La confesión: “Era él o yo”, la revelación de uno de los acusados del doble homicidio del mago Alex y su novia
Rubén Grasso, uno de los sospechosos de los asesinatos de Leonardo Fernández y Jéssica Alberti Cigola, ocurridos en 2019, declaró ante el Tribunal Oral en lo Criminal N° 4 de San Isidro, a cargo del juicio
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“Era él o yo. Yo soy consciente de eso. El detonante de lo que pasó fue que El Mago Álex amenazó de muerte a mi familia. Le dije que eso no se lo iba a permitir y ahí lo empecé a agredir. La chica no tenía que estar ahí, fue una desgracia”, así Rubén Grasso, uno de los sospechosos de los asesinatos de Leonardo Fernández y Jéssica Alberti Cigola, ocurridos en octubre de 2019 en San Fernando, confesó su participación en el doble crimen.
Mientras Grasso, de 40 años, hablaba, lo escuchaban con atención los jueces Esteban Andrejin, Osvaldo Rossi y Federico Ecke, los mismos que juzgaron y absolvieron a Nicolás Pachelo por el asesinato de María Marta García Belsunce, según informó la agencia de noticias Télam.
La confesión de Grasso, alias Cashy, tuvo lugar durante la quinta audiencia del juicio, donde él, su hermano Roberto Juan Alegre, de 45 años, el remisero Alexis Miguel Bonnet, de 32, están acusados de los delitos de “doble homicidio doblemente calificado por el concurso premeditado de dos o más personas y por ser cometido criminis causae (matar para lograr la impunidad) en concurso material con robo agravado en poblado y en banda”, delitos que prevén prisión perpetua.
En el debate, el Ministerio Público Fiscal está representado por Alejandro Musso, funcionario que en el momento del doble crimen estaba a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) de San Fernando y ahora conduce la fiscalía de cibercrimen del departamento judicial San Isidro.
Cashy Grasso declaró casi cuatro horas. Estaba vestido con una campera del Futbol Club Barcelona que tenía una figura Lionel Messi estampada en su espalda. Aceptó responder preguntas de las partes y comenzó su testimonio disculpándose ante los familiares de las víctimas, presentes en la sala.
El imputado comenzó su relato con un pedido de disculpas dirigido a los familiares de las víctimas, presentes en la sala de audiencias del edificio situado en Ituzaingó 340.
Grasso recordó que conoció al Mago Alex durante una fiesta realizada en Nordelta, en Tigre, por medio de los narcotraficantes Germán y Cristian Heredia y que, luego de ello, comenzó a tener una “relación de negocios” con Fernández en la que falsificaban tarjetas de créditos, documentos, títulos universitarios y, principalmente, dólares estadounidenses, según Télam.
”El mago era el inversor de estas actividades, mientras que los Heredia eran intermediarios que tenían contactos. A mi se me daba dinero y droga a cambio de trabajo. Yo era el encargado de realizar los diseños de los dólares”, explicó pausadamente Grasso.
Sin embargo, el imputado afirmó tener un “arreglo” con los Heredia a espaldas de Fernández para que termine dicha labor, debido a una deuda que tenían los narcotraficantes con “El Mago”.
”Fernández se venía enojando porque lo estábamos cagando [sic]. Los últimos días me venía insistiendo para que nos veamos por este tema. Por eso, me amenazó con un sicario. Se notaba que tenía una gran expectativa por las ganancias del negocio, que superaban el millón de dólares”, afirmó el sospechoso.
Grasso recordó que la noche del 23 de octubre del 2019 Álex se presentó en su departamento, en San Fernando, con Cigola, donde discutieron a causa del trabajo que el acusado no había realizado.
”Llegó y me empezó a recriminar las cosas, empezó a subir el tono de la conversación. Alex sugería que yo lo trataba como un estúpido y que lo quería engañar. Le pedí por favor que continuemos la conversación en mi departamento”, indicó el hombre, que admitió que junto a su hermano estaban “muy drogados” y llevaban varios días sin dormir.
Grasso dijo que cuando estaban en el departamento, la conversación con Fernández “subió el tono” cuando amenazó de muerte a su familia y luego comenzaron a tener una pelea de golpes de puño.
”Le dije que eso no se lo iba a permitir y ahí lo empecé a agredir. Hubo una lucha que duró un instante, como un minuto. Todo se fue de las manos. Mi hermano me lo sacó de encima y le pegó con un cortafierro que tenía arriba de mi mesa que lo usaba para sacar la batería de mi moto”, afirmó Grasso.
Según el sospechoso, toda esa secuencia era observada por Cigola, quien comenzó a gritar desesperadamente por lo ocurrido y admitió haberla golpeado, aunque no recordaba haberla apuñalado, tal como lo surgió de la autopsia.
”Yo le di un golpe de puño en la cara a Jéssica, cuando me dijo que suelte a Alex. Ella nunca dejó de gritar. Asumo que yo sostenía una cuchilla en la mano, pero no me di cuenta de que apuñalé a Jéssica. Cigola no tenía que estar ahí. No fui a matarla a ella. Fue una pobre víctima que estuvo en el lugar y momento equivocado”, manifestó el imputado mientras reproducía la secuencia haciendo gestos con sus mano.
Además, justificó que los 22 golpes brutales que sufrió el cuerpo de Fernández con el cortafierro fueron porque, junto a Alegre, “no lo podían parar”.
Grasso contó que después del doble crimen se retiraron del departamento, para volver a la noche siguiente con el remisero Bonnet en el auto de Fernández.
Según afirmó Grasso, el remisero no tenía conocimiento de los asesinatos y que lo contrataron para “robar cocaína” que se encontraba guardada en la casa de Álex, situada en Parque Patricios
También dijo que él y los otros dos acusados se dirigieron a la casa de la víctima, de la cual negó haber sustraído dinero.
”No nos llevamos ni un centavo. La plata quedó en la casa del Mago. Menos sabiendo que los dólares del mago eran falsos. Yo no tenía necesidad de dinero. Nunca me faltó nada. Yo hacía muchísimas cosas ilícitas que me daban mucho dinero”, admitió con frialdad Grasso, según reprodujo Télam.
El imputado reveló que junto a sus cómplices se olvidaron el botín con la droga, por lo que tuvieron que regresar al inmueble de Fernández.
”Nos olvidamos toda la droga en la cochera. Llegando a Márquez y Panamericana nos dimos cuenta y volvimos. Estábamos tan drogados que nos olvidamos lo que fuimos a robar”, contó.
Finalmente, luego de que regresaron a Parque Patricios, un patrullero de la Policía de la Ciudad detectó una actividad sospechosa de Bonnet mientras esperaba a Alegre y Grasso arriba de la camioneta del Mago Álex y fue detenido, hecho que fue fundamental para el posterior esclarecimiento del crimen.
El juicio continuará mañana próximo a partir de las 10, con los alegatos del fiscal Musso, la letrada representante de la madre de Jéssica Cigola -constituida como particular damnificada-, Stella Ojeda, el abogado del remisero Bonnet, Gustavo de Simone, y la defensora oficial María Dolores Gómez.
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