Los secretos de la peligrosa banda de Dumbo, el narco de los $5.000.000
Raúl Martín Maylli Rivera está prófugo desde el 20 de mayo pasado; está acusado de liderar una organización criminal que se había asentado en los barrios Padre Mugica y Bermejo, en Villa Lugano
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No daba ni un paso sin la compañía de los “chalecos”, como llamaban a sus custodios. El cerco de seguridad de su organización criminal también estaba integrado por los “marcadores”, adolescentes y jóvenes que tenían la tarea de avisar cualquier situación extraña en las inmediaciones en la zona, de guiar a los clientes hasta los puntos de venta y hasta de requisar a los consumidores para evitar que ingresaran armados. Así operaba la banda narco liderada por Raúl Martín Maylli Rivera, conocido por su apodo de Dumbo, y que a fuerza de balas de plomo reinaba en los barrios Padre Mugica y Bermejo, en Villa Lugano.
Dumbo lleva un mes y seis días prófugo. El 20 de mayo pasado, por pedido de la fiscal federal Alejandra Mangano y de su colega Diego Iglesias, funcionario a cargo de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), el juez federal Julián Ercolini ordenó su captura. En los últimos días se dio a conocer una resolución del Ministerio de Seguridad de la Nación donde se oficializó una recompensa de $5.000.000 para las personas que aporten datos e información que puedan servir para detener a Maylli Rivera, un ciudadano peruano de 40 años.
“Ofrézcase recompensa dentro del territorio de la República Argentina de $5.000.000 destinada para aquellas personas que sin haber intervenido en el hecho delictual, brinden datos útiles que permitan lograr la aprehensión del imputado Maylli Rivera, sobre quien pesa orden de captura nacional desde el día 20 de mayo de 2021, e internacional desde el día 28 de mayo de 2021″, se sostuvo en la resolución del Ministerio de Seguridad de la Nación publicada en el Boletín Oficial.
En el dictamen donde pidieron la detención de Dumbo, los fiscales Mangano e Iglesias describieron cómo operaba la banda criminal en los barrios Padre Mugica y Bermejo.
“Se logró determinar la presencia de personas que hacían las veces de ´marcadores´ en diferentes sectores cercanos y lejanos al punto de venta de estupefacientes, utilizando para comunicarse sistemas de tracking [sic] o handys. También se documentó que colocaban tachos de basura, heladeras o sillones en el medio de las calles para impedir el acceso vehicular; y también el ingreso de potenciales compradores hacia el sector de venta, los cuales eran guiados por los marcadores y en algunos casos, eran requisados a su ingreso”, afirmaron los representantes del Ministerio Público.
Los fiscales tuvieron en cuenta la información y las pruebas que recolectaron los detectives de División Operaciones Metropolitanas Sur de la Superintendencia de Drogas Peligrosas de la Policía Federal Argentina (PFA) y del Cuerpo de Investigadores Judiciales (CIJ) del Ministerio Público porteño.
Los detectives policiales y judiciales aportaron pruebas de cómo Dumbo impartía órdenes “tanto respecto a la comercialización [de estupefacientes], como al dinero producido y la seguridad otorgada por los ´marcadores´ en los puntos de venta. Incluso, en una oportunidad se lo vio ordenarle a un niño a que se dirija hacia la avenida General Paz a verificar la presencia de móviles policiales”.
La organización de Dumbo se hizo conocida para la opinión pública cuando, a mediados del mes pasado, vecinos del barrio Mugica decidieron cortar la avenida General Paz para exigir a presencia del Estado. Se habían cansado de vivir atemorizados y que el “dueño” de la zona fuera Maylli Rivera.
Unidades de la Policía de la Ciudad ingresaron en el barrio Mugica luego del ataque a balazos a un comercio y algunas viviendas, en el último golpe de la banda de Dumbo para sostener su poder en la zona. En los primeros allanamientos fueron encontradas municiones y armas, entre ellas, una ametralladora. El lugar sigue ahora bajo un sistema especial de vigilancia con patrullajes de la policía porteña.
“El análisis conjunto de todos los elementos, especialmente de seguimientos y vigilancias, da cuenta de que no se trata de una actividad aislada o individual. Sino verdaderamente del accionar conjunto de un grupo de personas, planificado para la distribución y comercialización de drogas, en base a una estructura criminal jerárquica con dominio territorial y distribución de roles”, se sostuvo en el dictamen de la fiscalía.
El misterioso colombiano
La semana pasada, detectives de la PFA detuvieron a un ciudadano colombiano que, según se sospecha, formaba parte de la banda de Dumbo. Se trata de Flavio Oyarce Serrano y fue apresado en la villa 1-11-14, en el Bajo Flores.
Los investigadores consideran que fue quién se encargó de comprar los muebles y los electrodomésticos para equipar una casa en Martínez, en San Isidro, donde el presunto jefe de la banda vivió cuando ya pesaba sobre él una orden de captura y de la que escapó pocos minutos antes de que llegara una comitiva de uniformados para detenerlo.
Como informó LA NACION, Maylli Rivera primero logró escaparse pocos minutos antes de que se allanara una casa que se había construido y equipado en Merlo. Ese procedimiento fue a mediados de mayo pasado y los detectives policiales se encontraron con el aire acondicionado prendido y con valijas tiradas en el piso, señal de que sus ocupantes se habían ido de apuro.
Pocos día después, según pudieron reconstruir los investigadores, Dumbo y su familia se instalaron en una casa de dos plantas de Martínez, en San Isidro. El sospechoso intentó pasar desapercibido en un barrio fuera de su radio de acción, según la hipótesis de los investigadores.
Para instalarse en Martínez, en una casa de dos plantas situada en Córdoba entre Habana y Río de Janeiro, Maylli Rivera habría gastado, por lo menos, $2.000.000 para comprar muebles, electrodomésticos y ropa para él y su familia.
“De las compras de los muebles, indumentaria y electrodomésticos se habría encargado Oyarce Serrano. Fueron todas compras de último momento para equipar la casa de Martínez”, afirmó una calificada fuente judicial.
Según explicó la fuente consultada, la propiedad de Martínez fue adquirida por otra persona en abril pasado y, según la escritura, se pagaron 120.000 dólares.
“Oyarce Serrano hizo gestiones, pero no fue el quién, según la escritura, compró el inmueble. Figura otra persona como el comprador”, sostuvo un detective judicial.
Cuando la comitiva policial llegó a Martínez, el capo narco peruano y su familia se acababan de ir. Había señales que lo probaban: el mate servido y tibio sobre una mesa, prendas de vestir recién compradas, con las etiquetas aún colocadas, muebles y un televisor flamantes y artefactos de cocina recién sacados de sus cajas.
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