Loko, el capo narco que desde la cárcel amenaza a jueces y fiscales y quiere emular a los brutales carteles brasileños
Tenía la certeza de que sus conversaciones eran escuchadas. Sabía que las líneas telefónicas estaban intervenidas judicialmente. Pero parecía no importarle. Él hablaba desde el Complejo Penitenciario Federal N° 1, en Ezeiza, donde está detenido. Daba órdenes sobre el negocio narco que conducía con mano firme. Pero también tenía tiempo para otras cuestiones. En una llamada, en medio de una escena de sexo virtual con una de sus parejas, Néstor Rojas lanzó un mensaje para que sus "oyentes" se preocuparan: amenazó al juez federal de la ciudad misionera de Eldorado, Miguel Ángel Guerrero, y prometió que nadie lo iba a poder detener en la concreción de sus planes. "El peor error de ustedes es no haberme matado", afirmó, desafiante.
Sus antecedentes recientes demuestran que Rojas no hablaba en vano: en marzo pasado se detectó que había contactado a sicarios brasileños que ingresaron en la Argentina para atentar contra el juez de instrucción Nº3 de Posadas, Fernando Verón, que lo investigaba por el homicidio de dos narcos en la capital de Misiones. También intentó atentar contra un efectivo de la Prefectura que había secuestrado uno de los cargamentos que le fueron incautados en los últimos meses.
El plan criminal ideado para matar al juez Verón quedó trunco por el cierre de las fronteras y los controles en las rutas dispuestos para evitar la propagación del Covid-19, según informaron oportunamente a LA NACION fuentes de la investigación.
Apodado Negro o Loko, Rojas, nacido en Misiones, se jacta de liderar desde el penal de Ezeiza el Primer Comando de Frontera (PCF). El recluso argumenta en sus llamadas telefónicas que el PCF es un brazo de la megaorganización criminal brasileña Primer Comando Capital (PCC), algo de lo que hasta ahora no hay certezas, ya que los investigadores sospechan que él es quien intenta sacar "chapa" de ser un delegado de esa poderosa banda criminal, un mensaje que –según interpretan fuentes judiciales consultadas– parece dirigido a la comunidad carcelaria.
"Díganles a esos jueces que esto recién comienza, que van a pagar todo los que hicieron todos, uno por uno. Cuando vean, graben bien y ustedes saben lo que les estoy diciendo: la sigla PCF, graben bien, porque la van a marcar para toda la vida, el resto de su corta vida", advirtió en aquella llamada intimidatoria del 19 de octubre pasado.
Según un reciente dictamen del fiscal federal Diego Iglesias, funcionario que conduce la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), Rojas tenía la voluntad de hacer conocer la organización criminal que lideraría como PCF "quizá con la intención de generar en el resto de los integrantes el sentimiento de identificación y pertenencia que caracteriza a los grupos narcocriminales brasileños PCC y Comando Vermelho, como también generar temor en la sociedad en su conjunto y, principalmente, en las autoridades policiales que deben investigarla y las judiciales que deben juzgarla".
Hasta ahora, en el universo de Rojas aparecen vínculos directos con la organización brasileña Bala Na Cara, aliada del PCC en el sur de ese país, que en Misiones protagonizó una incursión que provocó preocupación en la Argentina. En agosto de 2018 miembros de esta organización intentaron copar la cárcel misionera de Oberá para rescatar a Vanderlei "Vando" Lopes y a su hermano Rudinei, detenidos el 29 de diciembre de 2017 en el paraje El Soberbio, fronterizo con Brasil, con un arsenal de fusiles FAL, municiones de alto poder y explosivos plásticos.
Desde el penal de Ezeiza, Loko no solo lanza amenazas a magistrados y a los propios miembros de su banda que no cumplen con sus designios, sino que da órdenes a sus socios en Paraguay para pasar grandes cargamentos de cocaína y marihuana para venderlos a sus contactos brasileños. Intentó comprar armas de guerra, como ser fusiles AR15, hasta le ofrecieron un lanzamisiles. "Todo va para Río de Janeiro", le contó en una conversación a un intermediario que supuestamente había contactado a un exmilitar que le conseguía cinco subfusiles AR15 y una Ithaka por 10.000 dólares.
Hoy, tras un pedido de la Procunar, el juez federal de Posadas José Luis Casals ordenó una serie de allanamientos y detenciones. Uno de los procedimientos fue en la celda donde está alojado Rojas en Ezeiza. Los operativos estuvieron a cargo de la Gendarmería Nacional.
