La reacción del fiscal frente a los maullidos: “No se dejen engatusar y ladren más fuerte”
Testigos aseguraron que Gil Pereg no había presentado un comportamiento anormal mientras se buscaba a su madre y su tía
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MENDOZA.– El juicio a Nicolás Gil Pereg por los asesinatos de su madre y su tía comenzó en medio de un escándalo. El acusado, al igual que en otras oportunidades, solo emitió maullidos. Fueron más de 300 veces las que se escucharon en la sala de audiencias el peculiar sonido emitido por el imputado. Cada parte tomó de una manera distinta el comportamiento de Gil Pereg, que se enfrenta a un jurado popular por los homicidios de las ciudadanas israelíes Pyrhia Sauroussy, de 63 años, y Lily Lea Pereg, de 54, madre y tía del imputado, respectivamente.
La defensa sustentó el pedido de una declaración de inimputabilidad en los supuestos problemas mentales de Gil Pereg, mientras que la fiscalía solicitó que los doce ciudadanos mendocinos que definirán el caso “no se dejen engatusar y ladren más fuerte”. La jueza Laura Guajardo, por su parte, advirtió varias veces a Gil Pereg y, finalmente, se cansó de la actitud del acusado y ordenó que fuese retirado de la sala.
Pese a que los “maullidos” ya no se escuchaban, la primera jornada del juicio quedó dominada por la imagen expuesta por Gil Pereg. Incluso los testigos declararon sobre ese tema. Un policía que participó del operativo de rastrillaje por la desaparición de las dos mujeres expresó en el tribunal que “en ningún momento, mientras buscábamos a sus familiares, actuó como si fuera un gato”.
Ese agente fue uno de los 50 testigos convocados para este juicio, cuyo veredicto se conocería el próximo miércoles. Gil Pereg afronta el debate bajo un doble encuadre penal: homicidio agravado por el vínculo, respecto de su madre, y homicidio agravado por el uso de arma de fuego, en relación con su tía.
Gil Pereg llegó a la sala luego de atravesar el “presoducto” que conecta este nuevo edificio de tribunales con la penitenciaría provincial. Durante ese trayecto, pasadas las 8.30, se lo vio tranquilo, ya que estaba sedado, y con la cabeza gacha, sin hacer sonidos. Pero, cuando la audiencia dio inicio, minutos después de las 9, todo cambió. La magistrada comenzó a advertirle que se comportara con decoro y se mantuviera en silencio. Pero Gil Pereg no dejó de maullar hasta que fue retirado de la sala.
Ese episodio fue aprovechado por la defensa del acusado, que planteó que este padece serios trastornos de salud mental y debe ser considerado inimputable. Su defensa se apoyará en informes de peritos psiquiátricos y psicológicos de parte para intentar convencer al jurado popular de que el israelí, de 40 años, sufre de parafrenia (un tipo de psicosis delirante crónica) y de licantropía clínica, que define las alucinaciones que hacen creer a quienes las padecen que son animales.
”Él siempre se consideró un gato, un animal. En un momento determinado de su vida se divorció de la humanidad, porque consideró que los hombres mataban animales, destruían la naturaleza, realizaban guerras; cosas que vio en el Ejército de Israel. Este es el fundamento delirante de Gil Pereg. De hecho, él trataba a sus gatos como hijos”, planteó el abogado defensor Maximiliano Legrand, junto a su colega Lautaro Brachetta para reforzar la hipótesis de inimputabilidad del acusado. Incluso el letrado dio a conocer frente al tribunal un audio con un episodio de delirio y alucinación del israelí, donde este relató, llorando, que fue atacado por “monstruitos” que querían comerlo y cortarle la cabeza.
El acusado, exmilitar e ingeniero electrónico nacido en Israel hace 40 años, llegó a la Argentina en 2009 y abrió un restaurante en esta provincia. Por entonces decía ser noruego y llamarse Floda Reltih, que no es otra cosa que Adolf Hitler leído al revés. Ahora está acusado del doble crimen de su madre y tía cuando estas llegaron desde Israel en enero de 2019 para visitarlo en el predio que administraba en Guaymallén.
Los acusadores pidieron que el imputado de esos asesinatos sea castigado más allá de su comportamiento en el tribunal. El fiscal Fernando Guzzo expresó: “Pido a los jurados que no se dejen engatusar y que ladren más fuerte”. Y su colega Claudia Ríos reclamó un veredicto “unánime” para que Gil Pereg sea declarado “culpable” y que su madre y su tía “tengan justicia”. Adelantándose a la pretensión de la defensa de hacer pasar a Gil Pereg por una persona con sus facultades mentales alteradas para evitar una posible condena a prisión perpetua, la abogada querellante, Claudia Vélez, afirmó que el acusado “estaba en pleno uso de sus facultades mentales y sabía lo que hacía” cuando asesinó a su madre y a su tía.
De acuerdo con la pesquisa judicial, Gil Pereg estranguló a su madre con un lazo y le propinó una fuerte golpiza, mientras que a su tía le efectuó tres tiros con un revólver calibre 38. Luego, enterró a las hermanas en su propiedad, atravesando los cuerpos con varillas de hierro. La búsqueda de las mujeres se mantuvo durante casi dos semanas, lapso en el que Gil Pereg colaboró con los investigadores.
Varios de los seis testigos que participaron en la primera jornada de debate expusieron que el acusado no había “maullado” durante los rastrillajes. Un alto funcionario de la División Búsqueda de Personas, de la Policía de Mendoza, ofreció una detallada cronología de lo que fue la intervención de su repartición en el caso. “Sostuvimos unas ocho o nueve entrevistas con Gil Pereg. Nos aportó datos del recorrido que había hecho con su madre y con su tía, desde el departamento que habían rentado en calle España hasta el predio de calle Roca en donde él vivía”.
Ese testigo calificó como “coherente” los testimonios del ahora imputado durante esos primeros días de búsqueda. “Vestía extravagante, pero era muy inteligente. Sentí que desafió nuestro accionar durante esos días. No tenía problemas para comunicarse y se lo veía calculador”, indicó.
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