La desaparición de Loan. Con la causa en secreto de sumario, hay expectativa por posibles careos y nuevas detenciones
Entre hoy y mañana la jueza federal de Goya indagará al policía retirado Francisco Amado Méndez, el último de los detenidos por el caso; además, podría tener frente a frente, de manera virtual, a Laudelina Peña y a su pareja, Bernardino Benítez
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Nada se sabe de Loan Danilo Peña desde la primera tarde del jueves 13 de junio, cuando terminó el almuerzo en la casa de su abuela Catalina. En el arranque de la séptima semana sin noticias del menor, el secreto de sumario reinstaurado por la jueza federal de Goya, Cristina Pozzer Penzo, durante el fin de semana generará un nuevo cerco en torno a la causa. Eso no implica, necesariamente, que no se produzcan resoluciones de peso en la investigación.
Esta semana se esperan nuevas indagatorias, un posible careo entre una pareja de imputados detenidos y no se descarta que se sumen otras detenciones como consecuencia de la declaración de Walter Maciel, el comisario de Nueve de Julio que está preso como presunto encubridor de la desaparición de Loan y que ahora ofreció ser “imputado colaborador”.
Entre este lunes y el martes sería el turno del policía retirado Francisco Amado Méndez de estar frente a Pozzer Penzo, el fiscal federal de Goya, Mariano de Guzmán y los representantes de la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (Protex). Es el último de los ocho detenidos, arrestado el miércoles pasado, luego de que fuese nombrado en su declaración indagatoria por Laudelina Peña, la tía del niño desaparecido.
Méndez quedó implicado en la causa luego de haber estado en el lugar del hallazgo del botín derecho de Loan, que fue encontrado al día siguiente de la desaparición y que se sospecha que fue “plantado” para desviar la atención de los investigadores y cimentar la falsa pista de que el niño estaba perdido en el campo.
Méndez ya declaró como testigo y contó que había colaborado en la búsqueda de Loan desde el día siguiente a la desaparición. Esa vez relató: “Se me da por cruzar por el monte, y me encuentro con un barro. Y le digo ‘uh esta picada no sé si algo me tenga que decir’, y me encuentro con el rastro de la criatura. Seguí las huellas, hasta que en medio del barro se veían las dos patas sin zapatillas. Y entonces pensé: ‘la zapatilla habrá quedado en el barro’. No tenía el teléfono de nadie para llamar. Tenía un teléfono de la guardia de la comisaría. Encontré ese teléfono porque yo lo había agendado. El llamado fue a las dos de la tarde, aproximadamente. Me atienden y yo digo ‘dame con tu jefe’, y me dice ‘yo soy el jefe, soy el comisario Maciel’. Me pregunta qué había pasado. Le dije que había encontrado algo que podía ser interesante, le digo que encontré huellas y que ya preservé el lugar. Yo trabajé años en la policía, sabía lo que tenía que hacer. Me preguntó si estaba seguro y me dijo que no llamara a nadie, que él iba a venir”.
Agregó: “Corté y en dos minutos, tres, exagerando, salen cuatro mujeres del monte. Eran Laudelina, su hija Macarena, otra señora de apellido Duarte y una señora más, pero no le puse atención. Salen del monte gritando y me dicen ‘dónde está la zapatilla de Loan’. Me dice [Laudelina] ‘me llamaron y me dijeron que vos encontraste la zapatilla’. A los 15 minutos, más o menos, me aparece de otro lado, de otro monte, el abuelo, el suegro de Laudelina, le dicen Capi Benítez [Adolfo]. ´En el barro entró la patita izquierda descalza y la patita derecha con zapatilla, bien marcada. Y después las dos sin zapatilla. Yo encontré el rastro, no toqué nada, llamé al comisario y me dijo ‘ya me voy, ya me voy’. Yo la zapatilla ni enterado que estaba ahí”, había dicho Méndez que ahora deberá responder las preguntas, pero como imputado.
Frente a frente
Por otra parte, esta semana podría realizarse el primer careo en el expediente: quienes se verían las caras frente a frente –de manera virtual– serían Laudelina Peña y su pareja, Bernardino Antonio Benítez. Esta clase de medidas es solicitada para dejar en claro que una de las partes miente o, al menos, no puede sostener su versión de los hechos sobre algún o algunos puntos en particular.
La propuesta de careo fue realizada por la defensa de Benítez, que está detenido en el penal salteño de Güemes. Laudelina está alojada en el complejo penitenciario de Ezeiza. En la notificación del juzgado federal se aclara que no es obligatorio para los imputados presentarse a un careo, por lo que se espera la respuesta de la defensora de la mujer.
En esa documentación se hizo saber a la defensa de la tía de Loan que hay dos puntos que serán parte de esa medida, si se concreta. Por un lado, “con respecto a la desaparición de Loan, Benítez dijo que desapareció, lo mismo que dijo [Daniel “Fierrito”] Ramírez en su declaración, y Peña dijo que lo llevaron Benítez, Ramírez y/o [Mónica del Carmen] Millapi para entregarlo en la tapera de la escuela”. Por otro, “Benítez dijo que nunca trabajó para Carlos Pérez y María Victoria Caillava, mientras que Peña dijo lo contrario”.
La jueza encabezó un rastrillaje en Nueve de Julio
En tanto, el domingo a la tarde la jueza federal Pozzer Penzo encabezó un rastrillaje en una casa vecina a la de la abuela de Loan en el paraje Algarrobal, en la periferia de Nueve de Julio. El operativo fue realizado por fuerzas federales con un “testigo de circunstancias” que estaba en la zona la tarde en que desapareció el niño.
Según pudo saber LA NACION, se trata de Abundio Escobar, de 57 años, quien está construyendo una casa en el camino que desemboca en la propiedad de Catalina Peña, la “zona cero” de la desaparición de Loan.
Escobar había declarado ante la Justicia correntina que periódicamente lleva y trae albañiles a su casa del campo y que aún no vive en el lugar, pero lo transita. Explicó que el día de la desaparición salió con los albañiles hacia Nueve de Julio al mediodía, para ir a almorzar, y vio el ingreso de la camioneta Ford Ranger Blanca de Pérez y Caillava, sin llamarle la atención. Luego, cuando regresó, los vio salir cerca de las 14.40.
Según declaró, alrededor de las 17 –unas tres horas después de la desaparición de Loan– tomó contacto con su vecino, de apellido Chamorro, que vive entre la casa de Catalina Peña y la suya, y que le contó que el niño se había extraviado. Y aseguró que a las 18.20, mientras estaba en la casa trabajando solo, escuchó gritos de un menor que venían de la dirección de la casa de Catalina, por lo que salió hasta el camino vecinal por el cual se ingresa al paraje, sin escuchar más nada. Pero al ver ingresar a los bomberos voluntarios, les dijo que había escuchado esos gritos –no pudo definir si eran de ayuda o de un niño que jugaba– y que rastrillaran esa zona.
Este testimonio fue el que generó interés en la magistrada federal, que entonces decidió encabezar la reconstrucción y visitar a Escobar en la casa en construcción.
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