El panadero que mató a un ladrón en La Matanza: "No soy un asesino, estoy arrepentido"
Temeroso y conmovido, Gerardo Caivano, el panadero que hace 48 horas mató a un ladrón que, junto a cuatro cómplices, intentó robarle la camioneta 4x4 de su padre, en Rafael Castillo, en La Matanza, sostuvo que tiene miedo y afirmó estar arrepentido. "No soy un asesino. Pido disculpas a la familia [del delincuente]", dijo el comerciante.
Caivano, de 36 años, sostuvo que no puede dormir y que pidió la ayuda de un psicólogo. "No sé de dónde saqué coraje. No tuve intención de matar. Salí [de la camioneta] con las manos en alto. Fue un segundo y tenía las armas [de los ladrones] en mi cabeza. Lo único que pedí fue que bajara mi hijo", afirmó el panadero.
El hecho ocurrió anteayer a la tarde en las calles Yanzi y Pita, Rafael Castillo, cuando Caivano se encontraba junto a su hijo a bordo de su camioneta Volkswagen Amarok gris estacionada y fue interceptado por cuatro delincuentes armados y que se movilizaban en un Chevrolet color bordó, vehículo conducido por un quinto ladrón.
"Tengo miedo, estoy laburando encerrado, anoche no pude dormir, tengo que estar sentado en una silla durmiendo en la panadería. Mi hijo está mal, mi hija mayor me ve y llora, lloramos todos, es una situación de mierda...", agregó el comerciante en diálogo con los medios de comunicación en la puerta de su negocio.
En el hecho, otro delincuente fue golpeado y reducido por los vecinos de Caivano. Los investigadores precisaron a LA NACION que los cinco integraban una banda de la villa San Petersburgo, en La Matanza.
Los detectives policiales y judiciales analizan diversas fuentes de información para intentar dar con los dos ladrones que lograron escapar de la acción de la ley. Entre esas usinas informativas están las redes sociales, en las que, según pudo saber LA NACION, algunos de los sospechosos postearon fotos juntos en diversas situaciones, entre ellas, como supuestos voluntarios del plan Detectar, con el que se realizan rastreos epidemiológicos relacionados con el Covid-19.
Bajar la persiana
Un rato antes de que hablara con los medios el panadero, lo hizo su mujer, Vanesa. "Tuvimos que salir corriendo de mi casa. Me gustaría bajar la persiana e irme pero estoy obligada a abrir el negocio para poder comer", afirmó.
Sobre el hecho, dijo que todo sucedió cuando su esposo había terminado de lavar camioneta e iba a salir a dar una vuelta con uno de sus hijos.
"Se le aparecieron los cuatro delincuentes armados y otro, un quinto, que los estaba esperando en la otra cuadra", sostuvo.
Vanesa dijo que su familia es amenazada con posteos en Facebook y afirmó que ella, su marido y sus hijos viven con miedo.
"Que van a venir a reventar la casa del panadero, que me van a prender fuego la casa, que vamos a linchar a tu marido, esas cosas salen por Facebook", aseguró de Caivano. Y también habló de la inseguridad que sufren a diario. "No hay horario, a toda hora te roban", afirmó
Vanesa pidió "protección" para su familia y para los empleados que trabajan en la panadería, quienes "por miedo" no fueron a abrir el local.
Por su parte, Vanesa dijo que este no fue el único hecho de inseguridad que vivieron, ya que el 6 de febrero último ladrones ingresaron al domicilio y mataron a sus dos perros: "Entraron al patio, me forzaron una rejas y no llegaron a entrar a la casa, si no nos mataban a todos."
Además, contó que el viernes pasado escucharon "cuatro disparos" en la zona y que los robos en el barrio suceden de manera continua: "No hay horario, a toda hora te roban."
Mientras tanto, el fiscal de la causa, Emilio Spatafora, del Fuero Penal de Responsabilidad Juvenil de La Matanza, indagó esta tarde al adolescente de 17 años detenido por el asalto a Caivano, y el acusado, asistido por un abogado particular, se negó a declarar.
El fiscal pidió que el detenido sea alojado en un instituto de menores, dijeron las fuentes judiciales. A su vez, Spatafora recibió un adelanto de la autopsia practicada al sospechoso muerto en el asalto, identificado por la Policía como Nahuel Leiva (17), y en la que los médicos forenses determinaron que presentaba una serie de impactos de proyectiles disparados por una pistola calibre 9 milímetros que no fue hallada en el lugar del hecho.
El sábado, en la escena del crimen, el médico policial que revisó el cuerpo observó nueve orificios de bala, aunque algunos de ellos son de entrada y salida y se corresponde al mismo balazo.
Según las fuentes, los pesquisas aguardan los resultados de los peritajes balísticos, ya que en la escena se secuestraron un arma de utilería y un revólver .38 largo.
Para determinar cómo Leiva recibió balazos de calibre 9 milímetros (distancia y trayectoria) y otras circunstancias del hecho, los investigadores analizaban las imágenes de una cámara de seguridad que captó toda la secuencia del asalto.
El hecho ocurrió el sábado a la tarde en las calles Ventura Yanzi y María Pita, de Rafael Castillo, en La Matanza, cuando el panadero se encontraba junto a su hijo en una camioneta Volkswagen Amarok gris estacionada y fue interceptado por cuatro delincuentes armados con fines de robo.
De acuerdo con los testigos, el panadero se trenzó en lucha con uno de ellos y, en medio del forcejeo, le arrebató el arma, con la cual baleó y mató a otro de los delincuentes.
Los otros dos asaltantes escaparon a los tiros, mientras que el ladrón que se había trenzado en lucha con el panadero, tras quedar desarmado, fue reducido a golpes por vecinos del lugar y luego detenido, tal como quedó registrado en un video difundido en redes sociales.
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