Los ruegos de las hijas no lograron evitar la tragedia
Las adolescentes les pedían a sus padres que no discutieran más
LA PLATA.- Adriana Cruz y Carlos Vázquez, los padres del niño de seis años asesinado ahogado en el country Lagos de San Eliseo, en San Vicente, debían comparecer mañana ante un consejero del Juzgado de Familia Nº 1 de esta ciudad. Estaban citados a una audiencia de mediación por el juicio de divorcio que el hombre había iniciado el 23 de febrero pasado, después de denunciar a su mujer ante la policía y advertir que la vida de sus hijos estaba en riesgo.
Era el intento de dar a la mala relación que había entre los cónyuges una salida diferente y evitar la tragedia que, finalmente, sucedió, cuando Martín, el menor de los tres hijos de la pareja, fue hallado ahogado en el jacuzzi de la casona del country, en el partido de Presidente Perón.
En la presentación hecha por Vázquez ante la jueza de Familia Zulma Amendolara, el hombre pidió la tenencia de sus hijos y, entre la documentación entregada, adjuntó la denuncia que cuatro días antes había formulado contra su esposa, en la que advirtió que retiraba a los niños de la casa para preservarlos de una presunta conducta agresiva de la madre. La violencia rondaba el seno familiar desde hacía tiempo, pero en los últimos meses se había acentuado, según informaron a LA NACION fuentes de la investigación.
Las peleas entre los adultos eran cada vez más frecuentes y se producían delante de los hijos. Varias veces, las dos mayores, de 15 y 14 años, les escribieron a sus padres notas en las que, casi a manera de ruego, les pedían que no continuaran agrediéndose: "Mamá, paren la mano", "No se peleen más", "Los dos tienen razón, pero esto nos hace mal", decían las misivas.
En agosto de 2011, Vázquez, CEO de Covelia, una firma de recolección de residuos, decidió separarse de su mujer de nacionalidad brasileña, con la que lleva 16 años de casado, y dejar la casona del country. No obstante, cada fin de semana el hombre volvía para visitar a sus hijos. Pasaban tiempo juntos: solían salir de compras y de paseo.
El 19 de febrero pasado, Vázquez se presentó en la Comisaría de la Mujer de Presidente Perón y dijo que temía por la vida de sus hijos debido a la violencia que, sobre ellos, ejercía su ex mujer, por lo que había decidido llevárselos a vivir con él.
Sogas y calmantes
Según relató el hombre a los investigadores, los chicos le contaron que su mamá sujetaba sogas de las vigas del techo y los amenazaba. Las adolescentes, en tanto, le revelaron a su padre que Cruz les había dado calmantes, y ellas, para no contrariarla, simularon tomarlos. Estos antecedentes habrían motivado a Vázquez a iniciar el trámite de divorcio y pelear en la Justicia por la tenencia de sus hijos. No obstante, los chicos volvieron a vivir al country. Ante el fiscal Leandro Heredia, que investiga el homicidio, Vázquez contó que retornó a sus hijos a San Eliseo porque su mujer le prometió que no volvería a agredirlos.
"Dame otra oportunidad", le habría dicho Cruz a su ex pareja, confió a LA NACION un investigador del caso. Pero nada cambió. Los sucesos violentos se repitieron. Una semana antes de la tragedia, Vázquez se llevó a su hija de 14 años a vivir con él porque la joven había tenido una fuerte discusión con su madre.
El mismo lunes que Martín fue asesinado, Cruz le habría enviado a su ex pareja decenas de mensajes de texto en los que lo injuriaba ferozmente, agregaron las fuentes consultadas. Aparentemente, descubrió una foto de Vázquez con otra mujer y esto la habría hecho estallar.
El luctuoso hecho que terminó con la vida del niño parece un cuento de terror para los habitantes de San Eliseo, alejado de la realidad que percibían respecto de la familia. Tanto en el barrio como en la escuela a la que acudía la víctima, los testimonios recogidos hablan de una familia "normal".
"No lo puedo creer", dijo a LA NACION una vecina del barrio que prefirió mantener en reserva su identidad. Nostálgica, la mujer recordó a Martín como "un bomboncito", "muy querido por todos en el barrio" y un ser "simpático".
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