La Matanza. Quisieron robarles sin saber que eran policías: huyeron al ser encañonados
Ocurrió en Isidro Casanova; los delincuentes abordaron a los agentes con una réplica de arma
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Dos motochorros creyeron que la tendrían “fácil”: habían puesto en su blanco a una pareja que iba en una moto; lo que no sabían es que sus “víctimas” eran policías, que se dieron cuenta de lo que estaba por ocurrir y se prepararon para actuar. Tras simular que se “resignaban” al robo, y correr algunos metros, uno de los oficiales se identificó, sacó su arma y puso a los delincuentes en fuga; se fueron a la carrera y dejaron su rodado tirado en la calle, en La Matanza.
El episodio fue registrado por al menos dos cámaras de videovigilancia apostadas en la calle Urdaneta, casi esquina Settino, de la localidad de Isidro Casanova, donde se observa cómo una moto de cilindrada media que venía circulando por Urdaneta, con una pareja a bordo, se detiene contra el cordón derecho.
Segundos después aparece en escena otra moto en la que iban dos hombres jóvenes que se pusieron a la par del otro rodado; el que estaba sentado atrás les apuntó con un arma.
Ante la amenaza, las víctimas descendieron rápidamente de la moto; el conductor levantó las manos en señal de que no opondría resistencia. Pero lo que sucedió a continuación cambió el orden de las cosas.
Tras soltar la moto, que cayó sobre la calzada, el conductor y su pareja retrocedieron varios metros hasta llegar casi a la esquina de Settino. Entonces, el joven, que todavía llevaba el casco colocado, y que evidentemente ya se había dado cuenta de que les habían apuntado con una réplica de un arma, sacó su pistola y, sin vacilar, les apuntó a los ladrones.
De lo que ocurrió, acto seguido, se deduce que los asaltantes no dudaron de que, a diferencia de la suya, esa arma era real. El ladrón que conducía la moto, que se había bajado y se disponía a montar el rodado que pensaban robar, levantó las manos al ver el arma del policía de civil y corrió para perderse en la equina de Settino.
El otro delincuente, el del arma de juguete, se dio vuelta y corrió todo lo rápido que pudo, con el policía pisándole los talones. Enseguida reapareció en Urdaneta la pareja del policía, que con su teléfono llamó al 911 para reportar el hecho. Mientras, los vecinos de la casa de enfrente salieron a la vereda para entender qué es lo que estaba ocurriendo.
Apenas un par de días antes, también en La Matanza, otra víctima de un motochorro se animó a enfrentarlo, aunque con resultado dispar. Fue en Ramos Mejía, donde un falso repartidor de una aplicación de comidas abordó a una joven cuando caminaba por Alvarado al 600.
La víctima, al ser amenazada por el motochorro, arrojó su teléfono celular de una vereda a la otra para intentar evitar que el delincuente se lo robara. Cuando el motochorro se agachaba para agarrar el teléfono del piso, la mujer comenzó a empujar la moto insistentemente, con el ladrón montado sobre ella, y logró voltearla. Finalmente, la chica retrocedió, y el asaltante logró levantarse y huir con el celular en su poder.
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