Según fuentes judiciales, fueron detenidos Tamara Maciel, pareja de Rojas; Paula Aguirre, José Ruiz Díaz, Oscar Adoni Rodríguez, conocido como Pequeño, y los ya apresados en otros expedientes judiciales Loko, Walter Eris Gómez y Pablo Campos.
En los allanamientos se secuestraron uniformes de la Gendarmería y chalecos antibalas con el logo de la Prefectura Naval, un camión volcador que iba a ser utilizado para transportar marihuana, teléfonos celulares, dinero en efectivo, una CPU y filmaciones.
Además, en la celda de Rojas se encontraron anotaciones que estarían vinculadas con sumas de dinero, situación que estaría relacionada con el negocio narco.
Fuentes judiciales resaltaron el trabajo que hicieron los detectives de la Gendarmería durante la investigación.
Interrogantes
El frenético comportamiento en la cárcel de Loko, que sabe que le esperan varios años en prisión por las acusaciones de homicidio y tráfico de drogas que carga sobre su espalda, abre el interrogante acerca de si la de Rojas podría ser la primera alianza que tejen en la Argentina el Primer Comando Capital. La organización narcocriminal paulista ya delineó esa estrategia hace una década en Paraguay, donde la base más sólida de reclutamiento comenzó en Pedro Juan Caballero, la zona fronteriza con Brasil que es, además, el epicentro de la producción de Cannabis sativa, y se expandió a las 12 cárceles de ese país, donde la forma de captar reclusos es a través de una "concepción distinta" del universo criminal. "PCC es una hermandad del crimen organizado", describe el sociólogo brasileño Gabriel Feltran, en el libro Irmãos.
La bravura que muestra Rojas, según se desprende de la investigación, es inversamente proporcional a la habilidad de su organización para evitar que los cargamentos de droga que adquiere en Paraguay y envía a Brasil y a la provincia de Buenos Aires sean secuestrados.
Pero lo que deja al descubierto la investigación de la Procunar y del fiscal Stehr es el gran volumen de cocaína y marihuana que maneja esta organización, que "sería destinada para su comercio a otros grupos delictivos de Brasil que estarían emparentados con el PCC, el Comando Vermelho y Bala Na Cara".
En poco más de un mes, Rojas "perdió" 11.104 kilos de marihuana y unos 32 kilos de cocaína que fueron secuestrados en cinco operativos de la Prefectura y la Gendarmería en Misiones y en Corrientes.
El Loko Rojas coordinó y ordenó a los miembros de su organización, a través de las comunicaciones que triangulaba Maciel, el contrabando desde Paraguay de 707 kilos de marihuana cuyos compradores en Brasil iban a ser integrantes de Bala Na Cara. Pero la carga fue secuestrada el 29 de septiembre pasado por personal de la Prefectura en el kilómetro 1598 del río Paraná, a la altura de Misiones.
El 15 de octubre pasado, efectivos del Escuadrón 48 de la Gendarmería incautaron dos encomiendas con 12 paquetes de cocaína –que la banda había adquirido en Paraguay– que fueron despachadas en la localidad misionera de La Candelaria por el Correo Argentino y tenían como destino la ciudad de Buenos Aires.
El 23 de octubre fueron secuestradas 10 toneladas de marihuana en Paraguay, en un operativo que realizó la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) de ese país en la zona de Piropó. El cargamento iba hacia Encarnación, importante localidad paraguaya situada frente a Posadas. Se preveía que, tras el cruce del estupefaciente hacia la Argentina, el destino final sería la provincia de Buenos Aires, donde uno de los socios del Loko Rojas en la cárcel, Pablo Antonio Campos, fue clave para que alquilar un galpón en Paso del Rey, Moreno, donde se instaló como fachada una distribuidora de bebidas.
El alquiler del galpón tuvo un costo de $1.200.000. La organización criminal también habría comprado una camioneta para distribuir los estupefacientes.
El 30 de octubre pasado, un grupo de gendarmes secuestró otro cargamento de droga adjudicado al clan de Rojas, unos 407 kilos, en la zona de Panambí, Misiones. Eran trasladados en una camioneta Mitsubishi hacia un lugar de acopio en esa misma provincia, desde donde luego se lo cruzaría a Brasil.
El 4 de este mes cayó otro cargamento supuestamente comprado por la organización criminal liderada por el Loko Rojas. En este caso, se trató de 20 kilos de cocaína que fueron decomisados en un control en la ruta Nº12, también cerca de Panambí, donde se detuvo a un joven que llevaba la droga en moto.
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