La desaparición de Loan: la madre del niño pidió que lo busquen “casa por casa” tras seis días sin novedades

NUEVE DE JULIO, Corrientes.– Tras el sexto día de rastrillajes, con unos 1000 efectivos de distintas fuerzas de seguridad, el paradero Loan Peña, el niño de cinco años que desapareció el jueves de la semana pasada en el paraje correntino llamado El Algarrobal, sigue siendo un misterio. Fuentes de la causa consideran que tras los trabajos de los rescatistas es casi imposible que se encuentre en la zona cercana a la casa de su abuela.

Por su parte, Roberto Méndez, el abogado de María Noguera, madre de Loan, admitió que el caso “es muy raro” y confirmó que su representada “sostiene que Loan fue llevado a 9 de Julio”, el pueblo donde vive la familia. “La madre de Loan pidió que vayan casa por casa y que así va a aparecer”, afirmó el letrado en diálogo con LA NACION.

Anoche los habitantes de 9 de Julio se concentraron en la plaza del pueblo para exigir la aparición del chico. Viviana Robledo, de 39 años, sostuvo que “todos están tristes por la desaparición de Loan, que debe aparecer con vida. Es un niñito de apenas cinco años que no merece vivir esto”. Roberto González, que conoce a la familia del chico, agregó que “no se merecen vivir esta tragedia”. Los vecinos se concentraron frente a la iglesia, donde muchos van a rezar por el pequeño.

Laudelina, una de las hermanas de la madre de Loan, durante la marcha dialogó con LN+ y aseguró: “Mi hermana dice que se lo llevaron a mi sobrino. Acá en el pueblo están ocultando algo. El comisario conoce a los que estaban allá. Tienen que venir fuerzas federales”.

Ayer ocurrieron momentos extraños en el marco de la causa. Los tres detenidos con prisión preventiva fueron llevados al lugar donde Loan desapareció para que hicieran un reconocimiento del lugar. Pero el tío del niño, Bernardino Benítez, y la pareja que fue a comer ese día, Daniel Ramírez y Mónica del Carmen Millapi, se negaron a participar de la reconstrucción del hecho. Ya habían rechazado declarar ante el fiscal Juan Carlos Castillo.

Lo que sí se logró realizar fue la reconstrucción con los cinco niños que habían ido con Loan al monte a buscar naranjas, acompañados de Benítez y el matrimonio. “La reconstrucción fue muy buena y se logró corroborar lo que los niños ya habían aportado en la cámara Gesell”, apuntó el abogado Méndez. Agregó que Loan recorrió 573 metros desde la casa de su abuela hasta ese lugar del monte donde hay una planta de naranjas, ahora sin frutas. El lugar es oscuro por la cantidad de vegetación y para llegar hasta allí hicieron falta 7′36′'. Loan desapareció cuando volvía. Es muy poco tiempo para que el niño desaparezca por sus propios medios, apuntó, en tanto, el abogado de Benítez.

Las conjeturas y las versiones se multiplican, pero lo único claro es que el niño desapareció el pasado jueves y que los rastros encontrados encienden dudas, como el botín que apareció a más de un kilómetro del monte.

Otro pasaje misterioso es la presencia de la pareja que está detenida, que no conocía a nadie del lugar, excepto a Benítez. Llegaron en un auto gris, que se pidió que sea peritado. Según el abogado de la madre de Loan, es un matrimonio oriundo de Buenos Aires que llegó hace poco tiempo a vivir a la zona.

Ante ese escenario, el abogado Jorge Monti anticipó que analiza que la causa pase al fuero federal de Goya para que se investigue un posible delito de trata de personas. “Loan no está en este lugar”, aseguró el representante legal de los detenidos. Es lo que afirma la madre de Loan, quien en el momento de la desaparición del niño estaba en el pueblo de 9 de Julio. “Alguien se lo llevó”, insiste.

Mientras la causa judicial avanza con lentitud, los rastrillajes para encontrar a Loan se incrementaron.

Chiara, una perra rastreadora de la Policía de Corrientes, fue una de las protagonistas. Durante la mañana la perra tomó por un camino angosto que se mete en un bosque de algarrobos. La vegetación es frondosa y a los tres policías que acompañaron al animal se les complicó pasar por los estrechos senderos, donde los espinillos han avanzado. Ese lugar está ubicado a unos 200 metros de la casa de la abuela de Loan, y a unos 100 del naranjal donde el niño fue visto por última vez el jueves de la semana pasada.

Es extraño que el árbol de naranja no tiene una sola fruta. En el piso persisten restos de cáscaras. Una de las tantas dudas sobre este caso es por qué el tío fue con esa pareja y los otros chicos hasta ese lugar cuando en la casa había naranjas y mandarinas.

Unos 200 rescatistas volvieron a centrar la búsqueda alrededor de los lugares más cercanos a la casa de la abuela, que se transformó en un centro operativo, que funciona en paralelo al que está ubicado sobre la ruta 123. Otro grupo de efectivos de varias provincias realizan tareas en los bañados que están más lejos, a unos cinco kilómetros. Nada se descarta por estas horas, pero parece poco probable que un niño de cinco años haya podido caminar tanto, en medio de un lugar con una vegetación tan cerrada, con lagunas repletas de lodo y pajonales de altos juncos, que cortan la piel.

En el monte que está cerca de la casa de la abuela, los rescatistas durante la mañana cortaron las ramas y los yuyos altos con machetes. Desde el martes se autorizó a usar este tipo de herramienta.

El silencio se corta con el filo de cada machetazo que los rescatistas azotan para poder penetrar el monte. Las espinas de los algarrobos y los cactus son el peor enemigo, porque son duras y filosas. Todos esperan un grito que dé una alerta que Loan fue encontrado. Pero las horas pasan y la esperanza de hallarlo con vida empieza a desvanecerse, pero nadie descarta un milagro, una excepción a la regla, porque es el principal aliciente que los mueve a seguir con los trabajos. Los rescatistas admiten que este tipo de casos son especiales, porque cuando la víctima es un niño todo es más cruel.

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