Los hermanos Juliá y Miret, más comprometidos en la causa por el narcojet

BARCELONA. No hubo sorpresas. El fiscal David Benages no lo creyó ni una palabra a los ciudadanos argentinos detenidos en esta ciudad por el tráfico de casi una tonelada de cocaína en un jet de lujo.

Para el representante del Ministerio Público la historia que contaron los hermanos Gustavo y Eduardo Juliá y el piloto Matías Miret de que no sabían la existencia de la carga oculta es inverosímil.

Benages reiteró el pedido de 13 años de prisión y una multa que podría llegar a los 140.000.000 de euros para los tres argentinos detenidos desde el 2 de enero de 2011, día en que aterrizó la aeronave en el aeropuerto de El Prat.

Para el fiscal, los Juliá y Miret integraban una organización narcocriminal y ellos tenían como función el transporte de la droga. En sus alegatos sostuvo que todo estuvo planificado al detalle. Sospecha que si no hubieran sido descubiertos, hubieran hecho más viajes con cocaína.

Si bien el fiscal pidió la misma pena para los tres acusados, sostuvo que la situación de Miret era más difusa. "Podemos pensar que es un hombre con mala suerte, que estuvo en el lugar equivocado", sostuvo.

Ayer, en la última audiencia del juicio, el represante solicitó una prórroga de la prisión preventiva.

Las defensas de los acusados solicitaron la nulidad del proceso y, si no prospera el pedido, la abosolución por faltas de pruebas.

Ahora, serán los integrantes de Audiencia Provincial Sección Octava quiénes tengan la última palabra con su sentencia.

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