La Corte bonaerense evitó el cierre de la investigación de la Masacre de Wilde
El tribunal rechazó la prescripción del caso, ocurrido en 1994, por la "grave vulneración de los derechos humanos"; denegó los sobreseimientos de dos policías
LA PLATA.- La Suprema Corte de Justicia bonaerense dejó ayer sin efecto los sobreseimientos que beneficiaban a los ex policías bonaerenses Julio César Gatto y Pablo Francisco Dudek, acusados de participar en la llamada "Masacre de Wilde", un cuádruple homicidio ocurrido el 10 de enero de 1994, y devolvió el expediente al tribunal de origen para que continúe y profundice la investigación.
La grave "vulneración de los derechos humanos" que significó ese crimen, aunada al riesgo de una sanción a la Argentina por la denegación de justicia a las víctimas, a la luz del antecedente de la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por el caso Bulacio -el joven que murió en una comisaría porteña luego de una razzia policial, en 1991-, fueron el fundamento de la resolución.
La Masacre de Wilde fue uno de los episodios paradigmáticos de la violencia uniformada que, en los años noventa, hicieron que la Bonaerense fuera definida como "la maldita policía".
En el fallo -con los votos de Héctor Negri, Daniel Soria, Juan Carlos Hitters e Hilda Kogan-, el máximo tribunal de la provincia entendió que aquel homicidio múltiple constituyó una "grave vulneración de derechos humanos", por lo que "se impone extremar la diligencia judicial en procura de la identificación y sanción de sus responsables", dice el comunicado oficial de la Corte.
En 2010, la Corte provincial ya había rechazado el sobreseimiento de los acusados, al considerar que el pedido no estaba debidamente fundado, y el expediente volvió al tribunal original. Este nuevo planteo está fundado en la eventual prescripción de la acción, planteada por la defensa de los acusados.
El juez de Lomas de Zamora Rafael Emilio Villamayor había convertido en definitivo el sobreseimiento provisorio que beneficiaba a Gatto y Dudek. Los particulares damnificados recurrieron a la Sala I de la Cámara de Apelación y Garantías de ese distrito judicial, que rechazó la apelación, y el caso llegó a la Suprema Corte bonaerense.
"Este fallo toma en cuenta los parámetros fijados por la CIDH en la caso Walter Bulacio, que fueron aceptados por la justicia argentina. Si bien no es un hecho de lesa humanidad, la masacre sí puede considerarse una grave vulneración de los derechos humanos, ejecutada por funcionarios estatales. Por eso es desestimada la prescripción de la causa y, luego, los sobreseimientos", explicó a LA NACION un funcionario de la Corte. Así, el máximo tribunal impidió el cierre de la investigación de uno de los más cruentos casos de "gatillo fácil".
239 disparos
El hecho ocurrió hace ya casi 20 años, en Wilde, partido de Avellaneda, cuando once policías de la ex Brigada de Investigaciones de Lanús dispararon, primero, contra los tres ocupantes de un Peugeot 505 y, después, contra los dos tripulantes de un Dodge 1500. Los uniformados los habían confundido con delincuentes y los acribillaron. Luego se supo que habían disparado 239 tiros.
En el Peugeot viajaban un remisero, Norberto Corbo, y dos pasajeros, Héctor Bielsa y Gustavo Mendoza, que tenían antecedentes penales y, se sospechaba, eran informantes de la policía. Los tres murieron. En el Dodge iban los vendedores de libros Edgardo Cicutín y Claudio Díaz. Cicutín recibió siete tiros y murió; Díaz sobrevivió.
La policía informó, tras la masacre, que había sido un enfrentamiento con delincuentes, amparándose en los antecedentes de dos de los muertos. Pero los peritajes balísticos que realizó la Gendarmería Nacional determinaron que las víctimas no llevaban pistolas y que dos de ellas habían sido rematadas fuera de los autos.
Desde la fuerza también se dijo que los hombres de la Brigada habían salido a hacer un operativo por supuestas salideras bancarias, pero se sospecha que, en verdad, los policías habrían querido ajustar cuentas con dos delincuentes del sur del Gran Buenos Aires.
La Brigada de Lanús era conducida por el comisario Juan José Ribelli, que ese 10 de enero no se encontraba en Buenos Aires, por lo que en ese momento el grupo estaba a cargo del subcomisario César Córdoba, uno de los once acusados. El resto fueron Gatto, Dudek, Carlos Saladino, Norberto Mantel, Osvaldo Lorenzón, Eduardo Gómez, Marciano González, Hugo Reyes y Marcos Hugo Rodríguez. Los once fueron procesados por la jueza de Lomas de Zamora Silvia González. Ribelli sería juzgado más tarde por el atentado contra la AMIA.
La Masacre de Wilde, casi 20 años después, continúa impune. El juez Villamayor había dado por cerrado el caso y sobreseyó a los dos sospechosos aún imputados. Sus pares de la Sala I de la Cámara acompañaron su decisión, pero dos mujeres, Raquel Gazzengo, viuda de Cicutín, y Patricia Liliana De Angelis, recurrieron a la Corte, que ayer evitó el cierre de la investigación.
Una trampa mortal
Norberto Corbo - Uno de los cuatro asesinados
- El remise Peugeot 505 que conducía, y en el que llevaba a dos pasajeros con antecedentes y vínculos con la Brigada de Lanús, fue baleado por policías, al igual que un auto en el que iban dos libreros
lanacionarDel editor: qué significa.
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