La noche en San Miguel del Monte: "Ya no vemos las plazas como lugares seguros"
SAN MIGUEL DEL MONTE.- En el primer fin de semana luego de la muerte de los tres adolescentes y del joven de 22 años durante una persecución policial, la tristeza y la impotencia se trasladaron también a los parques y la laguna de esta ciudad, que estuvieron prácticamente vacíos luego de la caída del sol, pese al intenso movimiento de familias y chicos que se observa allí de manera habitual. Fuertemente afectados por la violenta muerte de sus amigos, los adolescentes de la ciudad esquivaron los espacios públicos, las tardes y madrugadas de bicicletas y patinetas. Prefirieron pasar la noche del viernes reunidos dentro de sus casas, en pequeños grupos; tomaron mate y lloraron mucho, pero también escribieron y compusieron canciones de rap, según pudo reconstruir La Nación.
Durante una charla con cinco adolescentes, íntimos amigos de las víctimas y organizadores de una competencia de hip-hop a la que asisten todos los jóvenes de la zona, los chicos dijeron: "Nos reunimos en nuestras casas porque en la calle faltaba el sonido de los skates, faltaban las canciones de los chicos. Ya no es lo mismo".
Entre los chicos de la ciudad penetró con fuerza en el último tiempo el fenómeno del hip-hop. Tanto que ellos mismos crearon ‘Alsina freestyle’, una competencia de improvisación verbal en la que han participado más de 200 personas, incluso de otras localidades. Frente a la tragedia, de alguna inesperada forma, las amistades nacidas en este evento se convirtieron en el refugio de decenas de niños y adolescentes que conocían a las víctimas y que no encuentran consuelo para mitigar el dolor.
"El viernes a la noche, pudimos cantar, componer; escuchamos música. Nos salía del alma la necesidad de escribir e improvisar temas de rap que hablen sobre nuestros amigos, porque tenemos un nudo en la garganta. Es una forma de recordarlos y también de desahogarse", explicaron los jóvenes.
Y agregaron: "Hacemos reuniones en pequeños grupos, para contenernos mutuamente y analizar lo que está pasando. Para buscar justicia. Sabemos que esto no va a quedar así. Gonzalo y Danilo eran dos de los mejores raperos de la ciudad. Su ausencia se siente. Lo que vivimos por estos días es una gran injusticia".
Sobre este último punto, un amigo de las víctimas -cuyo nombre al igual que el de otros adolescentes será resguardado por tratarse de menores-, dijo: "Ellos eran como mis dos hermanos, eran nuestros raperos chiquitos; les decíamos cómo mejorar artísticamente porque nos veían como referentes musicales".
Durante las reuniones que tuvieron lugar el viernes por la noche en las casas de los chicos, aparecieron anécdotas y recuerdos que hoy son preciados tesoros. "Con Gonzalo y Danilo vivimos buenos momentos. Ellos dos eran muy amigos y -cuando se enfrentaban en una batalla de rap- veíamos una situación divertida, increíble", contaron.
Un poco molestos y saturados por la presencia de medios televisivos, los jóvenes eligieron hablar en una esquina alejada y explicar con calma quiénes eran sus amigos, los chicos que murieron: "Antes de lo que pasó, nosotros no molestábamos a nadie. Es más, la gente se acercaba a ver como cantábamos rap, a grabar videos. No hacemos nada más allá de tomar una gaseosa y fumar un cigarro. En nuestro evento de rap nunca hubo drogas. Como mucho, tal vez, pasaba una cerveza escondida; pero solo entre los adolescentes más grandes".
Y también explicaron: "Este evento de rap -en el que participaban todos los chicos y chicas que iban en el auto perseguido por los policías- promueve la integración social; nosotros charlábamos a través de la música. Jugamos así. Las chicas tal vez no cantaban, pero venían a ver y a pasarla bien".
Durante su contacto con La Nación, los adolescentes de San Miguel del Monte reflexionaron sobre el impacto que tuvieron las muertes de los cuatro jóvenes en la cotidianeidad de la localidad bonaerense. "Después de las ocho de la noche, no queda nadie en las mismas calles que antes estaban llenas de pibes".
Y, por último, dijeron: "Ya no vemos las plazas como lugares seguros. Creo que muchos tienen miedo y por eso no salen; o vienen acompañados a las marchas. Les decimos a nuestros amigos que no se muevan solos, porque ahora sabemos que tal vez la policía también nos puede matar".