación, se puede observar la irrupción de los ladrones y cómo amenazan con armas de fuego y reducen en el hall a las víctimas.
A la fuerza y por las escaleras, las víctimas fueron obligadas a subir a la terraza del edificio. Cuando supieron que Acuña Castillo vivía en el departamento 301 fueron al tercer piso para concretar el atraco.
En el departamento, las víctimas fueron atadas de pies y manos con precintos plásticos. Acuña Castillo fue llevada a una habitación a punta de pistola, donde uno de los ladrones le exigió dinero. Acevedo Ochoa y su amigo se quedaron en el living.
Una vez que el ladrón que tenía bajo amenaza a la joven, un cómplice llevó a la habitación a Acevedo Ochoa y le pegó con un arma. Los delincuentes exigían más dinero. No estaban conformes con el botín: 5000 dólares y teléfonos celulares.
Pero, de pronto, no tuvieron más tiempo para amenazas y buscar más dólares. Cuando golpearon la puerta decidieron escapar por el balcón. Entonces, Acuña Castillo pudo desatarse y le abrió la puerta al oficial de la Comisaría Comunal 12 de la Policía de la Ciudad.
El uniformado fue directo al balcón y observó como dos de los ladrones trepaban al piso cuarto. Entonces, el oficial se dirigió al departamento 402 y fue hasta el balcón. En ese momento, uno de los ladrones se le tiró encima y comenzó a pegarle e intentó robarle el arma reglamentaria.
“El uniformado, utilizando la fuerza mínima e indispensable, logró reducir al sospechoso, como Euclides Blanchard Queró, a quien, entre sus pertenencias, se le secuestró una tarjeta magnética y un papel de pequeñas dimensiones donde se hallaba inscripta la dirección dónde ocurrió el hecho”, según se desprende del expediente judicial, a cargo del juez en lo criminal y correccional porteño Darío Bonanno.
En la terraza del edificio, otro policía detuvo a Alejandro Jiménez Balza y, entre un arbusto, encontraron una réplica de un revólver. Un tercer delincuente logró escapar.
Poco después, se acercó un vecino y le comentó al personal policial que en la terraza del edificio donde vive había encontrado un arma de fuego, se trataba de una pistola marca Bersa.
Tras la detención de los dos sospechosos, los policías le devolvieron a Ochoa Acevedo ojotas, tijeras de peluquería, una balanza de precisión con la pantalla rota, tarjeta magnética para ingresar en el edificio, máquina de cortar cabello con caja y accesorios, lentes de sol marca Rayban con estuche, gorra con inscripción Jordan, cargador de celular iPhone con su caja, un teléfono celular Xiaomi, un teléfono celular Samsung M12, un teléfono celular Samsung A53 con vidrio templado roto y un iPhone 14 negro.
El ladrón, que la Justicia y la policía intentan identificar, habría logrado escapar con el dinero. De la investigación participan el fiscal José María Campagnoli y detectives de la Brigada de Investigaciones de la Comuna 12.
En su declaración indagatoria, los dos ciudadanos venezolanos se negaron a declarar. El juez Bonanno los procesó con prisión preventiva por los delitos de robo con armas de fuego en concurso real con el delito de portación de arma de fuego de uso civil.
Los investigadores están convencidos de que no se trató de un robo al voleo. “Fueron directamente a buscar a las víctimas. Tenía el dato de que en el departamento podía haber una suma importante de dinero”, dijo un detective del caso.
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