Los Pinos quiere olvidar un linchamiento
Allí casi nadie habla del caso por el cual cuatro vecinos terminaron absueltos
LA PLATA.- "Para mí están perfectos los linchamientos. Ellos, los chorros, si tienen que arruinarte la vida, te la arruinan. Los linchamientos son una manera de hacerles sentir el rigor." El que habla es Miguel, un hombre fornido que vive justo enfrente del chalet de ladrillos de la calle Jean Jaures al 4766 donde cuatro años atrás un asaltante de 15 años, Lucas Navarro, fue muerto a golpes tras un intento de asalto.
Entonces, Miguel no vivía en este barrio de casas bajas, con rejas de hierro que terminan en pinches con forma de triángulos, situado en Isidro Casanova, partido de La Matanza. Él no asistió a la paliza mortal que 50 de sus vecinos le dieron a Navarro el 28 de marzo de 2010, cuando intentaba robar el auto de la familia Ronda armado con una pistola de juguete.
Quizá por eso Miguel es el único vecino que aquí se atreve a aprobar los linchamientos. Otros, los testigos que aquella noche asistieron a la brutal golpiza que terminó con la muerte del delincuente de 15 años, prefieren callar. Y olvidar.
En el barrio Los Pinos, en estas horas en las que los linchamientos y los casos de justicia por mano propia están a la orden del día, a fuerza de reiteración de episodios en todo el país, hablar con los periodistas no parece conveniente. Menos aun, hablar de lo que pasó hace cuatro años. Casi nadie acepta el convite.
"Yo fui testigo. Ya declaré todo lo que sabía ante la Justicia. Fue un día malo. Espero que quede en el olvido", murmura un hombre, detrás de las rejas de la casa que lleva el número 4731. "Ya hubo sentencia. Todo salió bien", asegura antes de dar la espalda y dar por terminado el diálogo con LA NACION.
Sí, hubo un juicio por la muerte de Lucas Navarro, y los cuatro acusados fueron absueltos: el tribunal consideró que no había pruebas suficientes para determinar que ellos habían dado los golpes mortales.
Todos son vecinos y están hermanados por un pacto de silencio. Horacio Ronda y su hijo, Gastón, son los dueños del chalet de ladrillos de Jean Jaures 4766. Gastón fue quien sufrió el intento de asalto aquella noche, cuando Lucas Navarro lo abordó, junto a dos cómplices y con una pistola de juguete. Los otros acusados fueron Horacio Adrián González y su padre, Norberto González, y Gastón Dillman, que antes del debate había acordado con la Justicia una sentencia de tres años en un juicio abreviado.
Los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal N° 5 de La Matanza, Javier González, Matías Deane y Gabriela Rizzuto, consideraron que aquellos cuatro acusados redujeron a Navarro, pero que no fueron ellos los autores del homicidio sino otras decenas de vecinos no identificados -entre ellos, una mujer embarazada-, que golpearon al adolescente hasta quitarle la vida.
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