La gala del Colón. Con “Balada para un loco” y fragmentos de óperas, el máximo coliseo argentino agasajó al presidente Milei
El Presidente llegó 40 minutos tarde, acompañado por su hermana; los recibieron el director del teatro y el jefe de gobierno de la Ciudad
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Quereme así, piantao, piantao, piantao... Trepate a esta ternura de locos que hay en mí... Ponete esta peluca de alondras... Y volá, volá conmigo ya... Vení, volá, vení. Así reza el tango con el que abrió la gala especial del Teatro Colón para cerrar una extensa jornada.
El día de la investidura presidencial de Javier Milei concluyó con un evento pensado a su medida en el emblemático coliseo en el que músicos y cantantes del cuerpo estable hicieron un recorrido por parte del repertorio clásico, aunque la nota especial fue la presentación de Raúl Lavié, que interpretó Balada para un loco, la icónica pieza de tango compuesta por el genial Astor Piazzolla, con letra del eterno Horacio Ferrer.
En total, fueron 41 minutos de música que comenzó la Balada para un loco interpretada por Lavié y un quinteto; luego, la Orquesta y Coro Estables del Teatro Colón interpretaron el Himno Nacional Argentino. Le siguieron Gli Arredi festivi y Va pensiero, de Nabucco, la célebre ópera de Giuseppe Verdi.
Uno de los momentos más emotivos fue cuando el Coro niños del Colón interpretó Les Voici!, el tercer acto de Carmen, de Bizet.
Las últimas piezas fueron Intermezzo de Cavalleria rusticana, Chi del gitano (de Il Trovatore) y la Marcha Triunfal, de Aida.
Entre los 2400 presentes en el Colón, los invitados más importantes de la gala, estuvieron las delegaciones de los diferentes países que participaron de la jura, que se trasladaron en ocho combis.
Aunque se creía que Milei llegaría junto a su pareja, la actriz Fátima Flores, ella llegó sola, 40 minutos antes que el Presidente, que arribó a las 21.47, más de una hora tarde de lo previsto en la agenda, acompañado de su hermana, Karina Milei.
En las escalinatas lo esperaban el titular del Teatro Colón, Jorge Telerman, y el flamante jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Jorge Macri, junto a su mujer, Belén Ludueña. En su ingreso al palco presidencial, se produjo un efusivo aplauso que duró más de un minuto y luego se vitoreó la palabra “libertad”.
Detrás del gran vallado de más de dos metros de altura, unas 200 personas se acercaron para tratar de ver a Javier Milei, pero les resultó imposible por el despliegue de seguridad montado sobre la calle Libertad entre Tucumán y Viamonte.
Uno de los que dijo presente es un niño de 9 años llamado Salvador, que estaba con su madre y su abuela. Llevaba una pequeña bolsa de papel roja que en su interior contenía un adorno redondo rojo que tenía, en el centro, un corazón blanco.
“Vine para tratar de darle a Milei este regalo y agradecerle. Gracias a él no me fui a vivir a España. Mi mamá nos había dicho que si perdía nos iríamos del país y yo y no quería dejar a mis amigos. Por eso, el día que ganó, lo grité como si hubiésemos ganado un mundial”, contó a LA NACION el niño, que llevaba puesta una camiseta de Inter Miami con el nombre de Messi.
Dentro del teatro, al que solo accedieron los invitados que esperaron más de 40 minutos la llegada de Milei, no hubo ningún tipo de catering o cóctel. Se trató de una velada austera, resumieron los testigos del evento. Tras el ingreso del primer mandatario al teatro, lentamente, se comenzaron a retirar del lugar quienes habían llegado para tratar de saludarlo o verlo, y la calma volvió la zona.
Fuerte operativo de seguridad
Más allá del gran vallado, un centenar de efectivos de la Policía Federal montaron desde el mediodía el operativo de seguridad junto con personal de otras fuerzas de seguridad federales y de la Policía de la Ciudad. Hubo estrictos controles a quienes ingresaron por tres accesos.
Desde las 17, personal de la Brigada de Explosivos recorrió con cinco perros el interior y el perímetro del Teatro Colón. Lo mismo ocurrió con efectivos de civil que estuvieron inspeccionando el recorrido por el que iba a llegar el mandatario hasta el teatro, fundado a principios del siglo XX.
En la previa a la llegada de Milei hubo estrictos controles de seguridad para todos los invitados, que ingresaron por tres accesos diferentes.
En tanto, Milei llegó en una caravana presidida por media docena de motos, que iban delante de su auto, un SUV Volkswagen blindado, y con cuatro camionetas de custodia.
Además, tres móviles del Servicio de Atención Médico de Emergencia (SAME) estuvieron desde las 18.30 apostados en la esquina de Viamonte y Libertad.
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