“Los escaladores”: redes sociales y un pedido a un bar, claves para atrapar a una banda de ladrones
Siete sospechosos de integrar un grupo que ingresaba en casas y departamentos de Barracas Belgrano mientras los propietarios dormían deberán enfrentar un juicio oral y público; están acusados de haber robado miles de dólares y pesos, joyas, instrumentos de música y consolas de videojuego
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Sergio R. se despertó abruptamente a las cuatro de la mañana. “Decime cuántos son y cómo se saca la alarma; esto va en serio…”, lo amenazó un ladrón mientras le apoyaba un arma blanca en el cuello. Lo golpearon para que dijera dónde guardaba la plata. El dueño de casa, su mujer y su hijo fueron atados de pies y manos. Los delincuentes se fueron después de apoderarse de 22.000 dólares, 6000 pesos, una pulsera de oro, dos computadoras, tres teléfonos celulares y un reproductor de DVD, entre otros objetos de valor.
El golpe en la casa de Sergio R., en Barracas, ocurrió el 14 de octubre del año pasado. Los delincuentes ingresaron en el inmueble por la terraza. Casi 12 meses después, el juez en lo criminal y correccional porteño Alejandro Ferro envió a juicio a siete sospechosos de haber protagonizado ese robo y otros dos con la misma metodología en Belgrano.
En todos los casos, el modus operandi fue similar. Los ladrones ingresaron en las propiedades robadas por las terrazas. Los siete imputados serán juzgados por los delitos de asociación ilícita en concurso real con el delito de robo agravado por haber sido cometido con escalamiento, y en poblado y en banda.
Los sindicados integrantes de la “banda de los escaladores” fueron identificados después de una investigación que incluyó el análisis de redes sociales, intervenciones telefónicas y el rastreo de un pedido de comida en un resto-bar de Barracas.
Así se desprende de la resolución donde el juez Ferro dispuso la elevación a juicio del expediente, a la que tuvo acceso LA NACION. Según informó el sitio de noticias de la Procuración General de la Nación, de la investigación también participaron la fiscal Susana Calleja, detectives del Departamento de Inteligencia contra el Crimen Organizado de la Policía Federal (PFA) y personal de la Policía de la Ciudad.
El segundo hecho que se les adjudica a los sospechosos ocurrió el 1° de febrero pasado, entre las 3 y las 4.30, en un departamento del noveno piso de un edificio situado en Juramento al 1900, en Belgrano. ¿Las víctimas? Un matrimonio, sus hijos y la empleada doméstica.
Esa madrugada, los ladrones ingresaron en el departamento por una ventana corrediza que da al pulmón del edificio. Las víctimas fueron maniatadas con cordones de sus propias zapatillas y encerradas en la habitación de los niños.
“Luego de inspeccionar el inmueble, los imputados sustrajeron 900 euros, 5000 pesos, 150 dólares, joyas, una consola de juegos, una notebook, un equipo de audio y video, tres tablets electrónicas, cinco teléfonos celulares, una cámara de fotos y un lente fotográfico”, según se desprende del expediente judicial.
El tercer robo que será recreado en el juicio se produjo el 26 de marzo último, entre las 3.45 y las 4.30, en un departamento del octavo piso de un edificio de Amenábar al 1800, también en Belgrano. “Tres de los asaltantes sorprendieron a la víctima en su habitación. Dos se arrojaron sobre ella y taparon su boca, mientras que el tercero ató sus manos, piernas y tobillos con prendas de vestir, y la mantuvo privada de su libertad en la habitación para vigilarla”, se detalló en la resolución judicial.
Los ladrones se fueron del lugar con cuatro anillos antiguos de brillantes y zafiros, un aro de oro o platino, un collar con perlas, un reloj de hombre con base de oro y malla de cuero, varios collares de plata de Perú, gargantillas y un par de aros colgantes de oro y perlas rodeadas de brillantes, además de un teléfono celular e instrumentos musicales del yerno de la dueña del inmueble.
“Con los elementos en su poder, los imputados egresaron por la puerta principal del edificio con las llaves de la víctima, caminaron unos metros y abordaron dos vehículos para darse a la fuga”, se afirmó en la elevación a juicio.
La investigación no terminó. Los detectives judiciales y policiales intentan identificar a otros sospechosos que integran la banda, uno de los cuales fue detenido hace dos semanas cuando cenaba en una pizzería.
“El modus operandi consistía en que algunos integrantes del grupo, previa distribución de tareas y estudio de las inmediaciones, en horas de la madrugada, ingresaban en propiedades habitadas mediante escalamiento (casas o departamentos en pisos superiores de edificios), reducían a los moradores, los ataban de pies y manos, y, mediante golpes, amenazas y/o la utilización de un elemento intimidante, se apoderaban de sumas de dinero y de cualquier elemento de valor que hallaban en las viviendas”, sostuvo la fiscal Calleja en el requerimiento de elevación a juicio.
Pruebas
Según consta en el expediente judicial, los sospechosos comenzaron a ser identificados a partir de la activación de un iPhone robado a Sergio R., la primera víctima de “la banda de los escaladores”. Un delincuente activó una línea prepaga en ese teléfono móvil.
“En la aplicación de mensajería instantánea WhatsApp se utilizaron, en dos ocasiones, fotografías de una misma persona. A partir de la fotografía de WhatsApp del usuario de la nueva línea, y por medio de una intensa búsqueda en redes sociales, se halló un perfil de Facebook y un usuario en la red social Instagram”, según fuentes judiciales.
Poco después fue intervenida esa línea. En las escuchas telefónicas se obtuvieron comunicaciones de valor para la causa. Fue cuestión de días identificar al ladrón. Ese sospechoso tenía una condena a seis años y medio de cárcel por un delito similar: robo por escalamiento. En diciembre de 2019 había sido beneficiado con la libertad condicional.
Para identificar a otro supuesto integrante de la banda fue clave haber determinado que desde una línea telefónica investigada se hizo un pedido de comida en un local gastronómico de Barracas con entrega a domicilio.
“Los testimonios de las víctimas, el análisis de las imágenes de las cámaras de seguridad del Centro de Monitoreo Urbano (CMU) de la Policía de la Ciudad instaladas en las inmediaciones de las viviendas robadas, la información del dispositivo Anillo Digital que permitió el seguimiento de los vehículos utilizados para cometer los hechos, el estudio del impacto de las comunicaciones en las antenas de telefonía celular aledañas a los domicilios violentados e imágenes subidas por los propios imputados a sus redes sociales fueron cruciales para desbaratar a la organización”, según se explicó el sitio de noticias de la Procuración General de la Nación, www.fiscales.gob.ar.
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