La muerte de Lucio Dupuy. Presentarán las pruebas de los “castigos inhumanos” que la madre y su pareja le aplicaban al chico
Será el viernes, en Santa Rosa, La Pampa, en la audiencia en la que los fiscales pedirán que se fije la fecha de inicio del juicio contra Magdalena Espósito Valenti y Abigail Páez por el crimen ocurrido el 26 de noviembre de 2021
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El viernes, la Fiscalía de La Pampa presentará este viernes 12 de agosto las pruebas que usará en el juicio para acusar a Magdalena Espósito Valenti y su pareja, Abigail Páez, del asesinato de Lucio Dupuy, el chico de 5 años, hijo de la primera, muerto a golpes la noche del viernes 26 de noviembre de 2021 en la ciudad de Santa Rosa.
A partir de los resultados de la autopsia, de los antecedentes médicos y escolares de la víctima, pero, sobre todo, de las revelaciones de los peritajes psiquiátricos de las detenidas y del historial de mensajes entre ellas, la Justicia reconstruyó un cuadro atroz: que, por “odio de género” al papá del nene, a Lucio lo sometieron, durante meses, a todo tipo de “castigos inhumanos”, incluidas duras penitencias, palizas, amenazas y presiones psicológicas e, incluso, abusos sexuales.
El abuelo de Lucio, Ramón Dupuy, reveló a la prensa que los chats entre Magui Espósito y Abigail Páez revelan que “tenían planeado matarlo, desde el primer día que se lo llevaron” luego de que pasara casi dos años al cuidado de una tía paterna, en un contexto de litigio legal entre la madre y el padre del menor, Christian, y mientras ella se fue de viaje con su novia. En junio pasado, el abuelo del chico dijo a LA NACION que por intermedio de su abogado querellante, José Mario Aguerrido, pedirán la prisión perpetua para ambas.
“¡La aberración que le han hecho! ¡Lo que sufrió mi nieto! Lo mataron por odio de género”, dijo Ramón Dupuy. Señaló que, según la acusación, “a Lucio le cortaron los genitales a mordiscones” y que lo violaron.
Espósito Valenti, de 25 años, está acusada por “homicidio triplemente calificado por el vínculo y con ensañamiento y alevosía” y “abuso sexual gravemente ultrajante por su duración y formas concretas de realización y con acceso carnal vía anal”, triplemente agravado por ser la guardadora. Abigail Páez, de 28, está imputada por “homicidio doblemente agravado” (por saña y alevosía) y “abuso sexual agravado”. Ambas están presas desde fines del año pasado en Complejo Penitenciario I de San Luis.
Los chats reveladores
Según la acusación de los fiscales Verónica Ferrero, Walter Martos y Marcos Sacco, del contenido de los teléfonos celulares de la acusadas surgen “mensajes escalofriantes de castigos inhumanos a los que era sometido el niño”.
Entre esos castigos, señalaron “falta de comida, hacerlo pasar frío, penitencias interminables contra una pared, golpes de puño en la panza que le provocaban vómitos continuos, golpes en la cara que le provocaron lesiones visibles, amenazas respecto de que no podía contar a nadie lo que vivía si no sería peor, no mandarlo al jardín por dos motivos: primero para que no vieran las maestras sus lesiones y segundo como forma de endilgarle castigo, ya que disfrutaba de ir al jardín”.
Distintos medios de prensa señalaron que en los chats entre la madre de Lucio y su novia “se comentaron sus miedos de que [el chico] se quitara la remera y otros adultos vieran las marcas de golpes, y que cuando salía, comía de más porque luego tenía períodos de hambruna en su casa y temían que se dieran cuenta de ello”.
Los mensajes también revelaron que a Lucio “le ponían hielo para que se le deshincharan los golpes de la cabeza”, que acordaban entre ellas “excusas que expondrían en el jardín para justificar la ausencia del chico o para que no se juntara con amiguitos, y para no ir a la casa de la madre de Abigail Páez, Érica Frydlender.
Los fiscales explican que “en esos mensajes se puede leer como Lucio era una molestia para Abigail y Magdalena y todo el tiempo pensaban como quitarlo de sus vidas para que no arruinara su relación de pareja, y según ellas sus peleas y discusiones las motivaba Lucio”. El dictamen fiscal agrega que “a raíz de las lesiones en la parte genital del niño, se determina la existencia de un crimen por odio por las características de Lucio perteneciente al género masculino”. De los intercambios de mensajes entre las imputadas previos al crimen se traduce que su desprecio principalmente estaba dirigido hacia Christian Dupuy, el padre del chico.
De los chats surgieron más revelaciones. Por caso, la admisión de ambas de haber amenazado a Lucio “para que no cuente el motivo de las marcas que tenía en el cuerpo”. Por ejemplo, “tenía un moretón en la cara y le decían que contara que se había golpeado en la cancha”.
En una ocasión, una le dijo a la otra: “¿Cómo le pegaste en la panza? Van dos veces que vomita”. En esa ocasión, como había vomitado el baño de la casa, lo dejaron en penitencia en el patio, aunque hacía frío y llovía. Esa vez, Abigail Páez expresó: “No quiero ver al Lucio porque me amarga la vida”.
