La desaparición de Facundo Astudillo Castro: separan de la investigación a la policía bonaerense
MAR DEL PLATA. La policía de la provincia de Buenos Aires ya no investigará la desaparición de Facundo Astudillo Castro, al que se le perdió el rastro el 30 de abril, cuando viajaba desde la localidad bonaerense de Parque Luro con destino a Bahía Blanca. Su madre y los abogados que la asisten señalaron sospechas sobre la fuerza policial, por lo que la Justicia resolvió que en los próximos pasos de esta causa prescindirá de esa institución y apelará al apoyo de la Gendarmería Nacional, la Policía Federal, la Prefectura Naval Argentina o la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA).
La medida la dispuso el fiscal Rodolfo De Lucía, a cargo del caso, a partir de una presentación que hizo la Subsecretaría de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires. Casi al mismo tiempo la Justicia Federal, que a la par abordó el caso ante un posible delito de desaparición forzada de persona, ordenó el allanamiento de sedes policiales de la zona en busca de evidencias que permita vincular a alguno de sus uniformados con la desaparición de este joven de 22 años.
El otro foco de desconfianza está en el círculo de la joven a la que Astudillo Castro pretendía visitar hace 70 días, con intenciones de recomponer, con el viaje a Bahía Blanca, un noviazgo interrumpido en pleno desarrollo de la actual cuarentena. Ya ordenó el secuestro de sus teléfonos celulares en busca de supuestas comunicaciones con el joven buscado.
Desde entonces transcurrieron 70 días sin que se sepa dónde está. La última referencia que existe de él con vida, plasmada en la causa que a esta altura acumula casi cuatro cuerpos, es la versión que en dos oportunidades dio una testigo que lo conocía y que afirma haberlo visto caminando en Bahía Blanca, cerca de donde vivía su novia.
Pero Cristina Castro, madre de Facundo, está convencida de que personal de la fuerza policial tuvo algo que ver con la desaparición de su hijo en pleno viaje.
"Me dijo por teléfono 'no tenés idea de donde estoy, no me van a volver a ver más', y la llamada se cortó con un golpe", contó, para relatar aquel último llamado que le hizo el pasado 30 de abril, a primera hora de la tarde. Desde entonces nunca más se volvió a comunicar ni a atender su celular.
La mujer da nombre y apellido de los dos oficiales –un hombre y una mujer– que tuvieron contacto directo con su hijo. También el de un superior, sobre el cual tiene sospechas, ya que le insinuó que no insistiera con un pedido de rastrillaje en la zona, operativo que se hizo el pasado 19 de junio, con resultado negativo. Habló, en particular, del primero. "Se acordaba de todo: que le sacó una foto a su registro, a un auto al que se subió y hasta la dirección a la que mi hijo dijo que iba a ir en Bahía", destacó.
Apartan a policía provincial
Con la policía provincial apuntada y un caso que empieza a quemar luego de 70 días sin novedades, el gobierno bonaerense intervino con más decisión en el tema. El propio ministro de Seguridad, Sergio Berni, destacó que no hay indicios de delito por parte de uniformados, pero anticipó que no tendría problemas en apartar de la investigación a la fuerza de seguridad a su cargo "si eso le lleva tranquilidad a una madre que está buscando a su hijo". Horas después De Lucía los separó del caso.
A la par de la incertidumbre sobre el destino de Astudillo Castro asoma una cuestión de competencia judicial. Por ahora hay dos causas abiertas y habrá que ver en qué fuero se resuelve el caso. El fiscal provincial insistió ayer que no tiene elementos para precisar la existencia de un delito y por ahora continúa con una averiguación de paradero. "La familia es la que tiene una hipótesis fuerte", dijo sobre las sospechas que llevaron la causa hasta un tribunal federal.
Castro reconoce que el viaje que inició su hijo fue en un contexto de discusión con ella, que no aceptaba su idea de que viajara a Bahía Blanca para ver a su exnovia. "Era una relación tóxica con esa chica", dijo por la mañana, en declaraciones a Radio con Vos. "Yo estaba muy enojada con él", admitió.
La reconstrucción del recorrido que hizo el 30 de abril lo ubica por la mañana en camino a la ruta 3, donde lo interceptó una comisión policial y le labró una infracción por violar el aislamiento social preventivo y obligatorio. Facundo se identificó con su registro de conductor porque no tenía el DNI. Desde allí siguió viaje hasta el paraje Mayor Buratovich. Y la siguiente escala fue en Teniente Origoni, donde fue trasladado por una policía su auto particular.
De Lucía confirmó, en una nota con La Brújula 24, que la última pista es una testigo que lo conocía y dijo haberlo visto en Bahía Blanca, en cercanías de la casa donde vive la exnovia y parte de la familia de ella. Con dudas sobre testimonios de estos últimos, el fiscal ordenó que se les secuestren los teléfonos a todos para someterlos a peritajes. Ya se extrajo información y está en proceso de análisis.
De la línea que utilizaba Astudillo Castro también se pidió información a la empresa telefónica en la que tenía contratado el servicio. Desde su número se enviaron mensajes de texto la noche del 30 de abril –día de su último contacto– y seguía recibiendo llamados. Ahora la Justicia reclamó algún detalle más sobre contenidos, origen, destino y antena desde la que se realizaron esas comunicaciones.
Como último paso de la batería de medidas judiciales, se conoció esta tarde la orden de allanamiento que, a pedido del fiscal federal Santiago Ulpiano Martínez, dispuso la jueza federal María Gabriela Marrón en la Subcomisaría de Mayor Buratovich, un pequeño pueblo situado 90 kilómetros al sur de Bahía Blanca. Incluía el pedido de libro de guardia, registros de comunicaciones y otras evidencias que pudieran ser de interés para la causa.
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