La secta del horror: prisión preventiva y millonarios embargos para 14 de los 19 imputados por explotación sexual

La Justicia procesó a integrantes de la secta Escuela de Yoga de Buenos Aires y embargó sus bienes $1.200.000.000. De los 19 imputados, 14 seguirán detenidos debido a que el juez federal Ariel Lijo les dictó la prisión preventiva. Otros cinco acusados seguirán el proceso en libertad, mientras que al médico, a cargo de la clínica CIM, de Abasto, el magistrado le dictó la falta de mérito.

Con la resolución dictada ayer, el magistrado avaló la investigación realizada por los fiscales federales Carlos Stornelli y Alejandra Mángano, integrante de la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (Protex).

Al revisar las pruebas aportadas por los representantes del Ministerio Público, el juez Lijo consideró que había elementos que abonaban la responsabilidad de los imputados en los delitos de trata de personas, asociación ilícita y contrabando de medicamentos.

Según fuentes judiciales, los procesamientos y el dictado de la prisión preventiva recayeron sobre Juan Percowicz, Susana Mendelievich, Marcela Arguello, Luís Mario Romero, Alicia Arata, Georgina Ivonne Hirschfeld, Silvia Herrero, Mario Alberto Leonardo, Gustavo Aníbal Rena, Carlos Barragán, Mariano Krawyckz, Marcela Alejandra Sorkin, Horacio Sebastián Vesce y Daniel Gustavo Fryd Trepat.

“Se logró probar el funcionamiento de una organización coercitiva que, bajo la apariencia de Escuela de Yoga de Buenos Aires (EYBA) o Buenos Aires, Yoga School (BAYS), que se dedicaba a captar personas mediante engaños o en situaciones de vulnerabilidad, tanto por ser menores de edad como por sus graves problemas de adicciones, de salud, diferentes tipos de violencia y situaciones de crisis. Todas fueron aprovechadas por la organización para lograr obtener su confianza con la promesa de sanación, pertenencia y contención”, se describió en la resolución del juez Lijo.

Al revisar las pruebas aportadas por los fiscales, el magistrado consideró que Percowicz era el jefe de la asociación ilícita.

“Hacía alarde de su sabiduría y sus poderes divinos, desarrolló una compleja vertiente adoctrinante, formada por una estructura filosófica basada en literatura clásica, religiosa y espiritual, que conforma el esqueleto sobre el que se sustentan todas las prácticas de coacción física y psicológica de la escuela: el ceremonial, las tareas sexuales exhibicionistas, las curas de sueño, el trabajo dentro de cada ‘trinchera’ o negocio y el aporte mensual por medio de sobres”, sostuvo el magistrado al describir la conducta del jefe de la banda.

Una extensa investigación

La investigación que permitió desbaratar la secta comenzó hace más de dos años. Hace veinte días, los fiscales Stornelli y Mángano solicitaron cincuenta órdenes de allanamiento al juez Lijo para irrumpir y sorprender en sus domicilios a los imputados.

“Los denominados alumnos eran utilizados como instrumentos, y se empleaban sus capacidades y recursos para obtener resultados económicos. Se verificó la explotación de sexual de, al menos, siete víctimas”, explicó el magistrado en la resolución, al fundar los procesamientos.

Durante la investigación, se comprobó que la organización contaba, al menos, con tres ámbitos de captación y despersonalización de nuevos miembros: la “Clínica CMI Abasto”, la empresa de coaching “BA Group” y las clases impartidas la sede central.

“Así, las denominadas alumnas debían prostituirse a cambio de dinero con ‘palomos’ o ‘W’ -como se designaba a los clientes-, lograr construir una relación comercial con sus ‘novios’ o empresarios con dinero y así conseguir que les depositen más dinero para sus gastos mensuales y su exclusividad, las contraten en sus empresas o inviertan en sus negocios”, se describió en el fallo dictado por el juez federal Lijo.

Al explicar cómo era la maniobra, los investigadores judiciales indicaron que “básicamente, forzaban a las alumnas a definir, en cada caso particular, qué podían conseguir de cada cliente, realizando un análisis de su situación patrimonial. Luego, debían hacer todo lo posible para lograrlo, extrayendo el mayor rédito económico posible”.

“Si le gusta el lujo y la comodidad, no hay tiempo de elegir con quien querer estar”, le dijo Susana Mendelievich, “Mendy”, la encargada del denominado Geishado Vip de la organización criminal que funcionaba bajo la fachada de la EYBA, a una joven que negaba a mantener relaciones con un poderoso empresario que era habitué del café. Esa fue una de las maniobras descriptas por la Justicia.

Percowicz, el jefe de la secta fue beneficiado con la prisión domiciliaria por su edad (84 años) y estado de salud.

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