Lo atraparon en el río. Se disfrazó de camalote para contrabandear cigarrillos desde Paraguay
Luego de examinar la carga que el contrabandista intentaba ingresar al país, se constató que se trataba de 200 cartones de cigarrillos sin aval aduanero
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Las formas de contrabandear en el país se perfeccionan día a día y, en las últimas horas, personal de la Prefectura Naval Argentina interceptó un cargamento de cigarrillos ilegales mientras intentaba ser ingresado por agua desde Paraguay a Isla del Cerrito, provincia de Chaco. Para tratar de sortear el control del país, el hombre decidió disfrazarse de camalote para cruzar el río.
Durante la noche, la Autoridad Marítima nacional patrullaba el río Paraná cuando visualizó, con la ayuda de visores nocturnos, un bulto flotando con la apariencia de un camalote, a la altura del kilómetro 1239. Al acercarse se dieron cuenta de que se trataba de una malla tipo media sombra con hojas naturales y artificiales que en su interior contenía bolsas plásticas color negro, el cual era empujado por una persona desde adentro del agua.
Ante la sorpresa por la nueva modalidad para contrabandear mercadería, los efectivos de Prefectura priorizaron la vida del hombre, de 42 años, que fue extraído del agua, asistido y trasladado en buen estado de salud.
Luego de examinar la carga que el contrabandista intentaba ingresar al país, se constató que se trataba de 200 cartones de cigarrillos sin aval aduanero, con un valor de mercado que supera los dos millones de pesos.
Interviene en el hecho el Juzgado Federal de Primera Instancia N° 1 de Resistencia, a cargo de Zunilda Niremperger, quien indicó dejar al involucrado supeditado a la causa.
“Me los encontré tirados en el piso”
N.G. tiene 32 años y hasta fines de septiembre pasado trabajaba en Intercargo como “tractorista” en el aeropuerto internacional de Ezeiza. Terminó acusado de integrar una banda de “abrevalijas” que robaba objetos de valor de los equipajes de los pasajeros. En su locker de la terminal fueron secuestrados un par de aros y, en su casa, dólares, euros, reales y libras egipcias. Cuando lo indagaron, dijo que todo eso lo había encontrado “tirado”.
“Los aros secuestrados en mi locker los encontré en nuestro sector tirados en el piso”, afirmó N. G., según se desprende del expediente judicial al que tuvo acceso LA NACION. Los investigadores judiciales le preguntaron si había viajado a Egipto. Respondió que no. Y explicó: “Las libras egipcias no las compré, las encontré tiradas en los tachos de descarga, donde van los equipajes. No recuerdo qué día, ni en qué año”, se justificó el “tractorista”.
N. G. fue procesado sin prisión preventiva por el juez federal de Lomas de Zamora Federico Villena por el delito de apropiación de cosa perdida. Otros cuatro supuestos “abrevalijas”, también empleados de Intercargo, fueron procesados sin prisión preventiva por hurto agravado por haber sido cometido sobre mercaderías en tránsito.
“Los elementos de prueba reunidos hasta el momento resultan por demás elocuentes, al menos con el alcance exigido en esta etapa del proceso, toda vez que los mismos permiten conformar un cuadro lo suficientemente preciso y concordante en cuanto a su responsabilidad en los hechos investigados”, afirmó el juez Villena en el fallo.
Como informó LA NACION, la investigación se inició en junio pasado cuando la forma en que los maleteros de Intercargo manipulaban las valijas colocadas en la cinta transportadora alertó a los oficiales de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) que monitoreaban las imágenes de las cámaras que registraban lo que se sucedía en la pista del aeropuerto.
La situación fue puesta en conocimiento del fiscal federal de Lomas de Zamora, Sergio Mola, que encomendó a detectives de la PSA las pesquisas necesarias para identificar a los “abrevalijas”.
Tras el análisis de filmaciones de cámaras de seguridad y de otras pruebas documentales se llegó a poner nombre a los sospechosos.
“De la prueba recolectada hasta el momento se constató el accionar desplegado por un grupo de empleados de la empresa Intercargo, quienes, en el momento de estar realizando la desestiba de los equipajes despachados a bodega para su colocación en la cinta de arribos, proceden a la apertura de las mismas y sustraen elementos de su interior”, sostuvo el fiscal Mola en su dictamen.
Fue durante los allanamientos ordenados por Villena que personal de la PSA secuestró un par de aros, libras egipcias, dólares, euros, un reloj Louis Féraud, un parlante bluetooth, indumentaria oficial utilizada por los atletas argentinos en los Juegos Paralímpicos de París, zapatillas, candados con llaves, ropa de oficial de la selección de Venezuela, una computadora, municiones de armas de fuego y un cuchillo.
En la causa declaró como testigo una coordinadora del equipo paralímpico argentino y recordó que a su regreso de París los deportistas “notaron el faltante de elementos personales que habían despachado en su equipaje a bodega”. Los “abrevalijas” se habían apropiado de ropa, paletas de tenis de mesa y zapatillas.
“Se pudo establecer a través de las videofilmaciones agregadas a la causa, que la maniobra realizada por los encartados resulta ser la misma en todos los casos observados: uno de los empleados ingresa en el interior del AKE [el sector donde trabajan los maleteros], manipula, revisa y abre el equipaje, sustrayendo elementos del interior de los mismos; mientras que el otro empleado permanece fuera del AKE, oficiando de ‘campana’, mientras acomoda las valijas en las cintas de arribo, prestando atención a su alrededor y al personal policial y de seguridad privada que se encuentra en el lugar. Estas conductas pudieron ser corroboradas en al menos seis hechos”, afirmó el juez federal Villena en el fallo de procesamiento al que tuvo acceso LA NACION.
Noticia en desarrollo.
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