La Casa de Papel 3: el falsificador de billetes de $1000, $500 y $200, a juicio
El operativo donde se los detuvo fue conocido como La Casa de Papel 3, en alusión a la exitosa serie de Netflix. A diferencia de lo que sucedía en la ficción española, la banda nacional no tomó rehenes en la Casa de la Moneda con la idea de fabricar dinero de curso legal, sino que había montado una imprenta en Pilar donde falsificaba billetes de 200, 500 y 1000 pesos. Tenían un especialista en la materia: Hugo Parralejo, con causas judiciales desde 2002 por este tipo de delito.
Parralejo y cuatro personas consideradas sus cómplices deberán enfrentar un juicio oral y público acusados de integrar una asociación ilícita en concurso real con el delito de falsificación de moneda de curso legal después de que el juez federal Sebastián Casanello decretara el cierre de la instrucción.
"En este caso, sin duda alguna, se advierte la conformación de una asociación que tenía como fin delictivo la falsificación de moneda nacional de curso legal y su posterior puesta en circulación, la cual esta conformada por cinco personas", sostuvo el fiscal federal Ramiro González en el requerimiento de elevación a juicio presentado ante Casanello.
El 17 de julio pasado, cuando detectives de la Policía Federal Argentina (PFA) allanaron el departamento de Pilar donde se había instalado la imprenta clandestina, Parralejo, de 46 años, estaba en pleno proceso de falsificación de billetes.
"Parralejo, en el momento de la irrupción policial, se encontraba en plena impresión de billetes. En una de las habitaciones había armado una imprenta clandestina de billetes de moneda nacional, donde se observaron diversos elementos e insumos utilizados para impresión", sostuvo Casanello en la resolución donde procesó con prisión preventiva al sindicado especialista en falsificación.
Según el fiscal González, la organización criminal tenía una "estructura jerarquizada, con división de tareas". En el requerimiento de elevación a juicio se explicó que Parralejo y César Foti Suárez [un ciudadano colombiano de 58 años] era los organizadores. El primero falsificaba los billetes en la imprenta clandestina de Pilar mientras que su cómplice era el financista de la actividad ilícita.
Los otros tres acusados, según el requerimiento de elevación a juicio, se encargaban de la distribución de los billetes.
Como se dijo, Parralejo, es reincidente del delito de falsificación de moneda. Fuentes de la investigación lo definieron como un especialista en la fabricación de billetes truchos.
En 2002, había sido sobreído por el exjuez de Morón, hoy integrante de un Tribunal Oral Federal (TOF) de San Martín, Germán Castelli, en una causa por falsificación de moneda.
En 2011 fue absuelto por un TOF de Mar del Plata en otra causa por el mismo delito. Además, había otro expediente más radicado en los tribunales de Comodoro Py, en Retiro donde, en 2012, firmó una probation y durante un año y medio se comprometió a hacer tareas comunitarias no remuneradas.
Las causas continuaron y en 2015 el TOF porteño N° 5 lo condendó a la pena de tres años de prisión en suspenso por el delito de falsificación de moneda.
En 2016 el juez federal Casanello lo declaró en rebeldía en una causa iniciada el 12 de septiembre de 2015. Ese día, según se desprende del expediente, Parralejo intentó cambiar un billete de 100 dólares trucho en dos locales comerciales de Paseo Alcorta. Por ese hecho, el magistrado lo procesó por poner en circulación moneda extranjera falsa en concurso con el delito de intento de estafa. El expediente fue elevado a juicio oral y público.
Solo comunicaciones vía Whatapps
Parralejo solo usaba su teléfono celular para comunicarse vía Whatapps con un familiar. Para comunicarse con sus supuestos "socios" de la empresa criminal utilizaba aparatos móviles de otras personas.
Cuando intervinieron las líneas telefónicas de los sospechosos, los investigadores advirtieron que Foti Suárez, de nacionalidad colombiana, se comunicaba varias veces con una mujer que le solicitaba a diario billetes. Poco después se determinó que la interlocutora del sospechoso era Vallejos.
"Se pudo establecer que, dentro de esta estructura delictiva, cada uno de sus miembros tenía un rol determinante. Foti Suárez era organizador y financista de la actividad delictiva, esto es, una persona de entera confianza del falsificador, quien no sólo subvencionaba económicamente el trabajo principal de aquel, sino que en muchas ocasiones se encargaba directamente de la distribución principal del material apócrifo", afirmó el juez Casanello.
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