“La lectura de estos mensajes demuestra que durante la convivencia y hasta el fallecimiento del menor, tanto Abigail Páez como Magdalena Espósito golpearon a Lucio, provocaron lesiones que luego ocultaron con aislamiento del niño de su vida social, sabían que vomitaba producto de las lesiones, era su anhelo que Lucio saliera de sus vidas”, sostuvieron los fiscales en su requerimiento de elevación a juicio, cuya fecha, se espera, sea fijada en la audiencia del viernes.
El día del horror
Lucio Dupuy fue asesinado el viernes 26 de noviembre de 2021. Esa noche, poco antes de las 21.30, Abigail Páez llegó cargando en sus hombros a Lucio hasta la posta sanitaria del barrio Río Atuel, a 150 metros de su casa. Ella había quedado sola con el chico porque la madre, a esa hora, había ido a trabajar a un restaurante.
Como la posta estaba cerrada, cruzó la calle hacia la comisaría del lugar, pero los policías, al ver el estado en el que estaba el chico no quisieron atender al niño, que estaba convulsionando. Los médicos le realizaron RCP y lo trasladaron de urgencia al Hospital Evita, pero no pudieron salvarle la vida.
Los fiscales Ferrero, Martos y Sacco afirmaron, en su acusación contra Magdalena Espósito Valenti y Abigail Páez señalaron que “el día 26 de noviembre de 2021 entre las 17.30 y las 19.40 agredieron físicamente en forma conjunta al niño Abel Lucio Dupuy mediante golpes propinados con sus extremidades”.
Esos golpes le provocaron “múltiples lesiones en abdomen; tórax; espalda; piernas; brazos, rostro y cráneo; hematomas en espalda con marca de impresión de calzado, edema cerebral con enclavamiento asociados a dichos golpes violentos y rotura hepática y hemoperitoneo, lesiones estas últimas que le ocasionaron la muerte, luego de un proceso de agonía”.
Según la autopsia, en el momento de su muerte, el niño presentaba politraumatismos en distintas partes del cuerpo, lesiones producto de quemaduras de cigarrillos, mordeduras y hemorragia interna en varios órganos, producto de los golpes y abusos que recibía. Tras concluir su trabajo, el médico a cargo del análisis forense, Juan Carlos Toulouse, reconoció que el caso lo conmovió: “En mis casi 30 años de profesión nunca vi algo así”, afirmó.
Según detalla el expediente, Lucio había recibido, previamente, atención médica en cinco oportunidades por distintas lesiones, indicio del maltrato que el niño vivía a diario. Por ejemplo, el 5 de diciembre de 2020 había sido atendido en el Hospital Molas, de Santa Rosa, donde se le detectó una fractura de muñeca y mano y de los huesos del carpo. Poco después, el 22 de enero de 2021, fue tratado en una salita del barrio Atuel por traumatismos, por los golpes que recibía. A las pocas semanas otra vez fue atendido por los médicos del hospital Evita, también por traumatismos y una herida.
Los peritajes psicológicos
Según los informes psicológicos, ambas mujeres asesinaron a Lucio por una cuestión de “odio de género” y porque veían en el niño una amenaza para la pareja. Para los investigadores, las asesinas presentan rasgos perversos en los que se destaca el rechazo a los hombres.
Un hecho que no deja de llamar la atención en este caso es que, la madre del chico dejó durante casi dos años a Lucio al cuidado de su familia paterna para irse de viaje con su novia. Pasado ese tiempo regresó a La Pampa y reclamó la tenencia. La jueza Ana Clara Pérez Ballester, del Juzgado de la Familia y del Menor N°1 de General Pico, le otorgó a Espósito Valenti la guarda del niño.
“La progenitora declaró que nunca quiso ser madre, lo cual es mentira porque porque en su momento se fue a vivir a Luján con Christian buscando quedar embarazada. Después se arrepintió”, dijo el abuelo del chico. Ninguna de las imputadas se refirió a cómo agredieron al chico. A fines del año pasado, en una audiencia judicial que se realizó a través de la aplicación Zoom, Espósito Valenti rompió el silencio. Pero en lugar de un descargo, realizó una diatriba contra el padre de Lucio: “Quiero aclarar que el término de víctima al progenitor no le queda nada bien”.
La Justicia también determinó que ambas asesinaron a Lucio porque “interfería en la convivencia de la pareja” y por el desprecio que estas tenían hacia el género opuesto. Si bien los 11 puntos periciales que presentó la familia paterna del niño fueron rechazados por las acusadas, los exámenes psicológicos y psiquiátricos obligatorios fueron suficientes para agravar la acusación.
También se analizaron los dibujos que el pequeño hacía en el jardín, confirmando el calvario que vivía. “Hacía sus dibujos sin ojos, por cosas que no quería ver o que le hicieron ver y no quería ver. También, dibujos sin piernas, por las violaciones que sufrió durante mucho tiempo”, detalló el abuelo del chico. Su abogado querellante precisó que ese peritaje dio cuenta de un niño “sufriendo y gritando gráficamente” y que “los tachones y borrones que hacía, más los colores que utilizaba, representaban aquello que no podía o no se animaba a verbalizar”.
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