La madre de Agustina Fernández apuntó contra el amigo de la joven asesinada en Cipolletti: “Hay cosas que no me cierran”
La mujer puso en duda varios puntos del relato de Pablo Parra, dueño de la casa en que la estudiante de Medicina fue asesinada
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La muerte de Agustina Fernández, la estudiante de Medicina de 19 años brutalmente golpeada en una supuesta entradera en Cipolletti, Río Negro, sigue dando que hablar y por el momento ninguna hipótesis se descarta. En ese marco, la madre de la joven oriunda de La Pampa se mostró conmovida por lo sucedido, y acerca de los dichos del amigo de su hija, Pablo Parra, afirmó: “Hay cosas que no me cierran”, aunque aclaró que su intención no es culpar a nadie.
En una entrevista con LN+, Silvana Cappello declaró que no concibe que, al encontrarse con su hija tirada en el piso, convulsionando, Parra se haya tomado el tiempo para ir a ver la habitación, luego la puerta, que estaba abierta, y la escalera que estaba apoyada en el patio, antes de auxiliar a la joven. “Vos y yo sabemos que lo primero que fue a ver fueron los dólares”, expresó con dolor.
“Uno cuando tiene un ser querido lo primero que hace es pedir ayuda y marcar un número de teléfono. Él en ese momento sube hasta arriba a pedir el celular a la vecina. Por lo menos ahí se fueron cinco minutos. No sé, no todos manejamos la misma lógica”, advirtió la mujer.
De acuerdo a la hipótesis del robo, una o más personas irrumpieron por el patio trasero del departamento ubicado en la planta baja del edificio situado en Confluencia al 1300. Habrían ingresado al percatarse de que la puerta del inmueble estaba abierta y dentro se encontraron con Agustina.
“Yo no me creo esta hipótesis. Ni se justifica que por dos celulares y mil dólares le hayan destrozado la cabeza como lo hicieron y que mi hija se lleve toda la parte. Yo estuve cinco horas sobre la ruta pensando sobre lo mismo. No sabés cómo tenía su cabeza, deformada”, expresó la madre de la joven.
El caso
El sábado pasado, minutos después de las 19, Parra salió del departamento en el que vive en la planta baja del edificio situado en Confluencia al 1300. Solo un vecino lo vio abandonar el inmueble. Las cámaras del complejo habitacional no funcionan, así que el momento de su salida no quedó registrado. Según relató a la Policía, en su departamento había quedado Agustina. Planeaban cenar juntos, cuando regresara de comprar bebidas y de llevar una churrasquera a la casa de su padre.
Una hora más tarde, al regresar a su departamento, Parra encontró a la joven estudiante en el piso de la cocina-comedor. Apenas respiraba. A las 20.20 en la central de emergencias del 911 se recibió un llamado en el que se solicitaba una ambulancia.
Parra no aparece como sospechoso, pero los investigadores policiales y judiciales se enfocaron en verificar qué hizo, dónde estuvo y con quién se encontró durante los sesenta minutos que transcurrieron desde que salió de su departamento hasta que regresó al edificio. No se llevó su celular.
Luego de agonizar durante casi cuatro días, la joven estudiante pampeana falleció a raíz de la golpiza que le propinó el asesino. El martes, después del mediodía, sus padres autorizaron la ablación y sus órganos fueron donados. Esa noche, una importante cantidad de vecinos de Cipolletti y estudiantes participaron de una marcha para reclamar por el esclarecimiento del asesinato. La manifestación partió desde la sede de la universidad y se dirigió hasta el centro de la ciudad.
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