Los Intelectuales: descubrieron un laboratorio donde producían tusi, la cocaína rosa y, ahora, también... lila
La Policía de la Ciudad detuvo a cuatro narcos de nacionalidad colombiana que traficaban droga al exterior y abastecían el mercado interno; los jefes de la banda vivían en una casa alquilada en un country de Escobar
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La encomienda tenía como destino la ciudad de Nueva York, en los Estados Unidos. El paquete, supuestamente, solo tenía libros de cuentos. Pero, en realidad, llevaba una carga no declarada e ilegal: estupefacientes ocultos en dobles fondos de las contratapas de las publicaciones. Once meses después del hallazgo y tras una exhaustiva investigación, se descubrió, en el piso 17 de un edificio situado en el barrio porteño de Villa Crespo, un laboratorio donde una organización criminal, liderada por ciudadanos colombianos, producía tusi, droga también conocida como cocaína rosa.
Los narcos tenían una variante de tusi que también elaboraban en “la cocina” que habían instalado en el departamento que alquilaban por 500 dólares mensuales en Villa Crespo y que no pasó desapercibida por los detectives de la Policía de la Ciudad que hicieron el allanamiento ordenado por el juez en lo penal económico Pablo Yadarola, magistrado a cargo de la causa, sobre todo por el color: lila.
Así lo informaron a LA NACION calificadas fuentes judiciales y policiales. Si bien se conoció en las últimas horas, la semana pasada personal de la División Investigaciones de Organizaciones Criminales (DIOC) de la Policía de la Ciudad detuvo a cuatro sospechosos, tres hombres y una mujer. Todos de nacionalidad colombiana, que estaban detrás de la elaboración y distribución de la cocaína rosa y lila.
“El ´cocinero´ encargado de producir la droga conocida como Tusi fue detenido en el departamento donde había sido instalado el laboratorio”, explicaron fuentes policiales. Los jefes de la banda, un hombre y una mujer, fueron apresados en una casa que alquilaban en un exclusivo country de Escobar.
Fueron ocho los allanamientos ordenados por el juez Yadarola. Los detectives policiales, además de detener a los cuatro sospechosos, secuestraron “un kilo de sustancia tusi molida, de color rosa y lila, lista para su venta y una gran cantidad, en versión granulada y de máxima pureza, sin ser estirada y pastillas de MDMA, droga sintética también conocida como éxtasis”, dijeron las fuentes consultadas. La investigación está delegada en el Ministerio Público, representado por la fiscal María Gabriela Ruiz Morales.
En la cocina de tusi también se secuestraron bidones con ketamina, elementos de corte tales como maltoderina y cafeína anhidra, bidones con de sustancias químicas, potes con colorantes y saborizantes, balanzas de precisión, medicamentos de todo tipo en cápsulas y pastillas picadas, entre otras cosas.
“Si bien la investigación comenzó para determinar quiénes estaban detrás de la encomienda de los libros de cuentos donde ocultaron la cocaína que quisieron enviar a Nueva York, el avance de la investigación permitió descubrir una organización narco que tenía distintos puntos de venta para comercializar la droga que elaboraban en el laboratorio que habían instalado en Villa Crespo”, sostuvo una fuente con acceso al expediente.
Uno de los puntos de venta de la banda era un departamento situado en el barrio de Recoleta
Un detective de la Policía de la Ciudad que participó de la investigación sostuvo que la organización habría enviado varias encomiendas con “libros” a Hong Kong y que interceptaron un paquete que tenía como destino España.
“Para identificar a los integrantes de la banda, los detectives policiales realizaron tareas de campo, analizaron escuchas telefónicas y e hicieron peritajes tecnológicos, además de entrecruzamientos de movimientos bancarios para lograr establecer los roles de cada uno de los integrantes de la organización, la procedencia de las sustancias estupefacientes y la forma de distribución, tanto a nivel local como internacional”, informaron voceros del Ministerio de Seguridad porteño.
Para avanzar en la investigación fue clave la identificación del IP desde el que se monitoreaba el estado de la encomienda despachada, explicaron fuentes del caso.
En los operativos, personal de la DIOC, dependiente del Departamento de Lucha Contra el Crimen Organizado de la Policía de la Ciudad, secuestraron 1580 dólares, 1.186.000 pesos en efectivo, una máquina para contar billetes, dos balanzas de precisión, 16 teléfonos celulares y varios chips, notebooks, tablets, automóviles, varios cuadernos con anotaciones “de interés para la causa”, tarjetas bancarias cuyos titulares son los detenidos, una visa de los Estados Unidos a nombre de uno de los imputados, documentación de retiro y envió de encomiendas y recibos de recepción de dinero desde el extranjero.
“La investigación aún no terminó. Por las pruebas reunidas en el expediente, se puede decir que la organización criminal tiene conexiones en los Estados Unidos, Chile y Colombia”, explicaron las fuentes consultadas.
Además de los puntos de venta detectados por los detectives policiales, para distribuir la producción de tusi y otros estupefacientes que comercializaba, la banda de Los Intelectuales, como se conoce a la organización narco, por ocultar la cocaína en libros de cuentos, utilizaban motoqueros que simulaban ser deliverys de comida.
El Tusi, cuyo nombre proviene de la pronunciación en inglés de la sigla 2C-B (Tusibi) es una mezcla de varias sustancias como la ketamina (un poderoso analgésico usado) para animales y MDMA. Tiene un alto poder adictivo y produce efectos alucinógenos.
Según fuentes de la Policía de la Ciudad, el gramo de Tusi puede ser vendido a 30.000 pesos. La investigación que derivó en las detenciones de las cuatro sospechosos se inició en noviembre pasado, tras la denuncia hecha por la empresa de encomiendas internacionales Western Unión al detectar un paquete sospechoso, los libros con la carga oculta.
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