Lluvia de billetes en Belgrano. Las claves para atrapar a dos ladrones que intentaron robar una mochila con $7.000.000
Una banda delictiva había atacado a un empleado de una empresa en avenida del Libertador y Olazábal cuando se dirigía a una entidad bancaria; la víctima, a pesar de la violencia ejercida por los delincuentes, se resistió y logró impedir que se concretara el plan criminal
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El violento ataque quedó registrado por una cámara de seguridad. Eran las 12 del 30 de marzo pasado cuando Juan Cruz S. esperaba que el semáforo de la avenida del Libertador y Olazábal, en Belgrano, le diera paso para poder cruzar e ir a depositar 7 millones de pesos. Pero, mientras esperaba, fue atacado por atrás. Un delincuente intentó sacarle la mochila que lleva colgada a la espalda, donde tenía guardado el dinero. Él se resistió, a pesar de ser arrastrado por el piso y de recibir golpes y patadas. No solo resistió: también enfrentó al ladrón, hasta que lo obligó a fugar en una moto conducida por un cómplice.
En el forcejeo, hubo billetes que volaron por el aire. Se recuperó casi todo el dinero, excepto $70.000 pesos que un peatón, mientras ayudaba, aprovechó la oportunidad para llevarse. Tres meses y cinco días después de aquel intento de robo, dos sospechosos están detenidos camino al juicio oral y público.
Así lo informaron a LA NACION calificadas fuentes judiciales. Los dos sospechosos procesados con prisión preventiva, en fallo confirmado por la Cámara del Crimen, son los hermanos Carlos y Cristian Amarillo, de 35 y 29 años, respectivamente.
“Los encausados deberán responder en calidad de coautores, ya que tuvieron participación activa y codominio de los actos. El episodio en cuestión no se consumó porque los incusos no pudieron sustraerle bien alguno al damnificado”, sostuvo la jueza en lo criminal y correccional porteña Yamile Bernan al dictar la prisión preventiva de los hermanos Amarillo.
La resolución de la magistrada fue confirmada ayer por la Sala VII de la Cámara del Crimen, con las firmas de los jueces Mariano Scotto y Rodolfo Pociello Argerich.
La investigación, a cargo del fiscal José María Campagnoli y su equipo de trabajo, no terminó. Continúan las tareas para identificar al delincuente que conducía la moto en la que escapó Carlos Amarillo después de atacar a la víctima durante el intento de robo.
La reconstrucción
Para identificar a los sospechosos detenidos fueron claves las tareas investigativas hechas por detectives de División Investigaciones de Organizaciones Criminales y la División Extracción y Análisis de Imágenes del Centro de Monitoreo Urbano (CMU) de la Policía de la Ciudad, según informaron fuentes judiciales.
La investigación avanzó a partir de que los detectives policiales identificaron la chapa del auto en el que llegaron a la zona dos de los delincuentes, los hermanos Amarillo.
La víctima trabaja para una empresa de la zona. El 30 de marzo pasado, su jefe le pidió que fuera a un banco de Belgrano a depositar 7.000.000 de pesos. Los investigadores tienen la sospecha de que los ladrones tenían el dato sobre el dinero, pero no pudieron confirmar las presunciones.
“A las 12 estacionó sobre la avenida del Libertador, a pocos metros del cruce con Olazábal. Se colocó la mochila en su espalda y comenzó a caminar hacia la entidad bancaria”, según el expediente judicial.
Poco después, ante la mirada azorada de las personas que pasaban por la avenida del Libertador, fue atacado por un delincuente. Algunas personas intentaron ayudarlo.
Los hermanos Amarillo habían llegado a la zona en un auto Fiat Mobi, propiedad de la exmujer y madre de las hijas de Carlos Amarillo.
“A partir de las tareas de investigación realizadas por la División Investigación de Organizaciones Criminales de la Policía de la Ciudad fue posible determinar que, en el marco del suceso, se utilizó un automóvil marca Fiat Mobi, puntapié inicial para establecer la intervención de los encausados y qué rol cumplieron”, explicó la jueza Bernan.
Carlos Amarillo descendió del auto y, sin que la víctima lo advirtiera, se le puso detrás y le exigió la entrega de la mochila. “Intentó quitársela violentamente de su espalda para apoderarse del dinero. No obstante, Juan Cruz S. se resistió y fue arrojado al suelo. El delincuente tironeó de la mochila, generando que se abriera. El damnificado intentó levantarse rápidamente, pero Amarillo le propinó un golpe de puño en su rostro, ocasión en la que comenzaron a forcejear”, según el expediente judicial.
Al no poder concretar el robo, Amarillo se escapó en una moto conducida por un cómplice. Mientras, Juan Cruz S., con la colaboración de algunos peatones, juntó el dinero que había quedado en la vereda. Finalmente, fue al banco a hacer el depósito. En ese momento se dio cuenta de que faltaban 70.000 pesos. Los billetes, seguramente, se los llevó alguno de los que pasó por el lugar mientras volaban por el aire.
Como se dijo, a partir de la identificación de la chapa patente del auto utilizado por los sospechosos se pudo llegar hasta la propietaria del vehículo: la expareja de Carlos Amarillo.
El automóvil fue identificado a partir del análisis de filmaciones registradas poco antes del intento de robo, en las que se observó que la persona que atacó a Juan Cruz S. había descendido de un Fiat Mobi.
“Luego se estableció que en el Registro Nacional de la Propiedad Automotor (RNPA) el automóvil marca Fiat, modelo Mobi, se encontraba a nombre de E. M., quien había otorgado una cédula azul al imputado Carlos Amarillo”, sostuvo la magistrada en la citada resolución.
Entonces, los investigadores policiales siguieron la pista que los condujo a Carlos Amarillo. El auto utilizado el día del intento de robo fue visto estacionado en la puerta del domicilio del sospechoso, en Boedo.
“De la comparación entre la persona captada en los videos del hecho y las fotografías de Carlos Martín Amarillo obrantes en Facebook, el Registro Nacional de las Personas y aquellas que se le tomaron cuando fue detenido, se advierte una gran similitud física, tanto en su contextura física como en la morfología de su rostro”, se explicó en el auto de procesamiento.
E. M. fue investigada, pero recibió la falta de mérito. Su versión, que brindó por escrito, fue creíble para los investigadores. Contó que había comprado el auto en cuestión, pero que se lo había dado a su expareja y padre de sus hijos para que trabajara como chofer de una app que une a conductores con pasajeros.
La versión que dio por escrito en su indagatoria es similar a una conversación entre E. M. y Amarillo interceptada por orden judicial.
“Salís a robar con mi auto, sabiendo que si te agarran me ibas a meter en un quilombo a mí y nunca te importó un carajo”, le gritó a E. M. a su expareja. Él respondió: “Yo no robo con el auto, el auto no roba nada. ¿Sos boluda o te hacés? Te dije 1000 veces que la única persona que hace el ilícito es el de la moto”.
Para la Justicia hay suficientes pruebas para sostener que Carlos Amarillo fue la persona que atacó a la víctima e intentó robarle la mochila con los 7 millones de pesos. Y, según el expediente judicial, su hermano fue la persona que conducía el automóvil de E. M. el día del hecho.
“El diálogo que mantuvieron es explícito [el sospechoso y su expareja], pues Amarillo reconoce que toma parte en robos perpetrados con motos y que el auto de E. R. estaba en su poder”, sostuvo la jueza al fundamentar las pruebas contra el sospechoso.
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