Los repartidores en moto y bicicleta se sienten desprotegidos, a merced de la inseguridad callejera
El brutal asalto que sufrió Facundo Hambra, un joven de 22 años que hacía servicio de delivery con su moto y fue gravemente herido de un tiro en la cabeza en Ituzaingó, el 18 de este mes, fue el detonante para que los repartidores que recorren la calles día y noche para ganarse la vida en el Área Metropolitana dijeran "basta". Salieron a protestar masivamente en repudio de lo sucedido y en pos de pedir mayor protección de las fuerzas de seguridad, ante una sucesión de hechos violentos que, según denuncian de manera prácticamente unánime, padecen diariamente. Aunque por el caso de Hambra, que sigue internado, fueron detenidos dos sospechosos en las últimas horas, el miedo se hizo carne en los repartidores.
"Nos ven con los paquetes amarillos y se piensan que llevamos mercadería muy costosa, pero capaz que llevamos flotadores para los brazos de los nenes, que valen monedas. Tuve varias tentativas de robo, aunque salí de contramano y zafé. Uno ya está acostumbrado; si ves venir a dos arriba de una moto tenés que irte", cuenta Ariel, de Merlo, que trabaja como mensajero para los envíos rápidos de la principal plataforma de e-commerce.
Padre de familia, este joven protesta porque cada vez que un repartidor va a denunciar un intento de robo la policía "los trata como delincuentes". No obstante, afirma que la culpa de la ola de violentos asaltos a motoqueros y ciclistas no es exclusivamente de la policía, sino de la situación económica que vive el país. "Si estás trabajando de noche, rogale a Dios llegar a tu casa", dice.
"El viernes pasado un compañero mío no encontraba la dirección de un pedido en Ituzaingó. Se paró un momento para verificar la altura de la calle y vio por el espejo retrovisor que venía un pibe corriendo con un 'fierro' en la mano. Quiso arrancar la moto, se le cayó y le pusieron el 'fierro' en la cabeza. Se la robaron, era nueva, 2000 kilómetros, apenas", narra José Guerrero, un joven venezolano que vive en el barrio porteño de Villa Ortúzar, llegó al país hace cuatro años y trabaja en los repartos.
La vasta mayoría de estos repartidores en moto o bicicleta están "en negro", reconocen. Algunos tienen monotributo, una exigencia ineludible para poder acoplarse a las dos compañías más conocidas que tercerizan los pedidos de los clientes a través de una aplicación móvil. Si bien la autonomía y la flexibilidad son el principal punto a favor, esto contrasta con la ausencia total de cualquier tipo de cobertura en materia de seguridad. Los motociclistas y ciclistas quedan prácticamente desprotegidos en la calle ante un siniestro vial o un episodio delictivo.
"Vi una moto que se me apareció en la oscuridad, de noche y sin luces; me dijeron que me tirara a un costado. Aceleré, frené y quise dar la vuelta para escaparme, pero uno me disparó cuando me iba. Por suerte no me lastimó mucho, la bala entró y salió por el tobillo. Eso fue hace tres meses, en Moreno", recuerda Lucas, que entrega paquetes en la zona oeste con su moto de 150cc. A la semana del ataque estaba trabajando de vuelta. No pueden darse el lujo de parar...
Oscar, de 60 años, es de Laferrere y se vanagloria de ser, según sus propias palabras, "uno de los primeros motomensajeros que existen en la Capital Federal". Cuenta que años atrás llegó a manejar una agencia con 30 empleados. Hoy, con su Honda CG Titán hace entregas de productos medicinales para un laboratorio, además de algunas cobranzas y entrega de paquetes en comercios.
"Trato de conseguir el teléfono del cliente y le pido que me espere en la puerta: toco y me voy. Estamos viviendo una época difícil con la inseguridad, si vos no te cuidás, sumado a la distracción eso es fatal. Estamos muy vulnerables, y somos totalmente estigmatizados. Encima la policía se pone a parar las motos en la avenida... El que roba no lo hace ahí, anda por las calles internas, por adentro", expone este experimentado trabajador.
Oscar sostiene que en el barrio de Flores, por ejemplo, hay "zonas liberadas". Relata el intento de robo que sufrió semanas atrás. "Venía por Directorio y doblé en Jose Martí, creo. Me distraje y cuando me di cuenta tenía a dos 'chabones' en una moto que me querían robar. Me metí de contramano, bajé tres cuadras y no encontré a ningún policía. Cuando se ve a dos personas arriba de una moto siempre hay que dudar", alerta.
