La Corte Suprema confirmó la sentencia a un asesino serial
Guillermo Antonio Álvarez, alias "Concheto", uno de los mayores asesinos seriales de la historia criminal argentina, deberá cumplir la misma condena que su admirado Carlos Eduardo Robledo Puch. En las últimas horas, la Corte Suprema de Justicia de la Nación ratificó la condena a reclusión perpetua más la accesoria por tiempo indeterminado contra Álvarez. Esto significa que no podrá salir en libertad en los próximos años, tal como era su intención.
"Yo robo porque me gusta, no por necesidad. Los robos me atraen, me seducen. Es como tener la novia más linda", le dijo Álvarez, alias "Concheto" o "Karateca," a uno de los remiseros que lo llevaban a buscar a sus cómplices a una villa de Beccar. Durante dos de esos robos, concretados en 1996, Álvarez y sus compañeros en la banda de Los Chicos Bien asesinaron al empresario Bernardo Loitegui (h.), al subinspector de la Policía Federal Fernando Aguirre y a María Andrea Carballido.
El policía y la estudiante murieron cuando la banda que comandaba irrumpió en el pub Company, de Migueletes al 1300, en Belgrano.
Un día antes, Álvarez y dos cómplices habían asesinado a Loitegui para robarle su Mercedes Benz en Martínez. El "Concheto" mató al empresario de dos balazos, delante de la hija de la víctima. En ese momento la investigación policial determinó que Álvarez y su banda robaban automóviles de alta gama para utilizarlos en los asaltos contra restaurantes de lujo.
La cuarta víctima del "Concheto" fue Elbio Aranda, un compañero de pabellón al que asesinó por venganza, en el viejo penal de Caseros.
La fascinación de Álvarez por Robledo Puch, condenado a la misma pena por once homicidios que cometió en la década del ‘70, quedó en evidencia cuando los efectivos de la comisaría Las Barrancas de San Isidro, allanaron el chalet donde el "Concheto" vivía con su familia. Allí, los detectives encontraron recortes de diarios y revistas sobre el "Ángel de la Muerte" y de los asaltos concretados por la banda de Los Chicos Bien.
Según se informó en el sitio web del Ministerio Público Fiscal, la Corte Suprema de Justicia declaró, por unanimidad, procedente el recurso extraordinario presentado por el procurador Eduardo Casal, y, revocó la resolución de la Sala II de la Cámara Federal de Casación Penal que había reducido la pena de Álvarez a 25 años de prisión.
En el fallo dictado por el máximo tribunal se indicó que "al haber transformado la pena de reclusión perpetua en una pena que inexorablemente habría de agotarse a los 25 años, los jueces concedieron al condenado el derecho a que transcurrido el tiempo indicado, se diera por extinguida la pena cualquiera sea el comportamiento intramuros o el pronóstico de reinserción social".
La resolución del máximo tribunal determinó que el fallo de la Cámara de Casación "cercenaba la facultad de los jueces de revocar cualquier beneficio en caso de la comisión de un nuevo delito durante el período de la condicionalidad". La resolución dictada hace tres años por la Cámara de Casación Penal permitió que, en 2016, uno de los asesinos más sanguinarios de la historia penal argentina saliera en libertad.
Tres meses después de dejar la cárcel, en medio del operativo de seguridad por la visita del presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, Álvarez fue detenido por un grupo de efectivos de la Policía de la Ciudad después de asaltar a un ciudadano que salía de una financiera, en la esquina de Belgrano y Chacabuco.
El Tribunal Oral N° 5 condenó a Álvarez por ese asalto, que está detenido en el penal de Villa Devoto, donde estudia e intenta sumar puntos para volver a pedir la libertad condicional. Pero, la resolución de la Corte Suprema de Justicia le impediría acceder a ese beneficio.
Al igual que Robledo Puch, Álvarez cometió tres de los asesinatos que le adjudicaron, durante robos. Ninguno de los dos tenía "necesidad" de salir a robar. "El Ángel de la Muerte" pertenecía a una familia de clase media acomodada de Villa Adelina y su padre era ingeniero.
"El Concheto" fue a los mejores colegios de San Isidro y su padre era dueño de dos cines y de una galería comercial.
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