La Fiscalía de Rocha apeló la apelación del “Cachila” Moreira, el cuidacoches acusado de encubrir el asesinato de Lola Chomnalez
Insistirá con su pedido de condena a diez años por el homicidio de la adolescente argentina, ocurrido en el balneario uruguayo de Barra de Valizas a fines de diciembre de 2014
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La fiscal que investiga el crimen de Lola Chomnalez, la adolescente argentina asesinada en 2014 en la playa uruguaya de Barra de Valizas, apeló hoy la absolución de Ángel “Cachila” Moreira, el cuidacoches que estuvo detenido e imputado de encubrir el homicidio y que fue liberado la semana pasada por falta de pruebas.
Juan Williman, uno de los abogados de los padres de la víctima, informó a la agencia de noticias Télam que la fiscal de Rocha, Jéssica Pereira, anunció por escrito su apelación en el juzgado, en contra del fallo dictado por el juez letrado del 1er. Turno de ese distrito, Juan Giménez Vera, y que benefició al Cachila.
Williman señaló, además, que la fiscal Pereira presentará sus argumentos por la misma vía y que el Tribunal de Apelaciones resolverá, siempre por escrito, ya que el caso de Lola se juzga con el procedimiento uruguayo anterior, que no tenía oralidad.
De esta manera, al apelar la absolución, la Fiscalía reitera su pedido de condena a diez años de prisión por encubrimiento.
Moreira recuperó la libertad el lunes de la semana pasada y al hacerlo dijo en declaraciones a Subrayado: “La pasé mal, casi me mataron, pero bueno, la fui llevando. Pasé dos meses en el calabozo durmiendo en una bolsa de basura”.
Consultado sobre los motivos que lo llevaron a estar imputado y detenido por el crimen, “El Cachila” explicó que lo “llevaron drogado, hasta las manos” a declarar: “Dije cosas que no debí decir”.
”Nunca tuvieron pruebas contra mí”, indicó Moreira, quien recordó que hace “tres años y medio” no puede ver a sus hijos y que durante ese tiempo también sufrió distintos problemas de salud.
”El Cachila” recuperó la libertad luego de ser absuelto por el juez Giménez Vera, quien, en un fallo de 58 páginas, sostuvo que “no existe medio probatorio alguno” que posibilite responsabilizar a Moreira del delito de “encubrimiento, ni de cualquier otra conducta penalmente reprochable”.
También remarcó que el peritaje psiquiátrico a “Cachila” arrojó que “presenta una tendencia a la mitomanía”.
”La conducta de A. E. M. M. [iniciales de Moreira] no resulta atrapada en el tipo penal del delito de encubrimiento, dado que no conoció la existencia del delito anterior, ni ayudó, colaboró, contribuyó o facilitó a su autor, con la finalidad de sustraerlo de la acción de Justicia”, abundó.
Luego, el juez refirió que el acusado dio tres versiones distintas del hecho y que su descargo en determinados tramos y cuestiones puntuales “carece de espontaneidad y verosimilitud”.
”La sola voz de A. E. M. M., relatando hechos poco creíbles, por un lado, y contradictorios con respecto a las pruebas que se han acumulado, demuelen cualquier estructura seria que pretenda responsabilizar con certeza jurídica a una persona de la comisión de un delito”, afirmó.
Por último, el magistrado dispuso la “inmediata libertad en forma provisional y bajo caución juratoria” del acusado.
En tanto, por el crimen de la adolescente continúa detenido Leonardo David Sena, quien, según el juez Giménez Vera, “es quien depositó su material genético en la escena del hecho, es decir, en la toalla que estaba en el interior de la mochila que llevaba Lola el día que falleció y en su documento nacional de identificación argentino”.
Al respecto, el abogado Williman dijo que en los últimos días declararon en Fiscalía personas del entorno del detenido, pero aclaró que el contenido de esos dichos es reservado.
Lola tenía 14 años cuando viajó a Barra de Valizas, el sábado 27 de diciembre de 2014, y se alojó en la casa de su madrina, Claudia Fernández, que se encontraba en ese balneario del departamento de Rocha junto a su esposo, Hernán Tuzinkevich, y el hijo de este.
Al día siguiente, la adolescente desapareció cuando salió a caminar por la playa y dos días después fue encontrada asesinada a unos cuatro kilómetros de la casa, en una zona de médanos.
Mediante la autopsia se determinó que Lola murió por asfixia por sofocación y que presentaba varios cortes hechos con un arma blanca en distintas partes del cuerpo.
Para la Fiscalía, la adolescente trató de escapar corriendo de sus asesinos, fue alcanzada, herida con un arma blanca y golpeada en la cabeza para finalmente morir asfixiada cuando, ante sus probables pedidos de auxilio, le apretaron la cara contra la arena.
”El Cachila” fue detenido al comienzo de la investigación, pero quedó libre, ya que dio negativo el cotejo de su ADN con el material genético hallado en los objetos de la víctima, pero en 2019 la Justicia uruguaya lo volvió a imputar y lo apresó como encubridor al concluir que “estuvo presente antes, durante y después del homicidio” de la adolescente.
Desde entonces, los peritos de la Policía Científica continuaron con los cotejos de ADN con cada uno de los nuevos ingresados al sistema carcelario por otras causas y así llegaron al familiar del ahora acusado de ser el autor material del crimen.
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