La tía de Sheila Ayala quedó a un paso de recuperar la libertad
Leonela Ayala, detenida por el homicidio de su sobrina y ahijada, Sheila, quedó a un paso de ser liberada. Para el fiscal que investiga el caso, Gustavo Carracedo, quedó comprobado que ella no estuvo en la escena del crimen el 14 de octubre pasado a la tarde, cuando la niña, de 10 años, fue asesinada en el barrio Trujui, de San Miguel. Por eso pidió que no siga detenida.
No obstante, el fiscal dispuso que la imputada siga ligada al proceso hasta que terminen todos los estudios complementarios sobre el material genético hallado en el cuerpo de la víctima. El requerimiento debe ser ahora respondido por el juez de Garantías de San Martín Nicolás Schiavo.
En el dictamen, presentado hoy, el fiscal solicitó que siga preso Fabián Ezequiel González Rojas, pareja de Leonela, a quien acusó de ser el presunto autor material del homicidio de Sheila en un supuesto intento de abuso sexual.
Al analizar la situación de la tía de Sheila, el fiscal revisó los elementos de cargo que supuestamente la vinculaban con el homicidio y las pruebas de descargo que presentó la mujer, con las que demostró que no estuvo en el departamento 6 del predio usurpado Campo Tupasy entre las 10.30 y las 18.30 del 14 de octubre pasado.
La tía de Sheila y su pareja habían sido detenidos el 18 de octubre pasado, minutos después del hallazgo del cuerpo de la niña. En ese momento, fuentes policiales indicaron la existencia de una supuesta confesión de la tía de la víctima, quien habría indicado que "habría consumido drogas y alcohol con su pareja, y que cuando se despertaron hallaron a Sheila sin vida". Pero debido a que esos dichos no fueron expuestos ante un funcionario judicial, carecen de validez probatoria y no pueden ser utilizados en el proceso.
Tras investigar lo que Leonela explicó en sus dos indagatorias, el fiscal pudo comprobar que la acusada no habría estado en el lugar el día que mataron a Sheila.
"Si yo hubiera estado ese día en la casa, a Sheila no le hubiese pasado nada. Yo no encubrí nada. Estoy pagando por algo que no hice", dijo Leonela el jueves pasado. Ese día la acusada aportó una serie de elementos que probarían que no estuvo en su casa aquella tarde.
González Rojas aparece más comprometido. La principal hipótesis del hecho indica que habría aprovechado que su pareja se había ido después de una discusión y, al quedar solo, habría raptado a Sheila cuando jugaba en la precaria plaza del predio.
Durante la última indagatoria, que duró más de dos horas, Leonela ratificó que su marido habría intentado abusar de su propia hija, también de 10 años, siete meses antes del asesinato de Sheila.
Este hecho ya había sido señalado por un vecino que afirmó haber escuchado una discusión entre Leonela y su pareja en la que ella lo acusaba del abuso, y que al ser perseguido por la mujer y algunos familiares, González Rojas se habría refugiado detrás de un auto abandonado. El caso nunca se judicializó hasta el jueves pasado. Leonela dijo que en su momento no hizo la denuncia porque su pareja amenazó con matarla.
En su defensa, Leonela presentó los informes de la tarjeta SUBE que indican que abordó un colectivo a las 10.30 y regresó después de las 18.30. La acusada también aportó los testimonios de varias personas, entre ellos, su hermano Martín, que afirmaron que habían estado con ella la tarde en la que Sheila fue asesinada. Al exponer el supuesto perfil de agresor sexual de su pareja, la madrina de Sheila complicó la situación de González.
La principal hipótesis de los investigadores es que la niña fue asesinada durante un intento de abuso sexual. Esa teoría se funda en que el cuerpo de la niña fue hallado sin ropa y en las heridas que tiene el acusado, que habrían sido provocadas por la víctima en un intento de defenderse.
El cadáver de Sheila fue hallado el 18 de octubre pasado, cuatro días después de su desaparición. Un chico de 10 años alertó a los bomberos, que encontraron el cuerpo en el hueco de una medianera. Los estudios complementarios realizados sobre las muestras de tejidos tomadas durante la autopsia determinaron que Sheila fue asesinada el mismo día que desapareció. En el informe de los forenses también se determinó que el cuerpo presentaba fracturas post mortem en seis costillas, que habrían sido producidas cuando el cadáver fue arrojado desde el balcón del pasillo que da a la puerta del departamento del acusado.
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