La muerte de Maradona. Para la enfermera, el Diez era “una bomba de tiempo”
Dahiana Gisela Madrid dijo que solo tenía la indicación de darle la medicación al paciente, que la casa donde se llevaba adelante la intervención domiciliaria carecía de instrumental elemental y que nunca le informaron los antecedentes de salud del astro
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Dahiana Gisela Madrid, la enfermera que atendía a Diego Armando Maradona en su internación domiciliaria declaró ayer ante la justicia que la única indicación que tenía de los médicos era la de administrarle la medicación, que le dijeron que no eran necesarios los controles y que en la casa de Tigre donde el exfutbolista falleció en noviembre pasado “no había ningún acondicionamiento” para la patología cardíaca que presentaba, que definió como “una bomba de tiempo”. Su abogado, Rodolfo Baqué, sostuvo que su defendida fue víctima de una “campaña de prensa” para responsabilizarla, y adelantó que la semana próxima pedirá su sobreseimiento.
En su indagatoria, que duró más de seis horas, la enfermera que había sido contratada por la empresa “Medidom” para el cuidado del astro durante su convalecencia en aquella casa alquilada en el barrio privado San Andrés, luego de haber sido intervenido quirúrgicamente por un hematoma subdural, contó que el 13 de noviembre, su primer día de trabajo en este caso, fue la primera y “única vez” que pudo tener contacto personal con Maradona, tomarle los signos vitales y bañarlo. Agregó que el día 16, cuando fue por segunda vez, el propio paciente la echó e incluso amenazó con tirarle “por la cabeza” un “cargador de celular”.
Por esa razón, Madrid explicó que nunca entraba a la habitación del por entonces DT de Gimnasia y que la mayoría del tiempo estaba “afuera, debajo de las plantas” o “sentada en el living” sin hacer ruido.
”Me habían dicho que nosotros, los enfermeros, estábamos para dar la medicación en tiempo y forma para que el paciente no se automedique, que no era necesario que se controle”, afirmó la imputada ante los fiscales Cosme Iribarren y Patricio Ferrari, que fueron los dos miembros del equipo fiscal que ayer la indagaron por el delito de “homicidio simple con dolo eventual”.
Cuando los fiscales le preguntaron quiénes daban las indicaciones, Madrid respondió que su coordinador era Mariano Perroni -que será indagado mañana-, que los “responsables del domicilio” eran el sobrino de Maradona, Jonathan “Jony” Espósito, y Maximiliano Pomargo (asistente personal del Diez y cuñado del abogado Matías Morla), y que los médicos eran Leopoldo Luque y la psiquiatra Agustina Cosachov.
“Nosotros solo teníamos la medicación. Nada más. Había que hacer lo que el paciente quería, si el paciente se dejaba tomar los controles. Todo según lo que el paciente quería o disponía. No había que molestarlo, no había que ingresar a la habitación, solo darle la medicación en tiempo y forma, únicamente”, agregó.
Tal como el lunes había declarado el otro enfermero imputado, Ricardo Almirón, que tenía a su cargo el turno noche, Madrid explicó que nadie le había informado de los antecedentes de salud de Maradona: “De las patologías que tenía el paciente me enteré después. Cuando llegué al domicilio pregunté si teníamos una epicrisis y me dijeron que no”.
”Si vos sos un paciente cardíaco sabés que sos una bomba de tiempo, pero no había ningún acondicionamiento para la patología del paciente. Lo único que había era control de signos vitales. Un termómetro y un saturómetro”, afirmó Madrid en torno a las falencias que notó que había en la casa de Tigre para una supuesta internación domiciliaria.
También dijo que “faltaba un desfibrilador, un tubo de oxígeno, un abocat –catéter que se usa para pasar medicación-” y que “no había un monitor cardíaco que era necesario siendo un paciente cardíaco”.
Madrid también contó de la caída que Maradona sufrió el 18 de noviembre en su habitación y afirmó que ella recomendó “llevarlo a una guardia o a una clínica para que le realicen una tomografía”, pero que “Maxi” Pomargo se puso a hablar por teléfono con alguien y le dijo que no, porque el incidente podía “salir en los medios”.
Sobre el día del fallecimiento, reconoció que nunca entró en la habitación, que solo le dio la sensación, por lo que escuchó desde el living, que Maradona se levantó para orinar en el baño portátil que tenía junto a la cama, y criticó a Cosachov al comentar que cuando le pidió ayuda para reanimación, notó que la psiquiatra “no estaba haciendo bien a las maniobras” de RCP, por lo que continuó ella con las tareas.
Además, volvió a complicar la situación de su jefe, Perroni, y de otra de las imputadas, Nancy Forlini, la médica que coordinaba en nombre de Swiss Medical la internación domiciliaria del Diez. Afirmó que fueron ellos quienes le pidieron que elabore, con Maradona ya fallecido, el informe en el que constaba que aquella mañana había intentado controlar al paciente y que él se había negado, algo que no sucedió porque no tuvo contacto con el paciente.
Dijo que confeccionó esa planilla al volver a la casa de Maradona, luego de declarar en la fiscalía y “afuera, en el capot del coche del coordinador”, mientras Perroni hablaba por celular con la médica de la prepaga. ”Forlini quería que ponga horarios y demás así que me hicieron transcribirla y la transcribí. Ella decía que tenía que ser una planilla bien completa”, comentó.
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