Los guardias de Ezeiza, cada vez más sospechados
En una requisa hecha poco antes no advirtieron nada
Pocas horas antes de la escandalosa fuga de 13 presos del Complejo Penitenciario Federal I de Ezeiza, la cárcel más segura del país, hubo una requisa en el pabellón B. Pero, extrañamente, los penitenciarios encargados del control no descubrieron lo que sucedía en el interior de la celda 22 de ese pabellón, donde ya habían cavado el túnel y había algo más de dos metros cúbicos de escombros y tierra oculta en almohadones.
Así lo informaron a LA NACION calificadas fuentes judiciales, quienes, a medida que avanza la investigación, sospechan seriamente de la actuación de los guardias que debían vigilar ese pabellón, de donde se escaparon los delincuentes, de los cuales solamente tres fueron recapturados .
"Si bien, extraoficialmente, el Servicio Penitenciario Federal (SPF), informó que la última requisa en el pabellón B ocurrió entre jueves y viernes anteriores antes de la fuga, tenemos la sospecha que el lunes pasado, por la mañana, hubo una inspección", sostuvo a LA NACION una fuente de la investigación.
Otro informante agregó: "Es verdad que para disimular el boquete, los ideólogos de la fuga escenificaron en la celda un gran desorden, pero una requisa bien hecha tendría que haber descubiertos las intenciones de los reclusos", especuló a LA NACION una fuente de la investigación.
Lo mismo dijo en declaraciones radiales el fiscal de Lomas de Zamora Adrián García Lois. Para el representante del Ministerio Público, la tierra sacada para hacer el túnel debió haber sido advertida "en cualquier requisa superficial".
Se sabe que hasta las 20 del lunes pasado estaban todos los presos en el pabellón. A esa hora se hizo el último recuento. La fuga se habría iniciado una hora después.
En un dictamen donde le solicitó al juez federal de Lomas de Zamora Carlos Ferreiro Pella, a cargo de la causa, una serie de medidas para intentar esclarecer el escandaloso escape de presos, el fiscal García Lois ya había adelantado que, después de haber visitado el calabozo y de haber visto el túnel se podía "inferir de que la evasión no pudo haber sido efectuada sin la colaboración de personal" del Servicio Penitenciario Federal (SPF).
Al cierre de esta edición continuaban prófugos diez de los presos fugados, entre ellos los presuntos ideólogos de la huida: los ciudadanos brasileños Thiago Ximenez y Renato Dutra Pereira y el chubutense Martín Espiasse Pugh, un peligroso delincuente condenado a perpetua por los homicidios de dos policías de Rawson, Chubut.
Hasta el momento sólo fueron recapturados tres de los presos que se escaparon de Ezeiza: José Durán, Claudio Pájaro Ortiz y Cristian Espínola, un ciudadano paraguayo, que cumplía una condena a 18 años de cárcel por el homicidio del periodista Adams Ledezma Valenzuela, asesinado en la villa 31, en Retiro.
Los tres fueron detenidos por la policía bonaerense. Los dos primeros en Cañuelas, pocas horas después de la fuga. Cuando fueron indagados, Durán y Pájaro Ortiz negaron haber sabido de los planes de fuga. Afirmaron que desde sus calabozos observaron como sus compañeros del pabellón ingresaban en la celda 22 y como no salieron después de un largo tiempo, se acercaron y al descubrir el boquete decidieron sumarse al escape. Para un investigador judicial, la declaración fue creíble. Espínola, que fue recapturado en Lanús, dio una versión similar de los hechos.
Son varias las presuntas irregularidades del SPF que habrían posibilitado la fuga que el juez Ferreiro Pella y el fiscal García Lois analizan. Además de las requisa mal hecha, los investigadores estudian el accionar del agente asignado a la pecera de control del pabellón B, que no advirtió que 13 presos habían ingresado en la celda B y al pasar los minutos no salían.
También observan con atención qué hacían en el momento de la fuga los penitenciarios encargados de vigilar con la colaboración de perros la zona de externa del módulo, cercana al primer alambrado perimetral, que no descubrieron que los reclusos salían al césped desde un túnel, y bajo la lupa de los detectives judiciales también está la tarea de los guardiacárceles que cumplían funciones en las torres instaladas en el sector externo del Complejo Penitenciario Federal I.
"Por lo menos investigamos a 20 agentes penitenciarios. Obviamente que bajo sospecha están todos los guardias que trabajaron en el pabellón B la noche de la fuga y el personal encargado de hacer la vigilancia de las zonas externas. Secuestramos los libros de guardias para investigar quién cumplía tareas el día del escape, pero no descartamos que el eslabón de responsabilidades llegue hasta penitenciarios con jerarquías más altas", dijo a LA NACION una importante fuente con acceso al expediente. Anteayer, en una entrevista con la radio Vorterix Rock, el fiscal García Lois había dicho: "Honestamente no encuentro la manera de que pueda realizarse una fuga así, con tanta magnitud de detenidos y en esa forma tan rudimentaria, que haya sido posible sin colaboración interna o demasiado excesiva la cantidad de torpezas o negligencias de muchísimos sectores".
Anticipo de la fuga
Ayer, en una entrevista con radio América, Víctor Hortel, que renunció como director nacional del SPF el día que se hizo pública la huida de los reclusos, contó que un mes antes de que se produzca la fuga, desde su gestión habían "enviado un informe de inteligencia sobre la peligrosidad de los reclusos y la posibilidad de que estuvieran planeando la fuga".
No participaron de la obra de la cárcel de Ezeiza
La empresa Dycasa no participó en ninguna de las etapas de construcción del Complejo Penitenciario Federal I, en Ezeiza, como erróneamente se había informado en nuestra edición de anteayer en la nota titulada "Hortel admitió que los sensores del alambrado no funcionaban". En un comunicado de prensa, la compañía constructora aclaró: "Frente a algunas versiones periodísticas erróneas publicadas en los últimos días, Dycasa desea aclarar que no ha participado de forma alguna en el proceso de construcción de la colonia penal de Ezeiza".
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