La protesta en Puente 12, por dentro. “La vida de mis papás no vale 50 pesos la hora”
Mientras, en Olivos, el presidente Alberto Fernández se aprestaba a anunciar la quita de un punto de coparticipación a la Ciudad para transferir a la Provincia fondos que sirvieran para financiar el aumento a la policía, y les advertía a los uniformados que rodeaban la Quinta Presidencial que esa no era la forma correcta de protestar, la tensión crecía al máximo en Puente 12, La Matanza, epicentro de la concentración de los efectivos bonaerenses. Ante el rumor de que una columna afín al Gobierno iría hasta allí a desalojarlos, la teniente Mara Guardo arengó a sus compañeros desde la caja trasera de un móvil policial: "¡Que vengan La Cámpora y D’Elía. Que venga quien quiera, nosotros de acá no nos movemos!".
Al reclamo por mejores condiciones salariales y laborales de la Policía Bonaerense, se habían sumado otras fuerzas como personal del Servicio Penitenciario y algunos efectivos de la Gendarmería. Atento, entre ellos, estaba Juan Carlos Blumberg. Así fueron, animándose unos a otros, convenciéndose entre sí de que solo si la tropa se mantenía firme en su posición, sin grietas, conseguirían que sus demandas sean atendidas como esperaban.
"Mi sueño era crear un área de asistencia psicológica para el personal policial. Tenemos muchos compañeros que se suicidan y no tenemos ayuda psicológica. Hay abusos de autoridad, enfermedades, malestar. Nos matan a un compañero y al otro día tenemos que presentarnos en servicio", cuenta a LA NACION esta teniente del Comando de Prevención Comunitaria (CPC) Sur de La Matanza. Agregó: "Tenemos muchos compañeros con ataques de ansiedad y pánico como consecuencia de la pandemia del Covid-19".
El salario es uno de los puntos que conforma el petitorio de la fuerza policial bonaerense, "Los que recién ingresan cobran 32.000 pesos. Nos están pagando 40 pesos las horas extras, lo que vale un alfajor. Hay muy poco personal. El sentimiento es que no aguantamos más. Estamos cansados. Yo voy a todos los velatorios de mi personal. Todos los días tengo llamados que informan tragedias e injusticias. Juré a la bandera defender a mi pueblo y no tengo los elementos, y encima tengo que soportar el desprecio de gran parte de la sociedad", explicó la capitana González. "Nadie nos viene a apoyar cuando las mujeres estamos peleando. No cobramos salario familiar desde hace más de 15 años, no cobramos escolaridad, nada. Nos descuentan un montón de dinero y lo que nos queda no nos alcanza", sostuvo.
Otro de los reclamos policiales escuchado por LA NACION en Puente 12 responde a la falta equipamiento para poder afrontar el día a día: "Nosotros tenemos que comprarnos nuestras balas. No tenemos cursos de entrenamiento. Muchas veces, cuando voy al almacén de mi barrio, discuto con gente que dice que no hacemos nada, y les respondo 'si somos tan inútiles, no nos llame'... Nos insultan y nos maltratan", explicó una oficial de policía que revista en Moreno.
"No basta con que baje Berni: ahora queremos que venga el gobernador Kicillof. Este es un problema que se produce en la calle y se resuelve en la calle", afirmó el oficial César Centurión, que se movía a lo largo y a lo ancho de la manifestación juntando firmas para presentar el petitorio al primer mandatario provincial.
A pasar la noche
Al caer la noche en Puente 12, los policías se turnan para descansar. "Pasamos la noche en los autos. Hoy conseguimos baños químicos, porque no teníamos. También nos donaron agua. Estamos acostumbrados, podemos estar así todo el tiempo porque dentro de la policía lo sufrimos siempre", explicó Centurión. Un comerciante vio la masividad de policías en el lugar y montó una parrilla; vende comidas y bebidas a los manifestantes.
En un momento sonaron las sirenas; primero una, luego dos más, finalmente, un concierto ensordecedor. Desde lo alto de la parte trasera de un móvil, la teniente Guardo anunció que había llegado un comunicado del jefe de la fuerza, comisario general Daniel Alberto García: decía que, tras haber estado reunido con Berni, habían llegado a un acuerdo para presentar una propuesta al día siguiente, es decir, hoy. Los cánticos y gritos se elevaban y crecía la tensión. "Somos ciudadanos. Tenemos familia, queremos salir a trabajar y tener la seguridad de que vamos a regresar a nuestras casas. Queremos también brindar seguridad a la gente. Todos tendrían que salir a apoyarnos. No solo la pandemia mata, la inseguridad también mata todos los días", dijo la teniente.
Las palabras de Alberto Fernández sobre la manifestación policial habían caído como nafta sobre el fuego. "El Presidente dijo 'no es la manera' y yo pregunto ¿cuál es la manera? ¿Cuándo nos iban a dar bola? ¿Cuando estemos todos muertos o suicidados? ¿O contagiados por el coronavirus? El gobernador ni aparece. Nos dijeron que estábamos cometiendo sedición y nos amenazaron con que íbamos a ser sumariados. Lo único que hacen es faltarnos el respeto", explicó un oficial de Almirante Brown, presente en la marcha.
Otro de los problemas planteados en la manifestación es por el daño psicológico que sufre el personal policial al trabajar en las condiciones por las cuales reclaman. Horas atrás, Oscar Pagano, oficial de la bonaerense, se subía a una torre amenazando con tirarse al vacío.
"Semanas atrás le presenté al ministro Berni el proyecto de asistencia psicológica para el personal, me dijo que sí, y después no me dio ninguna respuesta más. Las consecuencias de la ausencia de un plan son notorias, las pudieron ver en vivo con el oficial arriba de la antena. Hay suicidios, violencia, abuso de autoridad. El malestar va a salir de cualquier manera", explicó la teniente Guardo.
El frío y la helada comienzan a caer sobre los móviles policiales en Puente 12. Recorriendo el lugar se ven muchos móviles en situación crítica. Llevan pegados carteles. "Acá no hay lugar para los tibios", "Acá nos tenés más calientes que nunca", "La vida de mis papás vale mucho más que $50 la hora", se lee en la cartulinas adheridas a los patrulleros.
Totalmente quebrada en lágrimas, una oficial sobre un móvil comentó: "Nosotros no queremos confrontar con nadie. No representamos a ningún partido político. Somos policías. No queremos desestabilizar a ningún gobierno. Esto es un reclamo por los derechos del salario y un mejor servicio".
Un concejal de La Matanza se hizo presente en el lugar, y la protesta se volvió radicalizada hacia el mismo municipio; es que uno de los oficiales que presta servicio en el distrito reconoció al edil y le reclamó por el pago adeudado de las horas adicionales municipales, pendiente desde hace siete meses. "Trabajar en La Matanza es un mundo aparte. No es lo mismo ir con un móvil a Ramos Mejía que a Virrey del Pino. Hay mucha más violencia y más pobreza", dijo ese oficial. Agregó: "Uno va a cubrir una situación en el distrito y suceden casos de violencia como los que me tocó cubrir, en el cual un hombre esquizofrénico agarró una pala y nos rompió los tres móviles nuevos. Esto, sumado al desgaste y a la falta de mantenimiento, el móvil se rompe. Acá se inunda todo cada vez que llueve, eso hace que también sea muy difícil entrar", explicó.
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