Elías, de 19 años, hace entregas "flex" con su moto en la zona de Lanús Oeste, Lomas de Zamora y Ezeiza. Recorre de 100 a 150 kilómetros diarios en estos sectores "calientes" del sur del conurbano.
"Tenemos que estar todo el día atentos; dormimos dos segundos y nos la 'ponen'. Florencio Varela es lo peor; Villa Fiorito... no puede haber zona más complicada. Con toda la sinceridad del mundo lo digo: si en esos lugares hubiera cámaras de seguridad yo ya tendría 100.000 pesos en multas por pasar en rojo. Porque en cuanto frenaste en un semáforo, te pispean desde la otra cuadra y te la 'ponen'. Si vos no te aprendés las entrecalles antes, por más que uses el GPS, 'sos pollo'", dice el joven.
Mujeres repartidoras, también en alerta: "Si nos enfocamos en el miedo, no salimos"
Tripulan bicicletas discretas -algunas, playeras- por las avenidas de la ciudad. Llevan a cuestas en sus espaldas las cajas rojas o naranjas, según la compañía, y también cuentan que trabajan con miedo. Tal es el caso de Deliana, venezolana de 25 años que hace seis meses pedalea por Caballito, Flores y Floresta todo el día para embolsar no más de 30.000 pesos mensuales.
"Está muy peligroso. A mí me robaron un teléfono. Iba saliendo de mi casa, era un pedido de sushi en Directorio y Azul. Estaba oscuro, eran como las 20.30; me dijeron que esperara 10 minutos, y en eso vino un tipo y se me dio vuelta por detrás. Se lo tuve que entregar", se lamenta la joven. A pesar del peligro latente, su marido también empezó hace poco a trabajar con la bicicleta, por necesidad de dinero.
"Me vengo a trabajar a la Capital porque es un poco más tranquilo. Ya a las 21 tengo miedo porque no sé si me van a venir a robar o no. Lo que pasa es que a la noche es donde más demanda hay de pedidos", relata Evelyn, de 22 años, oriunda de Merlo, que anda con una bicicleta playera y la caja en su espalda.
La joven empezó con Glovo, la empresa que ya no opera más en el país. "Si me enfoco en el miedo, no salgo. El día que pasó lo de Facundo Hambra yo estaba por Morón y me empezó a andar mal la aplicación. Mi mamá me llamó preguntándome si estaba bien, me fui a la casa de una amiga y le pedí si por favor me permitía que le dejara la bici. Yo vivo a 30 cuadras de la estación de tren. Me tomé el colectivo y la fui a buscar al día siguiente", cuenta.
En diálogo con LA NACION, la hermana del joven baleado en Ituzaingó precisó que deberá ser sometido a una nueva operación, producto de su delicado estado de salud en que se encuentra. "El jueves pasado supuestamente los de la misma moto que le dispararon a mi hermano le robaron a otra chica de PedidosYa en Santa Rosa. A Facundo tienen que drenarle líquido que se le juntó. Mi mamá y mi papá están destrozados", expresó con angustia.
Dos detenidos por el ataque a Hambra
Este lunes, dos hombres fueron detenidos como sospechosos de haber atacado a balazos a Hambra el lunes de la semana pasada, cuando bajó de la moto para entregar un pedido en una casa situada en Madeyro, entre Alvear y Laprida, Ituzaingó.
Fuentes policiales y judiciales informaron a la agencia de noticias Télam que uno de los sospechosos, identificado como Maximiliano Alifraco, fue apresado en la estación de trenes de Ituzaingó, por pedido del fiscal de la causa, Patricio Ventricelli.
El otro, Axel Javier Melo, se entregó ante el personal de la Dirección Departamental de Investigaciones (DDI) Morón en la vía púbica, en el partido de Berazategui, en el sur del conurbano.
Ambos sospechosos están acusados del delito de "tentativa de homicidio en criminis causae, robo agravado por el uso de arma de fuego y portación ilegal de arma de fuego de uso civil". Alifraco fue indagado ayer a la tarde por el titular de Unidad Funcional de Instrucción (UFI) N°2 de Ituzaingó, y negó los cargos en su contra.
En tanto, Melo, respecto de quien el fiscal sospecha que fue el autor del disparo, será indagado hoy, añadieron los mismos informantes.
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